Aire de «Medallo»

Medellín, capital de la eterna primavera, de la gente más amable de Colombia (así se les vaya la mano un poco en el regionalismo), de las flores, de un clima agradable (promedio de 20 grados centígrados al año), con administraciones coordinadas, donde priman los intereses comunitarios sobre los intereses politiqueros (muy diferente a Bogotá), uno va por sus calles y siempre encuentra una sonrisa y un saludo amable (¿entonces qué, «parcero»?, ¿bien o no?), la cultura emana por todas partes con agradables tertulias donde la voz del más poderoso como del más humilde se respetan por igual, al calor de un tinto o una copa de aguardiente; la única ciudad colombiana con metro y con dos aeropuertos que sirven con todas las de la ley (el viejo Olaya Herrera en el corazón de la ciudad, y el José María Córdoba, en inmediaciones del municipio de Rionegro). En su corazón confluyen habitantes de la Costa Atlántica y la Costa Pacífica, dada las oportunidades laborales y económicas que ofrece (por algo, es de las ciudades con los índices de desempleo más bajos en Macondo), incluso, con espacio para los más bellos tangos entonados por Gardel y Piazzola; por todo esto y para el autor de la presente columna, es una ciudad con maravillosos recuerdos en su infancia, no porque haya vivido allá, sino por una mano amable que encontré allá en tema de salud, por todo esto, es que la situación de la Tacita de Plata preocupa a todos.

A «Medallo», como las grandes urbes, no sólo de Colombia, sino del mundo; han llegado un sinnúmero de industrias, empresas, así como medios de comunicación y transporte, conllevando efectos positivos como la generación de más fuentes de trabajo y la llegada de mayores dividendos por inversión; pero también los problemas de contaminación, claro que sumando la falta de conciencia ambiental del «estrato 1000» medellinense (encabezado por los uribistas Fabio Echeverry Correa y Álvaro Villegas Moreno); los altos niveles de contaminación del aire y de ruido, que han hecho la vida imposible en el perímetro urbano, donde ya no es agradable respirar, las alergias y enfermedades se han multiplicado por doquier, han entristecido su panorama. Por lo anterior es que la actual administración municipal de Federico Gutiérrez (quien de paso, se ha convertido entre los alcaldes del país en un líder ambientalista), ha emprendido unas tareas para mitigar por lo menos esta sombra nefasta de humo y polvillo.

El pasado 31 de marzo del presente año, la alcaldía, bajo su lema de “Cuenta con Vos”, implementó una serie de medidas en el fin de semana consiguiente, como las siguientes: “Aplicar la medida del día sin carro y sin moto, desde las 3:00 de la tarde del sábado 2 de abril hasta las 6:00 de la tarde del domingo 3 de abril de 2016. Esta medida será extensiva a motos de 2 y 4 tiempos. Pueden circular carros con tres o más pasajeros… Ordenar a los establecimientos de educación básica primaria y secundaria pública suspender las actividades físicas y recreativas al aire libre y recomendar a las instituciones educativas privadas a que se sumen a esta medida, hasta tanto las condiciones atmosféricas cambien… Recomendar a las empresas: promover acciones como el teletrabajo, cambio de horarios de ingreso y salida de sus empleados e iniciativas como la de compartir el vehículo”. Los resultados obtenidos de forma inmediata fueron satisfactorios, y si ha habido quejas de que los problemas siguen según los pesimistas, hay que advertir que es un proceso que se debe hacer a largo plazo (más allá del primero de enero de 2020).

También se han hecho estudios interesantes sobre el tema, como el expuesto por la Universidad Nacional (seccional Medellín), el cual aparece en Ciudad Verde, donde expone los siguientes pilares: Primero, día sin carro y sin moto que mejore la calidad del aire; segundo, un plan de desarrollo que priorice la movilidad sostenible y la reducción de emisiones; tercero, soñamos con un sistema de transporte integrado (del cual ya se ha avanzado mucho); cuarto, una ciudad compacta y un centro respirable; quinto, no seguir construyendo más vías y puentes para vehículos (quizás el más polémico, al que se le puede dedicar un debate sano y con argumentos antes que peleas).

Todo lo anterior es bienvenido, pero se necesita un elemento adicional y prioridad: la cultura ciudadana, no sólo a la ciudad de Medellín, sino a todo el Valle del Aburrá, por cuanto los municipios circundantes (principalmente Bello, Envigado e Itagüí), también han sentido los efectos de la contaminación. Con la ventaja de que la población es muy receptiva a estos eventos de mejoría y adquisición de conciencia por su lugar de trabajo y residencia, se pueden hacer trabajos uniendo las administraciones correspondientes. Es hora de remar hacia el mismo lado y el mejor; la mejor calidad de vida para todos.

PD1: Tanta escandalera generada, quizás por un error de redacción, sobre el supuesto doctorado de Enrique Peñalosa; por parte de una izquierda que le trajo al Distrito Capital el Carrusel de la Contratación y el problemita de las basuras.

PD2: Por el pésimo manejo en el caso Hupecol vs. La Macarena, se tienen que ir de inmediato de sus cargos, Fernando Iregui de la ANLA y Juán Carlos Echeverry de Ecopetrol, ambos del «estrato 1000».