Se habla mucho y a la vez poco sobre este tema tan controvertido. Muchos analistas financieros viven hablando de si sube o baja el precio del dólar, pero lastimosamente no se saben medir las causas de esto, pues vivimos ignorando que pasa en la economía para llegar a esta situación.
Repasemos las causas de este fenómeno.
Una anécdota
Por el año 2012 hice mi primer viaje solo a Colombia por motivos de negocios y de placer, al mismo tiempo. Era un vuelo Caracas – Ciudad de Panamá – Cali, el cual fue sin mayores contratiempos. Al llegar al Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de la ciudad de Cali, lo primero que hice fue buscar en donde poder cambiar algunos de los dólares que tenía por pesos colombianos, ya que tenía que pagar taxi hasta donde me iba a quedar esa noche. Fue una gran sorpresa, porque recuerdo la consternación que mucha gente tenía para esa fecha (noviembre de 2012) porque se había disparado el precio del dólar de 1.540 a 1.720 COP$/USD$. Yo, viniendo de un país donde el tipo de cambio se devaluaba al menos 50% por año, a veces pasando los 200% de aumento, y con una inflación mínima para la época de 35% al año, me parecía una nimiedad ¡una tontería! pero igual comprendí que el peso colombiano era una bola de nieve en caída libre. Hoy, cuando se escribe esta columna: diciembre de 2021, con un tipo de cambio rondando los 4.000 COP$/USD$, mi intuición no fue desacertada. Veamos por qué pasan estas cosas.
Déficit fiscal
En un país que en el último lustro ha pasado de un déficit fiscal de 3,0% del PIB en 2012, a un estimado de 8% para finales de 2021, se nota la necesidad de cubrir ese hueco, ocasionado por un premioso gasto público y la consabida promesa de cada vez más “derechos a la población”. Una de las medidas predilectas de los gobiernos es endeudar a las naciones para cubrir diferentes tipos de gastos ordinarios y extraordinarios, pero esto solo se puede hacer hasta cierto límite, ya que a medida que aumenta la cantidad de deuda pública también aumenta el riesgo del país, sobre todo, si no existen políticas económicas que avalen esta emisión de deuda. De por sí, por cláusulas contractuales de organismos tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, la gran mayoría de los préstamos hechos a una nación vienen con condiciones específicas de políticas económicas, incluyendo de tipo de cambio, lo que hace que el valor del peso colombiano oscile mucho.
Debido al costo de aumento del endeudamiento para un país con problemas fiscales como Colombia, el cortoplacismo del gobierno hace que la devaluación sea una medida asequible para ello. ¿Y eso por qué?, se preguntará más de uno, y la razón es la siguiente: a mayor sea el tipo de cambio, mayor será la cantidad de pesos colombianos por cada dólar.
Si yo, por ejemplo, vendo 100 dólares a 3.500 COP$/USD$, obviamente tendremos 350.000 pesos para ese momento, pero si el tipo de cambio aumenta a 4.000 COP$/USD$, casi que por arte de magia tengo ahora 50.000 pesos más que antes de la variación ¡ahora imagínense esta situación con miles de millones de dólares! será dinero extra sin haber subido impuestos o aumentado deuda ¡un boom total! dado que en Colombia hay un gasto público desbordante y amenazante para la salud financiera de su elefantiásico y pésimo Estado –pues ya tenemos el primer incentivo a devaluar–. Sigamos con las causales de este fenómeno.
Comercio exterior desfavorable para Colombia
El déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos de USD$ 4.635,62 para septiembre de 2021, con respecto al año pasado, aumentó un 140% aproximadamente y su comportamiento ha ido creciendo en la última década. Eso en palabras llanas significa que Colombia importa mucho más de lo que exporta, tanto en bienes como en servicios, llevándonos a la necesidad de que la producción extranjera compita con las empresas colombianas, reto por demás, muy difícil. Considerando una alta presión fiscal por la cantidad de impuestos que asumen las empresas, la falta de seguridad jurídica debido a la inestabilidad política y económica –en el país que cada dos años hay una “reforma tributaria”–, los TLC (Tratados de Libre Comercio) que solo consiguen tener buenos beneficios para la élite mercantilista cercana al Estado y no para todo el tejido empresarial y, por supuesto, las enormes trabas para que una pequeña empresa exporte al resto del mundo, se configura el escenario perfecto para que el sector exportador colombiano sea protegido con regulaciones y tarifas que evitan la competencia.
Esto denota que el “lobby de los empresaurios” es fuerte para incidir en la política económica y uno de los resultados de esta incidencia es lo que se llama el subsidio cambiario. Dicho subsidio es una ayuda al tejido empresarial ya que al devaluar la moneda ocasiona que los precios que estaban referidos en pesos y convertidos sean menores, y por ende, más competitivos –y si no me cree, haga la operación en 100 mil pesos colombianos cuando el tipo de cambio esté en 3.500 COP$/USD$, y hágalo cuando esté en 4.000 COP$/USD$–. Lo anterior, hace más “competitivos” los precios de los productos exportables, sin necesidad de mejorar la capacidad productiva y, por ende, lo concerniente a productividad e invertir en innovación. Es un negocio redondo para el Estado y su conjunto de amigotes mercantilista, pero el cuento ¡no termina acá!
Emisión monetaria, inflación y precios
Si definimos la inflación no como el mainstream economics lo hace: el aumento generalizado de precios, sino como técnicamente debe ser: el aumento de la masa monetaria de una nación, y si sabemos que por la Constitución Política de Colombia de 1991, el Banco de la República (BanRep) es independiente del resto del Estado colombiano, en teoría este organismo no debería trabajar para tapar las faltas del gobierno. Pero en la práctica no es tan fácil determinarlo.
Sin entrar en procesos de ingeniería financiera: si el gobierno central tiene una meta que cumplir con el IPC, PIB y otras variables macroeconómicas, tanto el sector bancario como el BanRep pueden entrar en un proceso de disminución de la tasa de interés para que aumente la masa monetaria y variables como el PIB, y el empleo y comercio exterior mostrarán a corto plazo un aumento. Aunque el proceso es más complejo, estas pequeñas líneas anteriores lo ejemplifican.
Lo que no cuentan a vox populi es que de esa masa monetaria solo una parte se queda en territorio colombiano, lo que implica que el resto se va al exterior y para ello se necesitan dólares. Como cualquier clase básica de microeconomía nos dice: a mayor demanda, mayor será el precio del producto demandado. Así, por antonomasia, el incentivo a devaluar por alta demanda es más que evidente.
Vemos entonces como la conjunción entre el gobierno central, mediante el Ministerio de Hacienda, el sistema bancario y el BanRep unen sus incentivos para que la decisión obvia sea devaluar la moneda.
Expectativas sobre la Reserva Federal (FED) de Los Estados Unidos
Ya para terminar este pequeño análisis: si bien tenemos los ingredientes internos para la bomba explosiva del tipo de cambio, nos falta el factor externo que es el comportamiento de la tasa de interés de la FED, ya que si aumenta esta tasa de interés existe menor cantidad de dólares para el sistema, lo cual podría ser un indicador de que el dólar disminuye su valor y de que la masa de inversores se irá a otras divisas más estables. Todo en aras de que, eventualmente, se torne más atractivo el peso colombiano. Lo siguiente es un proceso de revaluación relativa de la moneda nacional. Claro, para asegurarlo el grado de inversión de Colombia no debería haber cambiado en el proceso, algo que es irreal.
Lo que ha pasado en general es que las tasas de interés en los Estados Unidos se han mantenido a la baja durante años, haciendo que crezca la masa monetaria en aquella nación para cubrir la creciente demanda de dólares en el mundo. Eso nos lleva a que la depreciación del dólar sea menor que la depreciación del peso colombiano, haciendo al final más caro al dólar, es decir, que se devalúa al peso con respecto a esta divisa solo por el movimiento natural del mercado internacional de divisas.
Observación final
Todo lo dicho fue un pequeño bosquejo de porque el peso colombiano es una de las más devaluadas divisas del mundo. No es intensivo ni conclusivo lo explicado acá, pero con certeza podemos afirmar que este fenómeno para nada es un accidente inesperado de la naturaleza: es la simple acción venenosa e ineficiente del estatismo colombiano, aunado al mercantilismo criollo. Otro escenario factible del leviatán chibchombiano.
NOTA: Todas las cifras mostradas, salvo que se diga lo contrario, provienen del Banco de la República de Colombia (fuente AQUÍ).
Este artículo apareció por primera vez en nuestro portal aliado El Bastión.
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