¿Un profe por plata o dignidad para el oficio de educar?

DSC_0981Estoy haciendo un diplomado en pedagogía y didáctica para no licenciados, tengo la docencia como herencia por parte de mi madre, primos, primas y hermanas de mi abuela materna. Soy comunicador y periodista, sé de las particularidades del arte de enseñar y sé que el enseñar funciona cuando hay convicción como maestro.
El fin de semana inicié clase con una nueva maestra, se llama Cruzana y tiene más de 70 años. Cuando entré al salón y la miré me preocupé un poco. «Está vieja para enseñar». Ella fue desarrollando su propuesta, nos contó sus primeras experiencias como maestra y de lo bien que se le veían las faldas, también nos propuso investigar, su propuesta la hizo de la manera más tradicional, el grupo reía y ponía atención.
Terminada la clase tuve esta conclusión: me gustó. Aún sigo asombrado con el despliegue de energía y pasión de esta mujer; lo novedoso en ella no eran sus metodologías, era su comodidad con los conocimientos y el placer por hacer con el otro. Claro, no todo era color de rosa porque a simple vista relucían algunos vicios que el poder, el ego o la experiencia le otorgan a uno.
Pasé el domingo pensando en ella, me pregunté muchas veces ¿Qué tiene que pasar en Colombia para que los maestros y maestras se sientan felices? Se me han ocurrido algunas respuestas, todas asistencialistas y mediáticas. Que el aumento de su salario, que mayor inversión en la prestación de servicios, que una mejores condiciones para disfrutar su hacer. Creo que la situación va más allá.
Por otro lado, estuve en la celebración del mes de la niñez del municipio de Valparaíso, la alcaldesa lanzó comentarios fuertes e hirientes frente a las y los maestros que no estuvieron en dicha celebración. “Con esto demuestran que trabajan sino por la plata”, no sé, yo no termino de convencerme de eso. De lo que sí me convenzo es del agotamiento por parte de estos servidores públicos, que comparados con otras personas que trabajan en este sector, no reciben la mejor remuneración.
Ahora, creo que nos estamos formulando mal la pregunta, yo sí creo que los maestros y maestras son felices, lo que pasa es que hay algo que les talla, que no les permite lucirse completamente, hay algo que los desmotiva y claro está, no a todos.
¿Lo que se viene? No soy experto en este tipo de situaciones, sin embargo he comenzado a notar que los estudiantes cada vez más apoyan más a sus maestros y maestras; confieso no haber visto desde hace mucho tiempo a las y los jóvenes con los que trabajo tan permeados, interesados y prestos a apoyar causas comunes por tanto tiempo, el paro ya va a iniciar su tercera semana y los estudiantes parecen acercarse más a los intereses de las y los maestros.
Por lo menos algo bueno sí está sucediendo y es que los maestros y maestras están mostrándole a sus alumnos qué sucede cuando los cuerpos se mueven bajo un mismo lenguaje buscando un mismo efecto.

Ave Velásquez Montoya

Soy Ave Velásquez, o así me conocen. Escritor de ficción, no tan buen periodista; un opinador que lo relativisa todo -a eso debo muchos dolores de cabeza- y que se conmueve con todo. Tengo un blog que se llama LaMentira Blog y bueno, soy comunicador periodista de la Corporación Universitaria Lasallista y trabajo en el programa Antioquia Joven de la Gobernación de Antioquia.

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