Adán y Eva, resumen sucinto de una pandemia colombiana

“Una construcción nacional basada en la culpabilidad.”


Para quienes se nos permite opinar en público, acerca de temas sociales, política y sus relacionados, generalmente nos enfocamos en las reglamentaciones legislativas, y es que, a decir verdad, los periodistas sabemos perfectamente que las crisis, son épocas de historias, las necesidades surgen a montón, y nuestro compromiso con la verdad sencillamente nos orienta a visibilizar y opinar.

Más aún en un país como Colombia, en el que la política, o más bien los politiqueros, para no ofender lo que realmente dimensiona la estructura de gobierno ideal de papel, que honorablemente tenemos por constitución.

Las quejas contra el estado, son existentes y persistentes, y cómo no serlo, si convivimos una comunidad en la que todos somos responsables, claro está, en medidas distintas. O por lo menos, la mayoría llegamos a sufrir del efecto Adán y Eva, una vez tomados en la falta, buscando culpables. Las consideraciones al respecto son distintas, nadie puede obviar, o quizá atreverse a negar las atrocidades que comete el gobierno en manejo de recursos, políticas, y demás órdenes públicos.

Y es que, para vernos involucrados en temas de infracción social, no basta con ejercer posturas o altos cargos de gobierno, va desde cosas tan sencillas como arrojar basura a la calle, hasta los grandes robos de dineros públicos que tenemos en el país; Porque al igual que nos de los desfalcos de la nación, también lo hacemos de lo sucia que están nuestras ciudades.

Uno de los hechos, que los colombianos y la comunidad internacional refuto con mayor ímpetu, fue el día sin IVA presencial, un absurdo en pleno confinamiento obligatorio, y así mismo salimos a comprar, anulando a conveniencia las posibilidades de contagio, y todo bajo la premisa de la activación económica, claro, en duda queda que solo para las grandes superficies, que casualmente pertenecen a los amigos de los mandatarios.

Remotamente los aberrantes hechos de masacres en el país, en el cual lo más   indignante del asunto, es que la presidencia de la república pronuncie que no son masacres, sino homicidios colectivos ocasionales; Eso más hipócrita, que decirle a un gordo, que no lo es, sino que simplemente está: rellenito de amor.

Y para terminar este sucinto recuento de acontecimientos, me es imprescindible mencionar los desmanes ocurridos en la ciudad de Bogotá, tras el homicidio de Javier Ordóñez, en el que evidentemente el uso excesivo de la fuerza es evidente, lo cual desencadenó una serie de acontecimientos en toda la geografía nacional, con un gran descontento ante las autoridades, y la respuesta de ambos polos fue el aumento de la agresión.

Parece que, en Colombia, estamos entrando a una época de oscurantismo, una predicción que llevas años en el la conciencia de los intelectuales, un traslado de la guerra, una que ya no se llevaría, en los campos, sino en las ciudades.

Sin embargo, lo realmente preocupante, es que no es una lucha contra el denominador buenos y malos, sino de indignados con indignados, todas las posturas existentes: civiles, uniformados, políticos; en general pensantes; El insatisfecho con las áreas de país es diciente, y palpable, pero al final no es de otro, es de todos, una construcción propia necesita basarse en el sentido de pertenencia, y la cooperación.

Naturalmente, existen muchas cosas que tenemos que trabajar en conjunto, aunque aparentemente, y en el papel llevamos años trabajando la construcción del tejido social, equivocada o correcta, no lo sabemos de forma precisa, solo podemos diseminar que caminamos, quizá a un no sabemos exactamente a donde, pero en algún momento del viaje podremos dar pasos en firme.

 

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Jesus Daniel Bovea De La Hoz

Comunicador social – periodista con énfasis político – económico, interés en la política nacional e internacional, sentido crítico y optativa a la gestión de las organizaciones y el cambio social. 

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