El pasado 2 de julio el portal de @UsuariosDigital, que ha dedicado tiempo a la revisión y visibilización de los planes de trabajo de las candidaturas a la Presidencia de Ecuador, hacían públicos mapas de palabras donde podemos observar los términos que más se repiten en sus propuestas[1]. Estos mapas destacan como una de las palabras que predomina “SEGURIDAD”, un tema que sin duda preocupa a la población en general debido al incremento de delitos violentos que incluyen sicariato, robos con armas de fuego, extorsión y secuestros. Actos que visibilizan cada vez más la permeación a todo nivel de organizaciones ligadas al crimen organizado transnacional.
Si hacemos un breve repaso de los discursos de la campaña que ya ha arrancado, vemos que las propuestas de seguridad están ancladas a dos aristas principales: incremento de control, atribuciones y capacidades policiales y militares; y por otro lado, la profundización y garantía de derechos sociales como educación, salud, etc., para garantizar igualdad de oportunidades.
Ambas aristas recaen en las lógicas de una campaña electoral corta y que requiere la mayor cantidad de visibilidad de quienes pugnan por llegar a la presidencia. Del discurso de endurecimiento del Estado contra la delincuencia surgen dudas sobre la eficacia de estas medidas en otras latitudes, y, sobre todo, de los efectos colaterales de una guerra contra el crimen organizado transnacional que criminaliza a los eslabones más débiles de las organizaciones delictivas y que tiende a vulnerar los derechos de la población en general. El caso de El Salvador con Bukele es, sin duda, el ejemplo presente de esto.
De las propuestas de justicia social como medida para combatir el crimen organizado nos surge la duda de cómo esto tendría las respuestas inmediatas que requiere la ciudadanía. No cabe duda de que la garantía de derechos sociales para todos y todas es una medida de prevención del delito, a finales del siglo pasado criminólogos y cientistas sociales visibilizaron la necesidad de tomar en cuenta las teorías estructuralistas del origen de los delitos, pero estas no responden a la urgencia que tiene la ciudadanía en resolver este tema. Aunque deben ser prioridad, requieren combinarse con medidas a corto plazo.
Es necesario hablar de soluciones eficaces a una situación que se ha vuelto insostenible. La tasa de homicidios crece de manera alarmante, negocios que cierran porque no pueden seguir pagando “vacunas”, familias que se separan para mandar a los más jóvenes lejos de las redes que reclutan a la fuerza o con promesas económicas a jóvenes para sus redes. No queremos, ni podemos seguir sobreviviendo así.
Quien pretenda ocupar la presidencia debe buscar salidas mediadas a la violencia y a la ocupación de nuestro territorio por bandas transnacionales de crimen. Es menester resolver los conflictos con todos quienes forman parte de este, y es momento también de pensar en la necesidad de la cooperación de los estados. Si las organizaciones criminales desdibujan las fronteras de nuestros estados, requerimos impulsar más que nunca formas de integración y cooperación eficaces y soberanas como alternativa de combate a estas organizaciones.
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Imagen:«File:Votaciones en Madrid elecciones presidenciales de Ecuador 2017.jpg» by Montserrat Boix is licensed under CC BY-SA 4.0.
[1] https://twitter.com/usuariosdigital/status/1674839087251849224?s=20
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