En Colombia muchos mártires han existido, políticos, líderes sociales, e incluso algunos que van guiados con esas ínfulas del poder ilegal; pero siendo sensatos, hay que darle más movimiento a quienes lo hicieron desde el marco de la legalidad, encontrando que su trasegar fue nublado por actos y hechos cobardes, de personas que no tendrían ideales, movidos por el poder de un bien que todos conocemos, el dinero.
Tales mártires no hay que nombrarlos, pues existen en las estructuras sólidas de la historia de este país, Jorge Eliécer Gaitán, Álvaro Gómez Hurtado, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Garzón y otros personajes de la historia que murieron por defender sus causas, por ir en contra de las estructuras que tenían el poder, que generan miedo, que hoy asesinan cobardemente a líderes sociales, comunitarios, políticos; porque esa ha sido la verdadera guerra, la de la palabra; porque el conflicto se deterioró desde un inicio al no estar de acuerdo, a que el ideal era y es uno, si quieren cambiarlo, no podemos, porque esas estructuras del poder, son perpetuas, como monarquías, que tienen derecho propio a ser y hacer, nadie puede ir en contra y nos cortaron la esperanza.
Pero esto no es de hablar de quienes murieron y han pasado a la historia como esos líderes ecuánimes del ideal perfecto, sino de quienes vivimos, de la necesidad de que despertemos como sociedad, de esa pesadilla tortuosa, alarmante, a la que nos acostumbramos. Es este conflicto el de las muertes de los líderes sociales, de las batallas de los páramos y reservas naturales, de no olvidar lo que sucede en el país, las masacres que nos hicieron cambiar por asesinatos colectivos, que han dicho sin vergüenza que no es así, e incluso se unió todo el estado, en sus estructuras, para mentirnos como país.
Debemos tener en cuenta, que esta no es una posición o apología a un lugar o idea, sino a que como país, como ciudadanos del mundo, e incluso como humanidad, debemos dar amplio espectro de lo que sucede, y parar a quienes hoy, son los villanos de nuestra historia, porque aquí no hay héroes, no hay un gran salvador, y como lo expresó alguna vez Jaime Garzón “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo. ¡Nadie!”, es hoy, y aun no somos responsables de esas palabras, como sociedad, hemos dejado que se abalancen sobre eso que llamamos democracia, y destruyan los estamentos, pero que además los reconstruyan de acuerdo a como ellos quieren, esos, los poderosos, que no han querido dejar el poder, que han dañado el medio ambiente, que venden el país al mejor postor, y despreocupadamente, nos hunden en la pobreza.
Los invito a cada uno, no a reflexionar, sino a actuar, que esos ideales que tanto profesan, los pongan en práctica, den la talla en la sociedad, como esperan que esos líderes lo hayan hecho. Porque el futuro político de este país, no es incierto, sino hasta que toda la sociedad, lo deja en manos de otros, y es ahí, donde hemos fracasado.
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