“Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria”
L. Borges
A casi un año de que la vicepresidenta de Colombia Martha Lucía Ramírez manifestara que en Colombia hay demasiados psicólogos, y a propósito del día internacional de la Depresión, cabe recordar lo mencionado por Manuela Saldarriaga H, comunicadora social-periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana: “EL PROBLEMA NO ES LA CANTIDAD DE PSICOLOGOS SINO LA DISTRIBUCIÓN” Y es que, aunque en Colombia Según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), entre 2001 y 2018 se han graduado en el país 107.288 profesionales en el área de psicología. De estos, 88.246 son mujeres. La mayoría.
Como lo refiere Manuela en su reportaje, según un trino del subdirector de Noticias Uno, Ignacio Gómez, las Asociaciones de psicólogos y sociólogos del país le explicaron a Ramírez que en Colombia sólo hay 1,3 terapeutas por cada 100.000 habitantes. Menos que en cualquier país latinoamericano. Gómez agregó que en Colombia se necesitan más: “por la violencia de la sociedad, la frustración de la paz y el estrés”.
Y es que muchos psicólogos, están distribuidos en el campo de psicología organizacional, como Recursos Humanos, Marketing, Investigación de Mercados, algunos solo ocupan cargos de selección y contratación por no mencionar otros campos no menos importantes pero que distan del campo terapéutico, además… quienes si hemos trabajado en instituciones prestadoras de salud (IPS) quedamos con el sin sabor de tener que atender a todos los pacientes que asisten a consulta en un tiempo de 30 minutos, donde se debe hacer la evaluación psicológica, atendiendo a su motivo de consulta, hacer devolución mientras al mismo tiempo se va realizando la historia clínica con criterio diagnóstico, objetivos terapéuticos y propuestas de tratamiento, teniendo en cuenta que en algunas circunstancias puntuales un paciente necesita de mucha contención debido a su decaído estado de ánimo. A veces es necesario dedicarle más minutos a la sesión cuando el paciente se siente desbordado.
A eso sumemos que la siguiente cita la podrá recibir en un mes; y es ahí donde se debe jugar con lo impuesto en la Ley 100 de 1993 que pareciese que primara los intereses económicos por encima del beneficio del consultante.
Y es ahí donde debemos preguntarnos, ¿realmente para la vicepresidenta y el Gobierno Colombiano es más importante invertir en carreras tecnológicas que en Salud mental integral como lo es el bienestar a nivel físico, psicológico y social? O simplemente estamos normalizando un sinfín de desapariciones, crímenes, torturas, como el que revivimos hoy con la pequeña María Ángel Molina Tangarife de solo 4 AÑOS DE EDAD, víctima de un feminicidio y arrojada a las aguas del rio Arma. Lo peor es que no es el primer caso del año pues según Juan Pablo Rueda, redactor de El Tiempo, en lo corrido del año se han registrado 13 feminicidios en el País, tres de las víctimas no tenían más de 15 años. La mayoría de los agresores era pareja o un familiar. No olvidemos que la señora Martha Lucia al momento de posicionarse prometió defender los derechos de todas las mujeres.
Esto es un llamado al Gobierno Nacional, que por estar tan enfocado en negociar la vacuna para el COVID-19 (y teniendo en cuenta que Argentina rechazó la negociación porque le estaban pidiendo como garantía Glaciares y derechos de pesca no sería extraño que a Colombia le estén pidiendo sus paramos). El llamado es entonces a exigir programas psicosociales efectivos y de impacto a la población y no solo en las ciudades principales sino también en las zonas más vulnerables y ojalá sea mucho más de prevención que de intervención, pues estoy segura que unas palabras bondadosas y el poder ser escuchados y orientados en nuestra infancia, adolescencia y adultez temprana evitarían muchos detonantes de enfermedades mentales, consumos de sustancias psicoactivas, violencias, abusos entre otras de las grandes problemáticas de nuestro País.
Esperaría que las iniciativas como el programa “SALUD PARA EL ALMA” de la gobernación de Antioquia, tengan mucho más reconocimiento e impacto en todo el territorio Nacional y sean mejor remuneradas, debido a que prima la selección de voluntariados por encima de una contratación donde se remunere a los profesionales por los años de estudios y conocimiento adquirido.
La salud mental de la sociedad, no es un juego, es un derecho constitucional y por ello debe de gozarse de forma integral.
Ahora más que nunca, el país y el mundo necesita de estos profesionales de la salud, de su aporte clínico, de su conocimiento, de esa capacidad de interpretar nuestro comportamiento que cada vez es más inefable. Este mundo cambiante necesita más psicólogos y trabajadores sociales; tal vez no fueron los suficientes señora Vicepresidenta, de haber sido así, quizás la vida de María Ángel no tendría que lamentarse.
No desaprovechemos este recurso humano a disposición de todos, su conocimiento podría tener un mayor impacto y cambios muy positivos. No dejemos que esa expresión coloquial: “los psicólogos son para los locos” recobre realidad porque sí dejamos la vida en manos de esos “locos”, este camino no habría valido la pena.
Excelente nota.