Colombia pasa en estos momentos por una coyuntura social y política única, una oportunidad para repensarnos como país y sociedad. Soy estudiante de 9 semestres de la universidad EAFIT y soy el representante de los estudiantes ante el consejo directivo, hecho que me ha permitido darme cuenta de las grandes desigualdades que tiene la educación superior, en términos de acceso, calidad e infraestructura; esto a su vez conlleva a que la educación superior sea un privilegio de pocos y no un derecho de todos. A pesar que EAFIT hace enormes esfuerzos para recibir a cada vez más estudiantes becados, implementa fondos para prestarle dinero a los “Pilos”, cuando el ICETEX se demora en hacer los desembolsos y hace políticas para que la universidad sea más inclusiva, se siguen presentando grandes dificultades y retos para hacer de la universidad pública o privada un derecho para cualquier ciudadano colombiano ya que es allí donde las personas desarrollan ideas y argumentos que pueden cambiar el país.
Ahora, ¿Dónde radica el problema realmente?, personalmente pienso que en la falta de líderes en la rama ejecutiva y legislativa, ya que es allí donde se crean las políticas públicas y se dan las directrices para todos los sectores del país. La constitución de 1991, estructuralmente es progresista, clara y da cabida a que realmente Colombia se desarrolle como nación, lo que ha faltado son líderes que la lleven del papel a la realidad, el problema nace en que ni en la ejecutiva, ni en la legislativa, se le ha dado prioridad a las cosas y se ha pensado a corto plazo, se han concentrado en “apagar incendios”, con reformas que son reformadas 1 o 2 años después, con políticas publicas flojas. Ejemplo claro de esto es el programa de “Pilos paga” llamado hoy en día “Generación E” y que seguramente en 2 años volverá a cambiar de nombre y razón y así sucesivamente, dejando el mismo problema en el aire. El liderazgo en Colombia es realmente el problema, no tenemos un capitán que sea innovador, realista y progresista. Las universidades son espacios donde se debaten y crean ideas y desafortunadamente la mayoría de colombianos no tiene acceso a esto, adicionalmente allí se forman buenos profesionales, pero no buenos líderes.
Democráticamente los colombianos no elegimos por calidad si no por descarte. La polarización es cada vez mayor y la clase política sea de izquierda, derecha o centro, sigue aprovechándose de la ignorancia del pueblo para ser electos. En la medida que el país continúe con estas condiciones no podremos salir del círculo vicioso de violencia, desorden e inconsistencia en el que llevamos más de 200 años.
El día que en Colombia nos preocupemos por elegir buenos líderes, que a su vez fueron formados con calidad y pertenencia en los colegios y universidades, podremos romper ese círculo y a pesar de tener pensamientos distintos, avanzar como nación construyendo a través del debate respetuoso, los argumentos y la educación. Debemos dejar a un lado la violencia y dejar de usarla como herramienta de miedo e intimidación, ¿Cuántos muertos tenemos que poner para darnos cuenta que la unión como país es el camino?
Esto no se construye en 2 o 3 años, esto se construye en el largo plazo y la responsabilidad de implementarlo, está en manos de nosotros, de los jóvenes, que somos los líderes del mañana pero también los líderes del hoy y tenemos el gran reto de no dejarnos cautivar por políticos y políticas arcaicas, si no realmente comenzar a actuar con innovación, criterio y asertividad. La invitación es esa Jóvenes, rompamos el círculo vicioso y actuemos unidos.