Me senté a escribir esta mi columna semanal para el portal Al Poniente en la sede de la Facultad de Minas en la ciudad de Medellín, alrededor de una historia particular de uno de mis cursos que se había perdido de mi memoria.
La Facultad de Minas es un espacio privilegiado, y además bellísimo, para la formación de ingenieros con alto reconocimiento en la nación, que además se preparan como ciudadanos con sensibilidad social bajo la gran sombrilla de la Universidad Nacional de Colombia. Es llamada por sus egresados más antiguos con el nombre de Escuela de Minas lo cual les genera añoranzas y les refuerza su sentido de pertenencia hacia la institución.
En un reciente vuelo comercial de rutina entre las ciudades de Bogotá y Medellín, cuando abordé y me senté en la silla correspondiente, fui saludado espontáneamente por un pasajero que estaba a mi lado y cuya cara no reconocí en el momento:
¿Cómo le va profe?
Mi compañero ocasional de viaje se identificó como un ingeniero mecánico de la Facultad de Minas y hoy es un exitoso empresario independiente.
Después del saludo inicial y cuando ahondamos en la correspondiente conversación, este ingeniero me recordó que yo había sido su profesor del curso “Programación de Computadores en Lenguaje Fortran IV” por allá a mediados de los años ochenta. Hace dos décadas no nos cruzábamos en nuestros caminos.
Al referirse al curso mi exalumno me hizo un comentario que me causó gran impacto, que me revivió muchos aspectos de mi vida docente:
“Profesor, yo siempre recuerdo que en la primera clase usted nos enseñó su receta para cocinar arroz con coco, lo cual nunca se me ha olvidado y esta me sirvió mucho en el desarrollo del curso.”
Creo que es necesario ambientar a los lectores que pasan por el portal Al Poniente sobre esta historia, ya que no soy profesor de una escuela de gastronomía sino de una escuela de ingeniería.
Mi curso de programación de computadores tenía como objetivo que los estudiantes aprendieran a elaborar diagramas de flujo a partir de algoritmos de ingeniería y después que pusieran a hablar ese diagrama en un lenguaje de computador en ingeniería que era muy usado en su momento, el Fortran IV.
Un diagrama de flujo es un artificio visual para representar un algoritmo, y a su vez un algoritmo es la secuencia detallada de pasos para resolver un problema o para desarrollar un proceso.
El diagrama de flujo es una herramienta muy usada en trabajos informáticos y así mismo en procesos organizacionales y particularmente en aplicaciones industriales.
El diagrama de flujo en informática es un organigrama detallado, metódico y preciso que automatiza la solución del problema y es independiente del lenguaje de computador que se quiera utilizar. En la construcción del diagrama hay que utilizar el razonamiento lógico, lo cual es muy importante en ingeniería.
Por su parte un algoritmo consiste en una serie de instrucciones o reglas, precisas y finitas, que llevan a la solución única de un problema. Un ejemplo actual de algoritmo se puede apreciar en el instructivo de uso de un nuevo smartphone, que cuando se va a usar por primera vez es necesario seguir al pie de la letra y juiciosamente con la ayuda de un manual.
La realización de cada una de las tareas de nuestro día a día tiene implícito un algoritmo que también puede ser representado en forma de diagrama de flujo. Por eso presenté como primer ejercicio del curso el algoritmo de la elaboración del arroz con coco y seguidamente le propuse al grupo de estudiantes un taller para diseñar un diagrama de flujo para la preparación de este delicioso plato de la gastronomía del caribe colombiano. Recuerdo que cuando socialicé este ejercicio en una reunión de profesores, un colega me dijo que yo era de los profesores que siempre perdían la primera clase.
Una grata sorpresa fue que veinte años después mi exalumno recordara el ejercicio que les propuse en clase y me impactó más cuando me dijo que desde la primera clase había comprendido que todos los ejercicios que vendrían en el curso serían como la preparación de un delicioso plato de arroz con coco.
Mi alumno me contó con orgullo que había sacado como calificación final 5.0 sobre 5.0, es decir la máxima nota del curso. Recuerdo que como examen final yo acostumbraba poner un problema de Programación Lineal consistente en calcular la inversa de una matriz usando el método de la inversa por el producto. El estudiante debía hacer el diagrama de flujo, codificarlo en Lenguaje Fortran IV y procesarlo en el computador central de la Universidad.
Definitivamente el reto de un profesor es lograr cautivar a sus estudiantes y mi vida académica me ha enseñado que cuando a los alumnos se les presentan situaciones cotidianas es más fácil que se enganchen y se entusiasmen.
Como decía Andrés Bello: Un buen método de enseñanza no tanto se propone comunicar mucha ciencia al estudiante, cuanto dar a su entendimiento un poderoso impulso y un rumbo cierto
La docencia es un ejercicio apasionante y se manifiesta gratificante cuando uno se encuentra con estudiantes, como el de la historia que nos convoca en la presente columna, que le reconocen que su clase les hizo un aporte importante para su aprendizaje.
Considero que esta pequeña historia se puede ver reflejada en la siguiente cita de William Butler Yeats :
La educación no es llenar un cubo sino encender un fuego.
Vaya un saludo a José Manuel Maya G., Ingeniero Mecánico de la Universidad Nacional de Colombia que me generó un momento especial con su recuerdo sobre mi receta del arroz con coco durante un vuelo comercial. Le pondré un correo electrónico para invitarlo a comer un plato de pescado frito y arroz con coco, acompañado de una Kola Román.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2014/12/Diego-German-AL-Poniente-e1418367403784.jpg[/author_image] [author_info]Diego Germán Arango Muñoz Ingeniero Administrador de la Universidad Nacional de Colombia Psicólogo, de la Universidad de Antioquia Administrador Turístico, del Colegio Mayor de Antioquia. Especialista en Mercadeo, de le Universidad Eafit. Especialista en Investigación Social, de la Universidad de Antioquia. Profesor de la Universidad nacional de Colombia desde 1977. Profesor invitado a 35 universidades hispanoparlantes. Consultor en Marketing para más de 350 compañías. Director de más de 3,500 investigaciones empresariales en el campo del Marketing. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
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