Los movimientos desdibujan las fronteras, esbozan huellas de paz y se unen al sonido de aliento de los instrumentos. A la composición de la danza, los gestos, las palabras.
Una creación donde se olvidan los permisos, los protocolos y los sellos. Donde se habita el espacio en cada instante, y desde cada respiro. Donde se puede transitar, entrar y salir desde el ser mismo, sin identificación. Se redefinen los lugares del espíritu, se cuestionan y poetizan otros lugares donde se pueda pisar el mundo.
Permiso para pisar el mundo es el diálogo de la danza contemporánea y la acción dramática, sobre la pregunta por los límites desde los conceptos universales del amor, la guerra, la soledad y la muerte.
En escena, 16 artistas: músicos, bailarines, y actores que danzan e interpretan diferentes discursos en cuatro idiomas. Rompiendo el umbral de la lengua, y de lo político para dejar que se exprese la piel. Quebrantando las barreras imaginadas entre países, ciudades, barrios, y cuerpos.