El Camino hacia la Estrategia

“Con el paso de los años y la evolución de los equipos se hace cada vez más demandado el pensamiento estratégico en los nuevos líderes que asumen los cargos de responsabilidad como orientadores de los equipos. Es así como en numerosas ocasiones nos encontramos en el predicamento de recibir de parte de la organización la solicitud confusa de ser más estratégicos sin mayores explicaciones más que el requerimiento mismo”


Con el paso de los años y la evolución de los equipos se hace cada vez más demandado el pensamiento estratégico en los nuevos líderes que asumen los cargos de responsabilidad como orientadores de los equipos. Es así como en numerosas ocasiones nos encontramos en el predicamento de recibir de parte de la organización la solicitud confusa de ser más estratégicos sin mayores explicaciones más que el requerimiento mismo.

Es así como llegamos a la historia de Camila García, una profesional dedicada a cumplir los objetivos de su rol en una organización colombiana, quien como era habitual comenzaba su jornada diaria: revisando su correo electrónico, remitiendo los informes y organizando sus tareas pendientes; asegurando todos los espacios de su agenda atiborrándola hasta agotar cualquier espacio que permitiera una pausa en la semana para pensar, algo usual en la cultura laboral que contempla que el estar más atareado es sinónimo de crecimiento profesional. Una historia con tintes de una realidad de 50 años atrás.

Sin embargo, esta semana algo ha cambiado y Camila piensa diferente. Había decidido cambiar su enfoque y transformarse en una profesional estratégica, convencida de que la estrategia no era exclusiva de los líderes superiores. Solo con una frase en mente que la habría escuchado mencionar incontables veces a su líder: “Debes mirar el bosque más allá del árbol que tienes en frente”.

Durante la reunión matutina, Camila prestó una atención especial a las discusiones estratégicas de su equipo y los equipos con quienes interactuaba, intentando conectar los retos y oportunidades en todos los escenarios además de identificar las potenciales habilidades “ocultas” en todos y cada de los miembros de la organización. Observó patrones emergentes en los desafíos que enfrentaban y las oportunidades que se presentaban. Tomó notas detalladas y comenzó a identificar áreas y oportunidades de mejora.

Camila entendió que, para convertirse en un profesional estratégico, debía aprender continuamente. Invirtió tiempo en investigar tendencias en su industria, asistir a webinars y conferencias; donde se permitió ampliar su red de conocimiento al interactuar con profesionales lideres en su campo de actuación. Su curiosidad insaciable la llevó a descubrir nuevas perspectivas y enfoques que podrían beneficiar a su organización, explorando de manera posibilista el acercamiento a los retos como oportunidades para proponer cambios inclusive a la normativa nacional, que en el pasado con seguridad habría sido una limitante infranqueable.

En lugar de esperar a que los líderes le asignaran proyectos estratégicos, Camila se ofreció como voluntaria para participar en iniciativas clave de sus compañeros. Colaboró con colegas de diferentes departamentos y compartió sus ideas estratégicas. Pronto, se convirtió en un recurso valioso para su equipo y la alta dirección.

Camila comprendió que la estrategia no tenía valor si no se comunicaba adecuadamente. Por lo que trabajó en sus habilidades de presentación y comenzó a compartir sus ideas de manera clara y persuasiva. Esto llamó la atención de algunos líderes, quienes la consideraron para liderar un proyecto estratégico importante.

Camila lideró con éxito el proyecto estratégico asignado. Durante el proceso, demostró su capacidad para alinear los objetivos de la organización con las acciones diarias. Así mismo reservó u espacio en su agenda para analizar a detalle los retos y oportunidades, pensar más allá de la actividad diaria le permitía proyectar las oportunidades y retos de mediano y largo plazo en sintonía con el desarrollo del mercado. Su enfoque estratégico no solo mejoró la eficiencia del proyecto, sino que también inspiró al resto de su equipo a adoptar una mentalidad estratégica.

La alta dirección reconoció el impacto positivo de Camila en la organización y la invitó a participar en sesiones estratégicas de planificación. Ahora, no solo era una profesional estratégica, sino que también se había convertido en un influyente miembro del equipo de liderazgo.

La transformación de Camila inspiró a otros profesionales en su organización a adoptar una mentalidad estratégica. Compartió sus experiencias y conocimientos con sus colegas, alentándolos a contribuir activamente a la estrategia de la empresa.

Con el tiempo, la cultura organizacional comenzó a cambiar. La estrategia ya no era responsabilidad exclusiva de los líderes superiores; se había convertido en una función de todos. La organización se volvió más ágil, adaptándose mejor a los cambios del mercado y logrando un crecimiento sostenible. “De parvis grandis acervus erit”

Camila García demostró que cualquier profesional, sin importar su posición en la organización, podía contribuir de manera significativa a la estrategia de la empresa. Su dedicación, curiosidad y determinación no solo la transformaron a ella, sino que también transformaron la cultura y el éxito de toda la organización.

La historia de Camila García es un recordatorio de que la estrategia no es un privilegio exclusivo de los líderes superiores, sino una responsabilidad compartida que puede impulsar el éxito de toda una organización.

Y tú como propondrías ser un profesional más estratégico?

“Live the life you want to remember”


Todas las columnas del autor en este enlace: Andrés Felipe Ramírez Muriel

Andrés Felipe Ramírez Muriel

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