Logoi – Epónimo(a)

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.

 Mauricio Montoya y Fernando Montoya

Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundía en el mar epónimo

Julio Cortázar.

Imagínese que el nombre de la ciudad en la que vive, sea cambiado durante un fin de semana por orden de las autoridades locales. Eso fue lo que sucedió en Volgogrado (Rusia) en el año 2013, con motivo de la conmemoración del aniversario número 70 de la Batalla de Stalingrado (1942 – 1943) en la que los rusos derrotaron a los nazis que pretendían invadir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero los deseos de retomar el antiguo nombre de Stalingrado para la ciudad no pararon allí, ya que en 2023, los diputados municipales de Volgogrado aprobaron reconocer el nombre que recordaba a J. Stalin, durante algunos días del año, esencialmente en fechas de fiestas patrias (9 de mayo -día de la victoria-; 22 de junio -día de duelo y recordación-; 2 de septiembre -final de la Segunda Guerra Mundial-; 23 de septiembre -día de la conmemoración de las víctimas del bombardeo de Stalingrado-; 9 de noviembre -día del inicio de la derrota de los nazis en Stalingrado-). Además, el aeropuerto de Volgogrado fue rebautizado en 2025, con anuencia de Putin, como Aeropuerto Internacional de Stalingrado.

La ciudad en cuestión (Volgogrado), se llamaba originalmente Tsaritsin (ciudad a orillas del río Tsaritsa), pero entre 1925 y 1961 recibió el nombre de Stalingrado, que luego cambió, en época de la de desestalinización promovida por Nikita Jrushchov, por el de Volgogrado (ciudad del volga). Para muchos estudiosos, la intención de retomar el nombre de Stalingrado es una estrategia del Gobierno de Putin que busca generar sentimientos de nostalgia y nacionalismo, en estos tiempos en los que se ve enfrentado a un conflicto con su vecina Ucrania.

La historia nos enseña que los nombres de los territorios, así como su geografía, cambian según las circunstancias y la época. La toponimia es la encargada de revelarnos los secretos y las curiosidades sobre los nombres de cada uno de los países, regiones, ciudades, municipios, veredas, corregimientos o según se denominen en cada lugar del mundo. En la antigüedad remota, por ejemplo, se fundaron ciudades como Cirópolis y decenas de Alejandrías, esta última con versiones como Alejandría Bucéfala (ubicada actualmente en la región del Punjab, al noreste de Pakistán), todas constituidas como epónimos de grandes referentes. La primera en honor al rey Ciro II de Persia; la(s) segunda(s) para rendir homenaje a Alejandro Magno; y la tercera para recordar al caballo del gran rey macedonio (Bucéfalo).

Un caso interesante y que fue motivo de disputa hasta el 2018 fue el del nombre de Macedonia, epónimo de la región de la Grecia clásica de la que fueron reyes Filipo II y su hijo Alejandro. La querella entre Grecia y un país reconocido como Macedonia (perteneciente a la antigua Yugoslavia y que se independizó en 1991) se debió, puntualmente, al uso del nombre, pues los griegos alegaban que Macedonia era una región netamente griega y que era perentorio que su vecino del norte cambiará su nombre, evitando así una expropiación cultural.

Así las cosas y luego de más de 15 años de roces y negociaciones, la antigua República Yugoslava pasó a llamarse Macedonia del Norte. No obstante, el botín del litigio parecía ir mucho más allá del asunto onomástico; basta con recorrer la plaza central de la capital de Macedonia del Norte (Skopie) en la que se erige una gigantesca estatua ecuestre llamada, después de los acuerdos con Grecia, “el gran guerrero”, pero que todos saben que representa a la figura de Alejandro Magno sobre su caballo Bucéfalo. De igual manera, en la misma plaza pueden verse un par de efigies dedicadas a Filipo II y a Olimpia, padres del guerrero macedonio.

Teniendo en cuenta todo esto, epónimo(a) es el concepto sobre el que hablaremos hoy. Este término tiene sus raíces en el griego, específicamente en el prefijo epi (ἐπί – sobre) y en la palabra onymos (ὀνυμος – nombre), que en conjunto significa: “dar nombre a alguien o a algo”.

 

En este sentido, existen epónimos famosos como el de Alzheimer, una enfermedad degenerativa de la memoria, que tomó su nombre de Alois Alzheimer, un médico alemán que fue el primero en estudiarla y reconocerla como tal. La lista de epónimos sería extensa, por lo que nos limitaremos a mencionar unos cuantos ejemplos que van desde lo representativo hasta lo curioso y también lo confuso.

* Era victoriana: denominación con la que se conoce la época de regencia de la Reina Victoria en el imperio británico (1837 – 1901). En este periodo, el imperio extendió su poder a casi un cuarto de la superficie terrestre y durante este mismo tiempo, se acuñó la expresión “moral victoriana”, caracterizada por un código de conducta estricto.

* Avenida Jorge Eliécer Gaitán Ayala: es una avenida principal, ubicada en el centro de la ciudad de Medellín (Colombia), cuyo nombre original rememora al caudillo asesinado el 9 de abril de 1948. Sin embargo, el grueso de la población medellinense no la reconoce con este nombre y suele llamarla popularmente como “la oriental”.

* Talón de Aquiles: expresión que suele usarse para hablar de un punto débil de algo o alguien. Deriva de la mitología griega y del intento de Tetis de hacer inmortal a su hijo Aquiles al introducirlo en el río Estigia, un afluente infernal que tenía la propiedad de hacer invulnerable todo cuerpo que tocara. El héroe aqueo fue sumergido en el río por su madre, quien lo sostuvo del talón, dejando así vulnerable esa parte de su cuerpo.

* Violencia vicaria: Tipo de violencia de género que busca lastimar a la mujer, manipulando o ejerciendo violencia contra sus hijos. Toma su nombre de la psicóloga clínica y forense argentina Sonia Vaccaro, quien la llamó “violencia desplazada”.

* Braille: Sistema de lectura y escritura táctil, inventado en 1826 por el pedagogo francés Luis Braille y que sirve para potenciar las capacidades lecto-escriturales de la población invidente. Braille perdió la vista accidentalmente, siendo todavía un niño, cuando jugaba con unas herramientas afiladas del taller de su padre.

* Mausoleo: Mausolo era un sátrapa persa que vivió en el siglo IV a,C. y cuya tumba, el mausoleo de Halicarnaso, fue una de las siete maravillas del mundo antiguo. De su nombre proviene lo que hoy conocemos como los mausoleos, edificaciones funerarias para conservar y mostrar respeto por los restos de una persona o una familia entera.

* Mecenas: Cayo Cilnio Mecenas fue un noble romano y consejero del emperador César Augusto. Su historia se hizo popular por ser un impulsor de las artes, al proteger y patrocinar a poetas latinos como Virgilio y Horacio. Su tercer nombre (Mecenas) se conserva hasta hoy para reconocer a quien solventa económicamente una obra desarrollada por uno o varios artistas.

En conclusión, los epónimos nos acompañan por todas partes, pero desconocemos en muchas ocasiones sus historias. Tal vez sea hora de ser más perspicaces, revisar con detalle y no tragar entero, no sea que el día de mañana nos impongan los nombres de genocidas o de innombrables en las calles, plazas o centros educativos de nuestras ciudades, así como pasa en Estados Unidos, y como pasó en Argentina unas décadas atrás.

 

 

 

Logoi

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra. Por: Mauricio Montoya y Fernando Montoya

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.