Las Cajas de Compensación Familiar tienen activos por más de 25 billones de pesos, anualmente venden bienes y servicios por una suma similar y reciben unos 9 billones de aportes de los empresarios. Las Cajas se crearon en los años 50 por los empresarios de entonces, “responsabilidad social empresarial” antes de la letra. Se llamaron “cajas” porque su propósito era recaudar un recargo sobre la nómina para distribuirlo entre los trabajadores de menores salarios.
A medida que la economía crecía, e l aumento de la productividad fue llevando a la elevación de los salarios y a la reducción relativa de la fuerza laboral que podía beneficiarse del subsidio monetario. Fue así como las cajas, en particular las de las grandes ciudades, empezaron a tener excedentes cada vez más grandes que sus administradores invirtieron en las más variadas actividades y servicios para sus afiliados y el público en general.
El crecimiento de los ingresos de las Cajas y su creciente capitalización atrajeron la atención de sucesivos gobiernos que produjeron legislación para regular al uso de los aportes, dando prioridad a la vivienda y la educación. Pero en general se ha respetado el hecho de que los recursos de las Cajas no son del Gobierno sino de los empresarios y trabajadores, cuyos representantes integran los concejos directivos.
Aunque en algunas Cajas, especialmente las pequeñas, se han presentado casos, el conjunto del Sistema de Compensación Familiar ha estado libre de los grandes escándalos de corrupción y desgreño administrativo característicos de las empresas del estado.
Muchas cosas pueden hacerse para mejorar el desempeño del Sistema de Compensación Familiar, pero claramente una de ellas no es entregar su administración al Gobierno Nacional. Es aterrador pensar en la llegada a sus cargos directivos de los representantes de la clase política, de lo peor de la clase política, que es la que acompaña a este gobierno. Pronto el sistema quedará convertido en coto de caza de los peores corruptos.
La toma de COMFENALCO ANTIOQUIA por la Superintendencia de Subsidio Familiar no tiene ninguna justificación. La Caja es sólida patrimonialmente, solvente y líquida y estaba desarrollando su objeto social regularmente. Los recursos de la liquidación del negocio de salud se han manejado bien, pagando ordenadamente todas las obligaciones. Es escandaloso que COMFENALCO haya sido intervenida porque al superintendente, señor Pérez Casas, le parece que hay una “simbiosis” entre los administradores de la fiducia y los miembros del Concejo Directivo.
Según revela investigación de la Revista Semana, ese señor Pérez, investigado por la Procuraduría por nombramientos irregulares, está manejado, como si fuera su negocio familiar, la Caja de Compensación de Córdoba, intervenida desde el año pasado, ordenando nombramientos y pidiendo aportes millonarios a los directivos.
COMFENALCO ANTIOQUIA es la sexta caja del País y la segunda del Departamento, después de COMFAMA. Su intervención, justamente en este momento electoral, para ponerla en manos de un personaje inescrupuloso como el señor Pérez Casas, férreo militante de la izquierda totalitaria, debería prender las alarmas de las autoridades electorales, las entidades de control y hasta de la sesgada MOE.
Extraña el silencio de los directivos de la demás Cajas y de su agremiación ASOCAJAS. Deberían entender que ante un gobierno como este la pusilanimidad no es buena política, máxime cuando el señor Pérez Casas está anunciando una reforma del sistema. ¡Qué Dios los coja confesados!
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