“El equipo económico del gobierno debe priorizar políticas, planes, programas y proyectos realistas y sostenibles para mejorar los índices de desempleo, frenar la inflación y disminuir las tarifas del servicio de energía [impagables en muchas partes del país], (…) Medidas excepcionales, para momentos excepcionales”.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo – OCDE, presentó las perspectivas y proyecciones económicas internacionales y el panorama es poco alentador. Primero, “la guerra de Rusia contra Ucrania está frenando la recuperación”. Además de la catástrofe humanitaria, las consecuencias son evidentes en la economía mundial, debido a los incrementos en los precios de los alimentos y la energía. Segundo, “las presiones inflacionistas se han intensificado”, en razón a los problemas asociados a las cadenas de abastecimiento y materias primas que impactan los precios al consumo. Tercero, “la crisis del costo de la vida provocará penurias y riesgos de hambruna”, en efecto, estamos muy cerca de una crisis alimentaria global. Después de dos años de pandemia, los precios de los alimentos se encuentran al alza, disminuyendo el poder adquisitivo de los hogares.
En este contexto mundial, ¿en qué situación se encuentra Colombia? Al respecto quiero destacar tres aspectos:
i) El índice de desempleo sigue en dos dígitos. De acuerdo con el Departamento Nacional de Estadísticas – DANE, en el mes de julio, la tasa de desempleo nacional fue del 11,0%. Vale destacar que, para el mismo periodo del año 2021, la tasa total nacional era 13.1%.
ii) Por otro lado, según el DANE, para el mes de agosto, la variación anual del índice de Precios al Consumidor ascendía al 10,84%.
iii) Las tarifas de servicios públicos y en especial, de la energía eléctrica. Como lo publicó el DANE, la variación anual del precio del servicio de electricidad para el mes de agosto fue del 25,9%. En ocho ciudades de la costa caribe se registran las mayores variaciones: Santa Marta 49,9%, Riohacha 47,1%, Barranquilla 44,4%, Sincelejo 40,7%, Valledupar 40,4% y Montería 40,4%. Bogotá registro un 21,44% y Medellín 19,56%.
En cuanto al tema en particular, el propio presidente Gustavo Petro, señaló que el comportamiento del sector es extraño, cuestionado cómo “¿puede aumentar el pago por servicio de electricidad cuando los embalses están llenos y es temporada de muchas lluvias?”. Acto seguido, ordenó a la ministra de Minas y Energía asumir las funciones de la Comisión de Regulación de Energía y Gas – CREG. ¿Ya era hora? Esperaremos los resultados de la intervención.
En tal sentido, la nota Editorial de El Tiempo del pasado 7 de septiembre, destaca que el gobierno debe desplegar una lucha urgente puesto que “los hogares pobres que destinan una mayor proporción de sus ingresos a esos gastos básicos de comida, arriendo y servicios, conforman los segmentos poblacionales más golpeados”. Por su parte, el director de Portafolio, Francisco Miranda, en la Editorial del 8 de septiembre resalta que “recientemente los altos precios de los servicios públicos, en especial la energía eléctrica, están impactando con severidad el bolsillo de millones de hogares colombianos”.
El equipo económico del gobierno debe priorizar políticas, planes, programas y proyectos realistas y sostenibles para mejorar los índices de desempleo, frenar la inflación y disminuir las tarifas del servicio de energía [impagables en muchas partes del país], pues está en riesgo la calidad del mercado laboral y la sostenibilidad del gasto de los hogares más vulnerables debido al incremento en el costo de vida. Medidas excepcionales, para momentos excepcionales.
Otras columnas del autor: https://alponiente.com/author/miguelavila/
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