SEPULTADOS INSEPULTOS

Estábamos con un grupo de amigos en una pequeña fiesta de integración, entre risas, bailes y comida mientras uno de los proyectos habitacionales más ambiciosos de los últimos tiempos en Medellín caía bajo su propio peso. En la noche del sábado 12 de octubre la tragedia cubrió la Loma del Padre Marianito en El Poblado, al sur de la ciudad, dejando a una docena de familias entre el dolor, la angustia y la esperanza como una encrucijada rastrera del hombre que se enfrenta a la impotencia de ser nada frente a sus mismas creaciones.

La noticia no llegó a mi sino hasta el otro día, un domingo de trasnocha en los que uno no quisiera que el sol alumbrara, y mientras unos queríamos seguir durmiendo los organismos de socorro dejaban la mitad de su alma entre el consuelo a los dolientes y la otra mitad en la búsqueda de los desaparecidos. Tres luces de esperanza se encendieron esa misma noche cuando tres de los trabajadores que se encontraban dentro de la torre seis del Edificio Space fueron rescatados con vida, son serias lesiones pero vivos. Un aguinaldo adelantado para las madres, esposas e hijos que aguardaban por este milagro.

Las lluvias frecuentes por esta época del año no se hicieron esperan entorpeciendo la búsqueda de los otros desaparecidos. Y mientras se esperaba que de lo alto no cayeran más las lágrimas del cielo medellinense por sus hijos sepultados, abajo se pensaba qué falló; más que buscar responsables, victimarios o culpables era la pregunta de muchos por el qué falto al Space para que se repitiera la escena del once de septiembre de 2001 en el Wall Trade Center.

Los medios de comunicación hicieron su labor. El despliegue informativo desde todos los matices posibles dejaban entrever dos cosas: primero, la amenaza era inminente; segundo, la constructora Lérida CDO se hizo la sorda ante las llamadas de alerta que generaban los crujidos, grietas y desniveles en las torres.

La tragedia del Space era una tragedia anunciada, residentes y propietarios días antes enviaron a la Constructora la señal de alerta la cual fue respondida con una palmada en el brazo diciendo que el fallo no era grave y que las grietas estructurales se iban a resanar.  El mismo trato que se le da al agujero que deja una puntilla en la pared se le pretendió dar a los fallos en las columnas centrales de las torres residenciales.

¿Qué falló? Aquí la cuestión, a mi parecer, no es de ingenieros, ni de arquitectos ni de empresarios. Aquí la cuestión es más práctica: es cuestión de sentido común. No fueron solo los inquilinos, no fueron solo los trabajadores, no fue solo el Departamento Administrativo de Gestión de Riesgo de Desastres quien como con una trompeta fúnebre anunciaban la Diana que despide hoy los sepultados insepultos y a los que ya dignamente han encontrado su morada final. Sentido común es lo que hace falta ante el clamor de un pueblo que con las uñas trabaja para aspirar al sueño de una casa donde construir una familia y un proyecto de vida. Sentido común que con el solo hecho de entender que un edificio de más de 20 pisos construido en terrenos que históricamente han presentado ya fallos es un proyecto utópico –no desmerito la capacidad creativa de los arquitectos ni la labor estructural de los ingenieros pero sí me pregunto por el concepto de sentido común que se maneja en el medio-.

Las vidas de los fallecidos y de los aun desaparecidos partieron a la eternidad siendo víctimas no de una constructora sino de la desidia con la que se busca incrementar ganancias y construir donde sea y para donde sea en un sector valorizado y codiciado. Las vidas de ellos, trabajadores y residentes inocentes nunca volverá, más que a la tierra que un día los vio caminar, pero las que aún pueden salvarse, las de los residentes de las otras torres debe preservarse, ahora sí que se puede poner un poquito de sentido común para la evacuación y si es procedente, la demolición de esta construcción. Que se erija un monumento a la memoria, para que cada profesional, no solo de la construcción, recuerde que el juramento de preservar la vida y protegerla es un compromiso de todos. Paz en la tumba a los sepultados y sepultura digna a los que aun la esperan.

JOSE A. COLLAZOS MOLINA Huilense, Estudiante de Ciencia Política de la Universidad de Antioquia.  Asesor Administrativo en el Comité de Asuntos Estudiantiles del Consejo Académico de la Universidad de Antioquia. Subdirector del Grupo Juvenil Ruah en Prado Centro.  Editor y Diagramador en la Escuela de Teología “San Miguel Arcángel” en 2010. Director y conductor del programa radial “El esplendor de la verdad” en 2011.
JOSE A. COLLAZOS MOLINA
Huilense, Estudiante de Ciencia Política de la Universidad de Antioquia.
Asesor Administrativo en el Comité de Asuntos Estudiantiles del Consejo Académico de la Universidad de Antioquia. Subdirector del Grupo Juvenil Ruah en Prado Centro.
Editor y Diagramador en la Escuela de Teología “San Miguel Arcángel” en 2010. Director y conductor del programa radial “El esplendor de la verdad” en 2011.

Notas Al Poniente

Al Poniente es un medio de comunicación independiente que tiene como fin la creación de espacios de opinión y de debate a través de los diferentes programas que se hacen para esto, como noticias de actualidad, cubrimientos en vivo, columnas de opinión, radio, investigaciones y demás actividades. En este espacio publicamos puntos de vista de los integrantes, información de aliados y patrocinadores, boletines e informaciones externas y notas de ciudad.

3 Comments

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • COLOMBIA AGONIZA INFECTADA DE CORRUPCIÓN.
    El Estado se dedico a cobrar impuestos y entregó a los ciudadanos a los corruptos.
    El Curador del Poblado lleva todos esos 7 años en calidad de provisional,
    nunca ha podido aprobar el examen que exigen para ser Curador,
    además ‘ADQUIRIÓ’ dos apartamentos en la Urbanización SPACE (JUEZ y PARTE),
    y dicho Curador LES PERMITIÓ CONSTRUIR A LA CONSTRUCTORA DEL Dr. Álvaro Villegas Moreno SIN REVISIÓN TÉCNICA,
    o sea les abrió la puerta de par en par
    PARA QUE CONSTRUYERAN COMO LES DIERA LA GANA,
    PARA QUE ROBARÁN
    y ENGAÑARÁN SIN NINGÚN TIPO DE INTERVENTORÍA.
    Pero ahí no queda el exabrupto,
    LA ALCALDÍA DE MEDELLÍN SIEMPRE APROBÓ ESTAS CONSTRUCCIONES
    y ESTUVO EN TODAS LAS INAUGURACIONES

  • Es allí donde luego de que los ciudadanos se ponen a pensar, más que en responsables, en quien ponen su confianza a la hora de invertir. Llegará el día en que volvamos a los viejo tiempos, cuando los abuelos con sus manos construían sus casas, más seguras y confiados solo en su experiencia. Un retroceso? sí, pero la seguridad no tiene precio.