Estoy con profundo dolor de patria y enorme sentimiento de pena ajena. El dolor de patria lo tengo desde el 7 de agosto de 2022 y no me abandona desde entonces. La pena ajena es intermitente pero extremadamente frecuente en función de las cada vez más vergonzosas apariciones bufonescas de Petro.
El discurso en la ONU y la perorata callejera en Nueva York batieron el récord de la estupidez y no tendrían trascendencia, nos causarían hilaridad, si se tratara del presidente de Venezuela o de un simple orate. Pero se trata del presidente de Colombia, ¡maldita sea!
Desde su nacimiento el 4 de julio de 1776, Estados Unidos ha sido el faro moral, político, científico, tecnológico y económico de la humanidad.
Fue la primera democracia liberal y su influencia se ha extendido por el todo el mundo dando al traste con las monarquías absolutistas del antiguo régimen y las dictaduras totalitarias de la época moderna. Su modelo de economía de mercado basada en la propiedad privada, la libre competencia y la innovación ha llevado bienestar a todos los países donde se ha implantado, aun imperfectamente.
A principios del Siglo XX, a Europa la salvó de la locura de su guerra civil, mal llamada, primera guerra mundial y al mundo entero lo salvó del nazismo alemán y el militarismo racista japonés. Durante décadas contuvo el avance del comunismo ruso y chino y luego ayudó al despegue de sus economías con la implantación, aún imperfecta, de su modelo económico. Ni en Rusia y China imperan las dictaduras feroces de hace décadas gracias la influencia de su sistema democrático liberal.
Su elevada moralidad se expresa en tres hechos de alcance histórico definitivo:
1. Haberse comprometido con la reconstrucción de Europa (Alemania e Italia incluidas) y de Japón al final de la segunda guerra mundial;
2. Haber impulsado en Bretton Woods la creación un orden económico (GATT, IMF, WB) que dio estabilidad y crecimiento a la economía mundial durante cinco décadas;
3. Haber renunciado a sojuzgar a la URSS y a China cuando tuvo el monopolio de las armas nucleares.
Desde que el gran Marco Fidel Suárez le dio a Colombia la doctrina del respice polum, la economía y la sociedad colombiana se han beneficiado de la relación estrecha, instintiva y familiar con los Estados Unidos. Sus mercados se abrieron a nuestro café, a nuestro petróleo, a nuestras flores, a nuestro banano y nuestro crecimiento se ha beneficiado de sus inversiones. Nuestros hijos han estudiado en sus universidades y nuestros migrantes desarrollado sus talentos. Los Estados Unidos nos ayudaron de manera definitiva a impedir la implantación de una narcodictadura en cabeza de Pablo Escobar y sus aliados políticos. Su apoyo al gobierno de Uribe fue determinante para contener el avance de las Farc hacia el poder.
Hoy, con una narcodictadura en ciernes, debemos agradecer a Estados Unidos por lo que ha hecho en el pasado y agradecerle lo que hagan para ayudarnos a salir de la pesadilla en la que nosotros mismos nos hemos metido.
Comentar