Agua, carbón y mentiras en la Guajira

Dice Petro que «el carbón [en la Guajira] dejó mucha pobreza en la superficie, niños y niñas muriendo por miles de sed de agua y de mala calidad del agua». Agregó que «el carbón se acaba. Ha dejado una riqueza de muerte». Resumen: el carbón, explotado por Cerrejón, ha sido fuente de pobreza y «muerte» y es responsable de la falta de agua en la península y de su mala calidad. 

Hay que decirlo con todas las letras: Petro miente, lo que afirma es falso. Ni siquiera es parcialmente cierto o una media verdad, es una absoluta mentira.

La verdad es que Cerrejón ha generado mucha riqueza, no solo para la Guajira sino para todo el país. Para 1985, había construido una carretera y un ferrocarril de 150 kilómetros que comunican la mina y Bahía Portete. La carretera la usan todos los guajiros. En esa bahía edificó un terminal marítimo que recibe buques de hasta 180.000 toneladas y que cuenta con bandas transportadoras cubiertas y sistema de cargue directo, el puerto carbonero más importante de América Latina. Y también construyó dos aeropuertos, con pistas de 3.300 metros en la Mina y de 1.500 en Puerto Bolívar. Toda esa infraestructura revertirá a la Nación cuando termine la concesión. Si el gobierno fuera inteligente, podría aprovecharse antes mediante una negociación para su uso compartido.

En los últimos 20 años, desde 2002 a 2022 (no encontré cifras de lo pagado desde 1985, año en que iniciaron las exportaciones, hasta el 2001), la compañía pagó 11,5 billones en impuestos de renta y patrimonio, 1,9 billones en otros impuestos, 508 mil millones en impuestos departamentales y municipales, y 9,3 billones en regalías. Para 2022, entregó 3,7 billones por todos esos conceptos. Para hacer la comparación, el presupuesto del departamento para este año es de 613 mil millones de pesos. Es decir, Cerrejón el año pasado le entregó a la Nación y al departamento, por diferentes conceptos, seis veces más dinero que todo el presupuesto departamental. 

Además, solo en el 2022 Cerrejón hizo inversión social adicional por 129.800 millones, después de un arduo trabajo de consultas con las comunidades de su área de influencia. 

De manera que el carbón y el Cerrejón han generado mucha riqueza para Colombia y para la Guajira. El problema es otro: por un lado, la Guajira, como los otros departamentos productores, deberían pedir que se aumente el porcentaje del dinero que reciben vía regalías, cuyo sistema de distribución se modificó, en desmedro de las entidades territoriales, durante el gobierno de Santos; por el otro, la corrupción, una cañería por la que se esfuman centenares de miles de millones, y que afecta de forma especial a la Guajira. Solo desde 2011, el departamento ha tenido 16 gobernadores distintos. Los hay destituidos por la Procuraduría, con la elección anulada por el Consejo de Estado, condenados por la Corte Suprema, incluso homicidas. Pero no es distinto el asunto entre los alcaldes y, hay que decirlo, también entre algunas autoridades indígenas. A la Guajira se la han robado una y otra vez, sin descanso, los mismos guajiros. 

En materia ambiental las cifras de Cerrejón son también impresionantes: inversión por 1,4 billones desde 2017 (el presupuesto del MinAmbiente para 2023, incluyendo gastos de funcionamiento, es de 572 mil millones).  

En relación con el agua, el tren, además de carbón, transporta vagones cisterna con capacidad de 80.000 litros para abastecer a las comunidades cercanas. De hecho, Cerrejón ha entregado 278 millones de litros de agua potable desde el 2014. En el primer semestre de este año, regaló 27 millones de litros. 

 

La Compañía no usa agua potable para sus operaciones. El 93% del agua que utiliza es de escorrentías, agua que no es apta para el consumo humano o animal y que se distribuye por la mina a través de un sistema de tuberías. 

Y contrario a lo que se dice, el río Ranchería aumenta su caudal un 39% después de su paso por Cerrejón. Lo dice el IDEAM, no yo. Es resultado del trabajo que hace la Compañía en el cuidado y restauración de los ecosistemas estratégicos en sus áreas de influencia cerca de la mina. Han sembrado 2,9 millones de árboles y rehabilitado 4.854 hectáreas. Ah, y la calidad del agua del Río es la misma a la entrada y a la salida del área de operaciones. Y el arroyo Bruno, que fue objeto de polémica por su desvío, fluye en su nuevo cauce de manera permanente y con aún más cantidad, aunque es un arroyo estacional, por la tareas de protección hechas por Cerrejón. 

En fin, miente Petro. Lo dicen los hechos y las cifras. No permitir la explotación del carbón de Cerrejón, que todavía posee recursos por más 4 mil millones de toneladas, solo haría a los colombianos y los guajiros más pobres. Y muy probablemente, el cierre de la Compañía traería un severo deterioro medioambiental en sus áreas de influencia y menos agua para el Departamento.

Nota: Para todos los malpensados, no soy empleado o contratista del Cerrejón ni he recibido dinero alguno de la Compañía, ni para escribir esta columna ni con ningún otro propósito. 


Todas las columnas del autor en este enlace: Rafael Nieto Loaiza

Rafael Nieto Loaiza

Impulsor de la Gran Alianza Republicana. Abogado, columnista y analista político. Ex viceministro de Justicia.

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