Me senté a escribir esta mi columna semanal para el periódico Al Poniente en las instalaciones del nuevo Hospital Universitario de la Universidad Nacional, llamado a ser el referente de medicina colombiana para las próximas generaciones
La Universidad Nacional es una de las corporaciones más complejas e importantes de la Nación y su rector es un líder corporativo que tiene que pensar y actuar tanto en el “hoy” como en el “mañana”.
Un líder corporativo debe tener la capacidad de atender el día a día y así mismo programar el largo plazo en forma simultánea. El líder debe poseer la inteligencia de entender que en muchos de sus proyectos de largo plazo “no saldrá en la foto”, porque en el momento de su consolidación probablemente ya no estará a la cabeza de su organización.
El día a día de una corporación de alta complejidad como la Universidad Nacional de Colombia está lleno de filigranas y peculiaridades, lo cual, parafraseando al profesor Henry Mintzberg, implica una gestión llena de “estrategias emergentes” en reemplazo de las “estrategias pensadas” que fueron definidas juiciosamente en un plan de trabajo establecido de antemano. Una acción emergente es entendida por Mintzberg como una “estrategia espontánea” o sea aquella que no responde a un plan y se define sobre la marcha a partir de situaciones imprevistas.
La labor cotidiana procura que la universidad opere con eficiencia y eficacia con el menor número posible de eventos traumáticos. Cada momento y cada detalle, por triviales que parezcan, son importantes para la marcha de una sede, una facultad, un instituto, un departamento, o una cátedra. Si las cosas funcionan, la comunidad dirá que es claro que tienen que funcionar, pero si fallan, todas las miradas se dirigen hacia el rector. Por ejemplo, un aula de clase en una sede de presencia nacional o de frontera a la que se le caiga por un día la conexión de internet generará un gran ruido para la administración.
Por otra parte el trabajo de largo plazo en una corporación como la Universidad Nacional de Colombia se alimenta de una “visión prospectiva” que tiene la gran misión de transformar la organización, reinventándola y proyectándola para nuevos escenarios y nuevas realidades.
Con el trabajo de largo plazo la administración procura mantener e incrementar la competitividad y busca la supervivencia en un mundo cambiante. En este escenario el líder corporativo debe tener un carácter sólido, una mirada panorámica, y un toque de atrevimiento para pensar su institución a cinco, diez y veinte años. Por ejemplo, jugársela con un macro proyecto como el del Hospital Universitario implicó para el rector Ignacio Mantilla Prada apostarle a un asunto estratégico priorizándolo frente a otras necesidades también importantes para la comunidad universitaria de la Universidad Nacional.
Con el cierre del Hospital San Juan de Dios la UN había perdido un espacio vital para sus estudiantes de las áreas de la salud y afines, que están diseminados en diversos centros hospitalarios de la ciudad de Bogotá.
El Hospital de la Universidad Nacional se asentó en las antiguas instalaciones del hospital de Cajanal y fue reconstruido por la administración del rector Mantilla, dotándolo con equipos de última generación, para convertirlo en uno de los referentes de la salud en la república de Colombia. El gran hospital de la Universidad Nacional ofrecerá servicios de alta complejidad en la mayoría de las áreas clínicas y quirúrgicas.
Al finalizar el primer trienio de su gestión (2013 – 2015) el rector Ignacio Mantilla Prada puede presentar varios proyectos de largo plazo que le permitirán “salir en la foto”. Uno de ellos es el Hospital Universitario Santa Rosa, que le posibilitará al área de la salud de la Universidad Nacional consolidar una escuela académica con una personalidad propia.
En este trienio la rectoría de la Universidad Nacional invirtió sesenta y cuatro mil millones de pesos y ya tiene sus primeros servicios en psiquiatría, nefrología, gastroenterología y cardiología. El Hospital Universitario beneficiará a 1.5 millones de personas y constará en su primera etapa de 230 camas de las cuales treinta serán para la unidad de cuidados intensivos.
Se espera que cada año el hospital acoja tres mil practicantes de las carreras medicina, odontología, enfermería, farmacia, psicología, y química.
La historia reconocerá al rector Ignacio Mantilla Prada como el gran promotor del nuevo Hospital Universitario de la Universidad Nacional de Colombia, emulando la famosa frase bíblica, “al César lo que es del César”, y transformándola en “a Mantilla lo que es de Mantilla”.
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