“Pese a lo corrompida que es la política nacional, sigo creyendo que este país nuestro puede mejorar, en ellos veo la opción para construir una sociedad a la altura de nuestros sueños, como dice un gran amigo”.
Queremos seguir transformando la forma de hacer política en Colombia. Proponemos una política basada en la confianza entre las personas y en las instituciones, donde la transparencia, la participación, la inclusión, el intercambio de argumentos, el control social y la gestión pública admirable sean los pilares de una auténtica democracia. Impulsaremos un frente común contra la corrupción.
Este es un fragmento del programa de Gobierno de Mockus para las elecciones presidenciales del 2010. Sí, el de la famosa Ola Verde, que inundó las calles, universidades, redes sociales y la televisión, con una multitud de colombianos, mayoritariamente jóvenes, que creían en la figura del profesor como catalizador del cambio en el país. Bastante agua ha corrido por el molino, muchos de esos ciudadanos no volvieron a depositar su voto tan convencidos como lo hicieron aquella vez, otros, en cambio, convirtieron la política en su proyecto de vida.
No puede desconocerse que los políticos, lejos de lo que piensan muchos de ellos, son efímeros, tienen su cuarto de hora. Cada tantos años aparece un nuevo fenómeno que marca la agenda política durante un tiempo determinado. Al contrario, unos pocos son capaces de hacer algo más grande, tienen el poder de movilizar a varias generaciones sembrando la semilla de un cambio mucho más profundo: uno cultural.
Ese es el caso de Antanas Mockus quien, desde antes de que naciera, ya estaba inspirando a miles de colombianos agotados de la política tradicional y del pillaje que ejercen los partidos políticos a los deseos de cambio social.
Mientras escribo esta columna me invade el recuerdo de una lejana noche familiar frente al televisor, intento rememorar el spot del profe Mockus con ese característico ¡Vamos Colombia!, pero no soy capaz. Más bien me roba la atención la leve sonrisa que percibí en los labios de mis padres quienes, como buena parte de su generación, han votado siguiendo a los medios de comunicación y el comentario popular. Confieso que este onírico recuerdo me hace entender la importancia de Mockus, aún más al escuchar, años después, un “no esperaba menos del profesor” provocado por la renuncia de este al Partido Alianza Verde.
Me hubiera encantado hacer política en los tiempos de la Ola Verde, gritar a cielo abierto que “con educación todo se puede” y “los recursos públicos son sagrados” con el deseo de un país decente como bandera. Tengo la fortuna de compartir espacios con personas que hicieron parte de la Ola Verde y, siempre que los escucho, veo en ellos a una porción de Antanas. Pese a lo corrompida que es la política nacional, sigo creyendo que este país nuestro puede mejorar, en ellos veo la opción para construir una sociedad a la altura de nuestros sueños, como dice un gran amigo.
A quienes lean esto y todavía crean en que es posible hacer las cosas bien, les digo que el gobierno de Petro no nos puede quitar la esperanza de construir colectivamente un cambio sereno, democrático y basado en la inclusión, la paz, el medio ambiente, la lucha contra la corrupción y la defensa de la vida. Lo coherente es estar del lado de quienes luchan contra los flagelos que profundizan el dolor de nuestra Colombia. La vida solo cobra sentido si intentamos dejar una pequeña huella de nuestro paso por la tierra.
Que Gran información! Muchas gracias.
Considero que es información muy importante que todos tenemos que entender y este artículo lo hace bastante bien, me agradó mucho el hecho en cómo está explicado
Genial !!!
Considero que es información muy importante que todos tenemos que entender y este artículo lo hace bastante bien, me agradó mucho el hecho en cómo está explicado