América Latina y los golpes de Estado

En una columna previa publicada en Al Poniente, titulada ¿En qué se parecen Manuel Zelaya y Juan Orlando Hernández? recuperé la discusión acerca de cómo la última década en los países latinoamericanos da cuenta de que, aparentemente, los golpes de Estado en estricto sentido han entrado en un proceso de reconfiguración. El ejemplo más claro de ello son los casos de Dilma Rousseff en Brasil y Fernando Lugo en Paraguay. Con estos dos casos recientes, contrasta el caso de Manuel Zelaya, a quien los militares sacaron de su casa para obligarlo a exiliarse en Costa Rica, antes de que Roberto Micheletti asumiera sus funciones como presidente de facto. En los primeros dos casos se le llamó a lo ocurrido de distintas maneras: golpe institucional, golpe blando, golpe parlamentario, etcétera. No obstante, en el caso de Zelaya, difícilmente se puede hablar de un golpe de Estado ‘‘con adjetivos’’. A cuatro décadas de las transiciones a la democracia, iniciadas con las elecciones dominicanas y ecuatorianas a partir de 1978, no sin sobresaltos hoy la mayoría de los países latinoamericanos cuentan con democracias electorales. Así, se ha hecho recurrentemente referencia a acontecimientos en los cuales se remueve al presidente sin necesidad de convocar a las fuerzas armadas, como ‘‘golpes de Estado’’. Pero al margen de esta discusión, resulta sencillo hablar de golpe de Estado sin matices, ejemplificándolo con una gran cantidad de episodios que vivieron los países latinoamericanos, que marcaron un parteaguas en su historia. Por tanto, esta columna tiene como objetivo citar someramente cinco de ellos, más allá de los episodios de sobra conocidos –desde el caso de Chile con Pinochet, hasta Argentina con Videla o Paraguay con Stroessner–. Para ello me basaré en el libro de Marcos Roitman, Tiempos de oscuridad. Historia de los golpes de Estado en América Latina.

  1. En 1952, el en ese momento presidente de Guatemala, Jacobo Árbenz, promulgó la reforma agraria. Un decreto que permitió la expropiación de fincas no cultivadas, entregándolas a los campesinos para su cultivo, en un país donde el 40% de la tierra cultivable estaba en manos de 23 familias. No obstante, la poderosa compañía estadounidense, United Fruit Company, respaldada por dictadores anteriores –de ahí el apelativo ‘‘dictadura bananera’’– y de la cual el entonces secretario de Estado, John Foster, hermano del director de la CIA era accionista, provocaron el patrocinio por parte de la CIA para derrocar a Árbenz en 1954.
  2. En 1980, con el apoyo de la CIA y de la dictadura militar argentina, así como con financiamiento del narcotráfico, el coronel Luis García Meza derrocó al endeble gobierno de la presidenta boliviana Lidia Guelier, iniciando una etapa de persecuciones en la cual, incluso el recientemente candidato electo en las urnas, Hernán Siles Zuazo, quien había obtenido la mayoría relativa en el parlamento, tuvo que apartarse.
  3. En 1964, con el apoyo y financiamiento de Estados Unidos, el presidente brasileño Joao Goulart fue derrocado, iniciando una conocida dictadura que se extendería hasta 1985.
  4. En 1936, el general Anastasio Somoza derroca al presidente de Nicaragua Juan Bautista Sacasa, instaurando una dictadura encabezada por él hasta 1956, para ser sucedido por su hijo, Luis Somoza, primero, y por Anastasio Somoza Debayle, después, hasta el triunfo de la Revolución Sandinista, en 1979.
  5. En 1989, luego de la invasión de Panamá por parte de Estados Unidos, fuerzas militares despliegan la denominada operación ‘‘causa justa’’, derrocando al general Manuel Noriega para endosar a Guillermo Endara, quien prestaría juramento en una base militar estadounidense.

Referencias:

Roitman Rosenmann, Marcos. Tiempos de oscuridad. Historia de los golpes de Estado en América Latina. Madrid: Akal, 2013.

Cristian Márquez Romo

Politólogo. Estudiante del posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Salamanca, España. Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), México. Ha participado en proyectos de investigación en México y España, donde actualmente se desempeña como becario de la revista América Latina Hoy, del Instituto de Iberoamérica. Ha colaborado con publicaciones en Europa y América Latina, tales como Foro Internacional, Hipótesis Alternativa, Replicante, entre otras.