En infinidad de ocasiones me han preguntado: “¿Cómo hacemos para crecer constantemente en un mundo donde los recursos son cada vez más escasos?”. Este interrogante contiene una postura determinante en el debate político. Me ha llevado meses intentar responder la pregunta para, finalmente, poder decir –con la honestidad intelectual que debe caracterizar a cualquier liberal– que es infundado el cuestionamiento.
A priori, sugiere una respuesta inmediata que estaría basada en la racionalización del miedo venidero, es decir, existe una ansiedad frente a las generaciones futuras y su prosperidad en la Tierra (el ser del cuerpo argumental): una preocupación latente por el prójimo en la que se sostiene un argumento emocional muy difícil de contrarrestar. Posteriormente, se identifica a los agentes del problema y el medio para superar el núcleo del interrogante, donde curiosamente, siempre el medio para solucionarlo es el Estado, a través de políticas públicas basadas en el gregarismo ecologista; el determinador del problema serían las empresas y su sofocante avaricia por obtener más ganancias a costa del deterioro ambiental. Por ello, aportaré algunos datos que sugieren una solución desde el supuesto origen del problema.
Hablemos primero del determinador del problema: las empresas y la asfixiante política laissez faire, ergo, el argumento central es que la libertad económica y el cuidado del medio ambiente son incompatibles. Sin embargo, es un hecho que los países con mayor libertad económica son los que mejor desempeño ambiental tienen.
Los anteriores datos son producto de un estudio donde se refleja una correlación entre el Índice de Libertad Económica elaborado por The Heritage Foundation y el Índice de desempeño ambiental de la Universidad de Yale.
Ahora bien, si observamos el diagrama de dispersión podremos encontrar una correlación más incisiva entre la libertad económica y el desempeño ambiental de forma positiva; se logra visualizar la media de 15 años relacionados con la libertad económica. Estados como Singapur tienen un desempeño ambiental alto, a la vez que, una libertad económica formidable; caso contrario al de Birmania, que es de los peores Estados con desempeño ambiental y completamente sumergido en políticas totalitarias producto de su dictadura militar. Chile es un caso particular, debido que la aplicación de las políticas difundidas por los Chicago Boys le ha permitido un avance significativo en crecimiento económico en los últimos 40 años, a la par de un desempeño ambiental considerablemente bueno.
Dos (2) conclusiones claras que nos arroja el estudio antes citado son: 1) los países con más libertad económica y mayor PIB tienen entornos más limpios, pues a medida que aumentan los ingresos, las personas demandan aire y agua más limpios; y 2) las empresas privadas están invirtiendo cinco mil millones de dólares en energía de fusión, otra señal de que la riqueza generada por la libertad económica puede resultar en un aire más limpio.
Empero, esto no contesta la pregunta todavía. Hasta el momento hemos resaltado que las economías más libres son aquellas que tienen mejor desempeño ambiental. El crecimiento económico es entendido bajo un aspecto cuantitativo, que significa la evolución positiva en términos de la capacidad productiva de su economía y de su renta dentro de un periodo de tiempo concreto. La pregunta es una derivación de las famosas leyes pesimistas, cuyo máximo exponente fue Thomas Robert Malthus, quien expuso que los niveles de vida no podían seguir aumentando permanentemente, porque si seguían creciendo, harían que la población se reprodujera también más rápido, por lo cual, el crecimiento poblacional podía deshacerse de nuestra capacidad de producir alimentos y condenarnos a la miseria.
La respuesta es crecer. Aunque el crecimiento en países en vía de desarrollo puede generar un deterioro ambiental por distintos factores, siendo uno de los más claros que, por ser economías pre-industrializadas, los métodos y modos de producción son precarios en términos de innovación tecnológica. La única manera de tener un crecimiento continuo y sostenido es innovar en tecnologías más efectivas que le permitan a las personas producir cada vez más, con la oferta limitada de trabajo y de recursos físicos con los que se cuenta. En últimas, dicha aplicación práctica de mentes individuales para crear valor, solo se puede dar en sociedades libres.
La curva de Kuznets refleja lo que hemos mencionado. Las economías emergentes, mientras crecen, pueden generar un deterioro ambiental; no obstante, llega un punto (la cresta) en el que la evidencia empírica nos muestra que comienza a bajar de manera abrupta el deterioro ambiental, aproximadamente a partir de los USD$ 40.000 PIB per cápita. Entonces, un buen examen sería ver cuál es el PIB per cápita de una nación y compararlo con las emisiones de CO2, para lograr ver, asimismo, en qué lado de la curva se encuentra y cuanto falta para llegar a la cresta.
A mi estimado Maestro solo me queda por decirle: no podemos especular inteligentemente sobre lo que desconocemos, porque es como buscar un objeto perdido en la oscuridad de nuestra habitación, pero si podemos trazar líneas en las áreas oscuras y delimitar nuestro campo de conocimiento con interrogantes. Le agradezco esta duda que ha planteado en mí. El poder creador de la civilización es la ignorancia –no en un sentido despectivo– y la aceptación de que el individuo se beneficia de más conocimientos de los que posee de forma espontánea.
Propendamos por un espacio que beneficie el libre flujo de energía voluntaria, ya que la innovación pocas veces ha llegado por medio de una directriz central. El carácter innovador de los seres humanos proviene de la incertidumbre, el ingenio y la astucia de ser en busca de un terreno de creación de valor. Son los grandes avances los que han dejado el miedo atrás.
Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/juanpsanchez/
Referencias
Tyrrell, P., Miller, T., Kim, A. B., Roberts, J. M. (2022). Highlights of the 2022 Index of Economic Freedom. The Heritage Foundation. https://www.heritage.org/index/pdf/2022/book/2022_IndexofEconomicFreedom_Highlights.pdf.
Wolf, M. J., Emerson, J. W., Esty, D. C., de Sherbinin, A., Wendling, Z. A., et al. (2022). 2022 Environmental Performance Index. New Haven, CT: Yale Center for Environmental Law & Policy. https://epi.yale.edu.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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