¿Sin candidato propio?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Aunque es poco probable, existe el riesgo de que el Centro Democrático, el único partido que desde el inicio lideró la oposición al gobierno de Petro, vuelva a quedarse sin candidato en la consulta multipartidista de las fuerzas de la libertad y la democracia opositoras al proyecto neocomunista que se cierne sobre Colombia.

Eso sería extremadamente paradójico en una coyuntura en la cual sus principios fundacionales – seguridad democrática, gobierno austero, libertad económica, cohesión social y diálogo comunitario – están al alza en el mercado de las ideas políticas y en sólida recuperación el prestigio de su líder natural, el señor expresidente Uribe, después de haber salido vencedor del lawfare en el que se vio inmerso durante más de una década.

En noviembre de 2024, el Centro Democrático inició el proceso de selección de su candidato entre cinco aspirantes salidos de su bancada en el Senado. Ese proceso era al mismo tiempo un ejercicio de construcción programática pues los aspirantes debían presentar sus análisis y propuestas en foros temáticos organizados para el efecto. Energía, seguridad, narcotráfico, minería ilegal, etc. fueron algunas de las temáticas abordadas en foros adelantados en Barranquilla, Bogotá, Valledupar, Bucaramanga y Armenia, entre otras ciudades del País. Lamentablemente ese proceso se vio interrumpido por el atentado contra Miguel Uribe Turbay, el 7 de junio, y quedó en suspenso hasta su fallecimiento, el 11 de agosto. Inteligente, estudioso, carismático, de haber resultado seleccionado en el proceso interno, Miguel habría agrupado tras de sí toda la fuerza del partido y lo habría liderado exitosamente en la alianza multipartidista por la libertad y la democracia para dar al traste con el proyecto neocomunista.

El propósito del Partido era tener candidato propio para participar en la consulta multipartidista de marzo de 2026; pero no cualquier candidato sino uno salido del proceso interno que se adelantaba desde 2024. Por ello, cuando dos o tres aspirantes venidos de fuera quisieron participar en dicho proceso, el señor expresidente Uribe los invitó a recoger sus firmas o buscar el aval de otro partido y disponerse a contender con el candidato del Centro Democrático y los de otras fuerzas o movimientos en la consulta de marzo de la que saldría el candidato que la alianza respaldaría en primera vuelta. Esta era y sigue siendo la posición del Partido y del expresidente Uribe, aunque hayan variado los términos y la mecánica de la selección final.

El proceso, que resistió los embates externos, se ha debilitado por haber aceptado la insólita idea de las candidaturas hereditarias y por la incomprensible actitud de grupos de militantes y corporados que, no sabiendo valorar los atributos políticos de las candidatas propias, se han dejado encantar por supuestos tecnócratas “inocentes” de las nefastas decisiones políticas que apoyaron en el pasado o por outsiders prosopopéyicos recién llegados con aires de mesías salvadores. Tenemos tres líderes formadas, preparadas, con hojas de vida limpias y fogueadas en gigantescas batallas ideológicas y políticas en el Congreso, los medios y otros escenarios. ¿Por qué buscar afuera?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista. Docente. Consultor ECSIM.

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