“¿De qué sirve que haya tantos cristianos?, si vivimos en una sociedad que cada vez más refleja menos los valores cristianos, o mejor aún ¿por qué quedarnos callados frente a la problemática de nuestro país (pobreza, violencia, narcotráfico, corrupción, etc.)?.”.
La Constitución de 1991 abrió la puerta a otro tipo de expresiones religiosas diferentes a la católica que hasta ese año fue la religión oficial del Estado Colombiano, dentro de esas religiones la de mayor crecimiento ha sido la cristiana.
Esto lo evidencian los números, para el año 2021 el Ministerio del Interior había otorgado más de 9.500 personerías jurídicas a iglesias, lo que significa que en promedio por cada municipio de Colombia existen 9 iglesias cristianas, por otro lado, en términos poblacionales, según cifras del Ministerio del Interior alrededor de 10 millones de personas en Colombia se consideran cristianas, estaríamos hablando de casi el 20% de la población colombiana.
Este cifra es impresionante, es mucho mayor que el de cualquier comunidad étnica en Colombia, lo que permite plantear la siguiente pregunta, si son tan numerosos, ¿cuál es su influencia?, la respuesta a esta pregunta se puede dividir en tres aspectos: en el aspecto social ha sido importante el papel que han jugado aportando a la construcción del tejido social, muchas veces donde no llega el Estado si llega una iglesia, otro aspecto es el económico un estudio del DANE revelo que este sector genera alrededor de un 4.5 % del valor agregado de la economía colombiana y aporta con más de 260 mil empleos.
Sin embargo, en el aspecto público, este poderoso número de 10 millones no trasciende, y su influencia es ínfima. Para la muestra un botón, el Congreso de la República para este periodo 2022-2026, solamente cuenta con una congresista cristiana.
¿Por qué entonces los cristianos no son influyentes en lo público? o mejor, en los últimos 30 años, ¿Cuál ha sido su gran aporte a lo público?, la realidad es que a grandes rasgos solo ha sido uno, la libertad de cultos promovida en la constitución política de Colombia, y que ahora goza de una dirección en el Ministerio del Interior que lidera la política pública de libertad religiosa y podríamos también hablar de la movilización que se dio para frenar las cartillas de la exministra Gina Parody.
Sin demeritar estos logros, estamos lejos de lo que otros cristianos en otras partes del mundo y en otras épocas de la historia han logrado, y esto no solamente le ocurre a Colombia sino a toda América Latina, donde la población cristiana ha tenido un crecimiento exponencial, pero cada día son menos relevantes en el debate público.
¿Cuáles podrían ser las causas? Una de las razones principales es que nos encerraron, nos amordazaron, nos confinaron, para que solamente seamos libres de expresar lo que creemos los domingos en un lugar de cuatro paredes (llamado iglesia), dónde podemos expresar la fe al Dios vivo, pero que una vez salimos a la calle no se puede nombrar la palabra Dios o la biblia en ningún sitio público, llámese: universidad, Colegio, programa de opinión, debates públicos, so pena de ser estigmatizados.
La triste realidad es que muchos cristianos cedimos ante eso, porque creímos que solo con tener nuestro espacio para manifestar nuestra fe era suficiente, hicimos un trueque (eso sí obligados), en que en lo privado podemos expresarnos, pero en lo público debemos guardar silencio.
Y esto nos debe llevar a una gran reflexión, ¿de qué sirve que haya tantos cristianos?, si vivimos en una sociedad que cada vez más refleja menos los valores cristianos, o mejor aún ¿por qué quedarnos callados frente a la problemática de nuestro país (pobreza, violencia, narcotráfico, corrupción, etc) ?, mientras que las soluciones que se utilizan vienen de ideologías que la historia ha probado como ineficientes y que solo generan más caos.
Tenemos una visión para aportar, tenemos una historia probada por más de 2000 años de sacar a comunidades de la pobreza (mental, espiritual, material). ¡Debemos hablar en lo público!, ¡No podemos seguir siendo 10 millones de cristianos con cero influencia!
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