¿Dónde quedaron los cimientos?

ALDUMAR FORERO ORJUELA

A la Ciencia Económica la han convertido desde hace varios años en un apéndice de la física y la ingeniería; a la Ciencia Económica la han deformado, no la tratan desde su esencia, es decir, desde la parte científica.

¿Qué carajos se está enseñando en las universidades sobre economía?, con esta pregunta quiero expresar el descontento que muchas personas tienen sobre los objetivos de enseñanza sobre la Ciencia Económica. Está claro que las universidades y profesores tomaron una ruta equivocada que lleva a quienes estudian esta Ciencia a un fracaso estrambótico, a menos, que sigan aplaudiendo a los políticos y a la generación de pobreza y retraso en el desarrollo.

Cuando se tiene la primera clase de Economía, de entrada, se habla de métodos matemáticos, estadísticos, probabilísticos y de números, pero dejan de lado lo más importante, los fundamentos y los principios de la Ciencia Económica. Se enseña que la Economía es una “ingeniería social”, es decir, se dice que se busca entender a la sociedad, pero de la mano de la utilización de la matemática y la estadística lo cual es falso, porque una cosa son las aulas de clase donde se puede fabular y otra muy diferente la realidad.

A la Ciencia Económica la han convertido desde hace varios años en un apéndice de la física y la ingeniería; a la Ciencia Económica la han deformado, no la tratan desde su esencia, es decir, desde la parte científica, sino que la toman desde una parte ficticia donde los números “sostienen” supuestos estáticos. No saben o no se dan cuenta que la economía, es decir, el estudio de la acción del ser humano, es dinámica.

Este método – si es que se le puede llamar método a una serie de ecuaciones y funciones – ha logrado, por desgracia, permear toda la enseñanza de la Ciencia Económica de los centros universitarios. La modernidad, posmodernidad o moda también ha hecho desastres en la Ciencia Económica, cómo es posible que quienes enseñan esta Ciencia consideren que los libros que deben leer los estudiantes son los más actuales, los que están – según ellos – a la vanguardia, aquellos que “recogen la experiencia”, aquellos que dicen que el “gasto público” es lo que debe dirigir las políticas en un país y un montón de estupideces que no se sostienen en la realidad.

Es por esto que, la enseñanza de la Ciencia Económica es un desastre, por estar a la “vanguardia” es que se ha olvidado que la Ciencia NO es natural ni de ingeniería, sino una Ciencia de la Acción Humana, es tal la distorsión que reducen los problemas económicos a un tema de orden de maximización y optimización basados en hacer ecuaciones, funciones, pronósticos (como si supieran qué va a pasar mañana) y de justificación de aberraciones que conllevan a que las naciones se empobrezcan. Algunos pasan un pincelazo por el libro de Adam Smith que explica cómo se crea riqueza en el mundo.

Voy a poner un ejemplo de que lo que plasmo en este artículo no salió del sombrero o que solamente es por fastidiar a quienes hoy “enseñan” la economía. Hace unos años el mundo atravesó por una pandemia que fue producida por los comunistas de China, el mundo resultó afectado como pasa con todas las pandemias de la historia de la humanidad, pero lo que fue peor no fue en sí mismo la proliferación de una infección pulmonar que ocasionó la muerte de muchas personas sino la proliferación del Estado en la toma de decisiones para el conjunto de los individuos.

El Estado que siempre cree que tiene el poder sobre todos los individuos y con un argumento sin base obligó a que todos no saliéramos de nuestras casas, vivir retirados, sospechar del otro, ordenó también bajo amenaza que los negocios no se abrieran, ni que se hubiese producción, en otras palabras, el Estado encerró a todos los individuos y les quitó la posibilidad de elegir por sí mismos.

En este caso, el Estado ignoró por completo la acción de los seres humanos, nos trató como inválidos mentales que no sabíamos cómo cuidarnos y qué hacer. El protagonismo que le han dado al Estado es grotesco porque ahora ninguna sociedad puede vivir sino es por la mano presente del Estado, una locura imperdonable desde mi punto de vista.

A todo el mundo le hicieron creer que primero estaba la salud y después todo lo demás, que no importaba si una familia tuviera un pequeño local y le tocara cerrar a expensas de la quiebra de su negocio y la pérdida de su capital y la renuncia de su ambición a crear un patrimonio, el Estado no pensó en eso y los economistas también olvidaron los principios de la economía en donde dice que sin producción no hay desarrollo y por lo tanto habrá más pobreza, más indigencia, más hambre y más dolor, pero se dejaron embolatar de un Estado que nunca ha servido para nada ni servirá jamás en que la salud estaba primero.

Entonces si la gente hubiese durado mucho más en el encierro el problema social no solo sería por la pandemia y un virus que creó un Estado, sino que el problema real hubiese sido del orden de la cantidad de pobres e indigentes que se hubiesen creado por decisiones tontas y sin sustento alguno. Pero eso sí, al mismo tiempo que la economía estaba sin producir el Estado estaba GASTANDO recursos en subsidios, alimentos, regalos, etc., como si el dinero cayera de los árboles. Lo que hicieron los Estados y permitieron los economistas es que dejaron al mundo sin producir ocasionando más pobreza e indigencia y al mismo tiempo gastando recursos que no se tenían y por lo tanto sacando prestado o emitiendo. Lo hicieron TODO mal.

Así que, aunque me harán falta muchas más cosas, la realidad es que en las universidades enseñan “ingeniería social” y nunca profundizan en los principios y fundamentos de una Ciencia que estudia el comportamiento del ser humano y no el comportamiento del Estado que nunca ha servido para nada y lo único que hace es traer problemas a los individuos

¡Enseñen bien la Ciencia Económica!


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Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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