Un equipo de negociación eficiente analizará las señales del mercado para comprender el contexto y proponer soluciones, las cuales deben construirse en conjunto entre comprador y vendedor.
Profesionales del sector eléctrico enfrentan diariamente negociaciones de compra y venta de energía, una tarea cada vez más desafiante debido a las condiciones actuales del mercado colombiano, resultado de un sistema que se está convirtiendo en lo que no deseaba ser.
Las alertas de gremios y empresas del sector son mensajes que deben ser atendidos por el gobierno nacional y así por todas las empresas que usan la energía eléctrica. La indiferencia de unos, los oídos sordos de otros y la impotencia de los que restan, resultarán en el aumento de costos para todos.
En cuatro mensajes explico las condiciones actuales del mercado eléctrico:
- El precio de bolsa de energía eléctrica alcanza máximos históricos.
- El margen de oferta está en su punto más bajo.
- Se esperaría una caída significativa del precio de bolsa para 2027. Sin embargo,
- El precio de los contratos de energía aún no refleja esta expectativa de reducción.
Desde el año 2000 hasta el año 2024 el precio de bolsa ha tenido un crecimiento del 1,300%, esto es un 11.9% anual, más que la inflación. Este crecimiento del precio de bolsa de energía eléctrica se debe principalmente a la pérdida de proporción de las fuentes hidráulicas en la canasta energética y la lenta expansión en generación del sistema, asuntos que han dado espacio a mayor generación térmica, más costosa por las limitaciones de suministro e incremento de lo precios de los combustibles.
Aunque según la NOAA hoy estamos atravesando un periodo de La Niña, en 2025 el precio de bolsa ha estado rondando los 400 COP/kWh. A pesar de esta condición de La Niña, las reservas del embalse se mantienen en su media histórica. Es bueno que los aportes hidrológicos de corto plazo han alejado el fantasma del racionamiento por unos meses; no es alentador que en condición Niña estemos lejos de lograr altas reservas.
Con aportes altos, esperaríamos reservas altas. Esta condición, de altos aportes y reservas medias, puede estar explicada por la reducción del margen de oferta del sistema. El retraso en la entrada de nuevos proyectos de generación presiona el margen del sistema: mayor estrechez y con ella menor capacidad de afrontar los próximos fenómenos de El Niño, mayor riesgo de racionamiento y, por supuesto, precios altos para todos.
Ni que hablar de los próximos años. Incluso el operador del mercado -XM, presenta cómo la energía firme del país, aquella energía con la que cuentas las plantas durante un periodo crítico de El Niño, no permitiría cubrir las necesidades del país si la demanda crece “por encima del promedio esperado”.
Si se revisan las corridas de modelos energéticos de largo plazo, pareciera que el precio de la energía en bolsa se reduciría para 2027. Esta reducción se presentaría siempre que al país ingresen 10,000 MW adicionales. Esto es que el país pase de 20,000 MW actuales de capacidad instalada a 30,000 MW en cuestión de dos o tres años. Asunto que para lograrse requeriría la participación de todos los agentes habidos y por haber en el sistema. Un aumento del 50% del parque trae consigo implicaciones de recursos financieros, confianza de los inversionistas, permisos ambientales, permisos sociales y puntos de conexión.
La baja probabilidad de que esta expansión en generación se logre en pocos años es tal vez la razón por la cual los precios de los contratos no ceden. Las señales de precios de contratos para el año 2027 se mantienen en niveles similares a los de 2025; esto es en promedio de 272 COP/kWh y con una volatilidad para la que necesitaré dos o tres artículos nuevos para explicarla.
Hasta acá está claro que, si bien el país le apuesta a una transición energética que haga crecer el parque de generación con tecnologías de generación baratas y limpias, como la solar o la eólica, lo cierto es que los agentes que transan energía en el sistema no han llevado esta señal de expansión a los precios de contratos. La tendencia de reducción de precios tampoco se aprecia para el año 2028, 2029 y ni siquiera hasta el año 2037.

Si bien las señales de expansión del sistema permiten hacer análisis de simulaciones energéticas y estas simulaciones energéticas pueden llevarnos a pensar que la reducción de precios de bolsa será pronto una realidad, la única señal que de verdad puede tomarse como resultado de la interacción de mercado son los contratos de largo plazo.
Los contratos de largo plazo son acuerdos firmados entre partes informadas que ya analizaron toda la información disponible y están dispuestas a comprometer los resultados de sus compañías y el bienestar de sus usuarios a los números acordados.
Un equipo de negociación eficiente debe interpretar las señales del mercado para tomar decisiones estratégicas. En el contexto actual, la incertidumbre exige construir acuerdos sólidos, basados en análisis rigurosos y en la confianza con los actores clave del sector. En una recomendación: Realizar negociaciones de compraventa de energía basadas en la construcción colectiva de alternativas de oferta, donde el precio en sí mismo sea consecuencia y no propósito: Apuestas por la sostenibilidad del país.
La estrechez oferta-demanda no solo es asunto de todos, es hoy consecuencia para todos.
Gracias por leer,
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