@NormanMesa2
«El reto queda planteado para quienes en adelante aspiren a ser alcalde de Medellín o gobernador de Antioquia: así no lo expresen públicamente, deben contemplar el ser Presidente de Colombia»
Desde 1988, año del despegue de alcaldes por voto popular, Medellín ha mostrado una gran empatía entre gobernantes y gobernados según las firmas encuestadoras que miden la percepción de la gente, no solo en la capital antioqueña, sino en las demás grandes ciudades.
Tan es así, que a Juan Gómez, a Luis Alfredo Ramos, a Aníbal Gaviria, a Sergio Fajardo, a Luis Pérez les alcanzó para ser Gobernadores de Antioquia, casí que con decir «presente, aquí estoy». Desluciéron en esa linea Sergio Naranjo Pérez, Alonso Salazar y Omar Florez. Este último si no avanzó, fue porque no quiso. Naranjo y Salazar sí la tenían más complicada.
Y si tocamos a la Casa de Nariño, hay que anotar que Gaviria fue fórmula vicepresidencial de Rafael Pardo, Luis Pérez se aventuró a una candidatura a la que declinó reciéntemente, y Luis Alfredo Ramos estuvo -a juicio de muchos- muy cerca de hacerse a ese premio mayor, y de paso, dañarle el caminado a la reelección de Juan Manuel Santos en 2014, de no ser por desiciones judiciales, las mismas que hoy lo tienen emproblemado. Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo hoy son candidatos presidenciales, y ambos regentaron los destinos de la ciudad de Medellín.
No ya desde la alcaldía, y sí desde la Gobernación, Álvaro Uribe también escribió una historia en la Presidencia 2002 – 2010 que cada cual, desde el odio o el amor que le despierte el lider del Centro Democrático, podrá relatar.
En fín, el cuento es que ha habido una relativa buena favorabilidad de los medellinenses con sus alcaldes y dados los hechos de Bogotá que tuvo tras las rejas a Juan Martín Caicedo Ferrer, a Samuel Moreno (y aun lo está) y suspendido a Gustavo Petro, desde este balcón antioqueño había cierta mofa por la situación de los bogotanos que no aprobaban mayoritariamente la gestión de sus alcaldes o los veían caer en desgracia para enseguida sufrir los embates de gobernanzas atípicas. A esa innegable rivalidad de regiones, no escapaba la política.
De la poca o mucha aprobación de Daniel Quintero, de lo que pueda o no servirle la actual suspensión del cargo para una eventual candidatura presidencial, es preferible no pontificar y esperar, pues relatar sin pasión es chévere. Eso es lo bueno de la historia, que como ya está escrita, no hay nada que cambiarle.
El reto queda planteado para quienes en adelante aspiren a ser alcalde de Medellín o gobernador de Antioquia: así no lo expresen públicamente, deben contemplar el ser Presidente de Colombia. A propósito de esto último, desde 1988 solo Andrés Pastrana fue Alcalde de Bogotá y Presidente, y solo Álvaro Uribe fue Gobernador de Antioquia y Presidente. Vamos empatados paisas y rolos, y el 12 de junio podrá presentarse desempate.
De remate: duro lo vivido por los entrerrieños durante el paro promovido por el Clan del Golfo. Somos un pueblo pacífico en una zona muy próspera, así que nos dieron una probadita de guerra y ya muchos estamos valorando más el territorio, su cultura, economía y por supuesto, la gente de «la suiza colombiana»
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