En los últimos años se ha venido acuñando de manera exponencial el término posmodernismo y todo lo relacionado con la “nueva ola cultural”, esto ha generado un desequilibrio en lo ya establecido y como consecuencia hemos observado y vivido un trascendental cambio de 360 grados en los valores, la ética, la moral, la sociedad en general y el temor a Dios. Algunos perciben los anteriores cambios como un proceso natural al desarrollo de los comportamientos y de las habilidades humanas, en pocas palabras, lo atribuyen al avance de la sociedad, es claro que no se puede desconocer que con el pasar del tiempo llegan cambios, pero la verdad es que estos procesos de transformación radical son planes estructurados para cambiar la cosmovisión actual y promover una nueva forma predominante de pensamiento y vida, lastimosamente autodestructiva y cargada de una moralidad falsa e incongruente.
Con lo mencionado anteriormente, podemos decir que estamos experimentando momentos donde la población vive una locura colectiva virulenta en todos los ámbitos de la vida y de la sociedad, cada día que pasa, observamos que las personas en general se comportan de una manera notablemente irracional, desquiciada y en la mayoría de casos desagradable. Todo lo expuesto lleva consigo el agravante de que estos comportamientos autodestructivos son fácilmente transmisibles, contagiosos y resistentes a los antibióticos. Peor que un virus.
Para nadie es un secreto que hasta en el sentido más básico y natural donde exista un vacío, este tiende a ser llenado por la misma fuerza natural o por los humanos y sus pensamientos, y precisamente el vacío que deja el posmodernismo está siendo llenado por un sector de la población que quiere imponer su forma de ver el mundo, ese espacio en blanco se ha convertido en el perfecto ambiente para que estas nuevas ideas nacieran, se empezaran a desarrollar y lograran alcanzaran un alto grado de aceptación, convirtiéndose actualmente en las nuevas teorías teológicas y científicas aunque para colmo de males, desconocen los más básicos principios de la ciencia.
Gracias al alto grado de aceptación que han tenido estas nuevas ideas que pretenden cambiar la cosmovisión actual (recordemos que lo nuevo no siempre es bueno), se ha desarrollado una agresiva batalla cultural, social, económica, política y científica con el fin de exigir a través de una manera notoriamente autoritaria la imposición de medidas sectoriales de obligatorio cumplimiento para todos. Estas medidas financiadas por grandes conglomerados y en varios casos por el mismo Estado, claramente pretenden acabar con lo científicamente demostrable, con lo moralmente aceptable y con el núcleo de la sociedad: la familia.
Es una obligación natural de las personas luchar contra estas imposiciones que pretender acabar con las libertades, el respeto a la vida y la sociedad. Todos unidos podemos contrarrestar el gran avance que han tenido, de otra forma no tendremos más que aceptar y callar ante lo inevitable.
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