500.000 dólares: entrampamiento y crisis del Acuerdo de Paz

Nunca aceptaron ni aceptarán que la concepción de paz con justicia transicional moderna sea la que impere, ellos prefieren lo que denominan la paz con legalidad. Esa que aplican en Guantánamo


Recientemente se ha hecho público el memorando de un agente de la DEA,  en el cual solicita a la Fiscalía colombiana, la suma de 500.000 dólares o su equivalente en moneda colombiana, para realizar una operación encubierta que pondría  en evidencia una supuesta organización delincuencial. Néstor Humberto Martínez, fiscal de la época, emite una resolución autorizando el desembolso del dinero solicitado. A los pocos días hay dos capturados, un funcionario de la JEP y un politiquero, con videos recibiendo sumas de dinero que conllevan los 500.000 dólares. La Fiscalía –con la DEA en la espalda- relaciona las capturas con una supuesta red que traficaba con expedientes judiciales, y entre líneas, señala que Jesús Santrich era un beneficiario. Inicia ahí el entrampamiento muy bien documentado a la fecha. Ese en el que Néstor Humberto uso un cargo público disfrazando de moral y rectitud sus deseos ideológicos de atropellar el proceso de paz.

Meses después, otro video sale al público, uno en el que se ve al guerrillero Santrich en una mesa, dialogando con personas, uno de ellos, agente de la DEA. Se oye hablar de televisores, ni que fuéramos ingenuos, suponemos que es la palabra clave para la droga. Otra vez muchos titulares, otra vez muchas declaraciones, otra vez Néstor Humberto Martínez expresando que hay una organización criminal, nuevamente la DEA en la espalda.  Medio país indignado, muchos diciendo ¿esta es la paz de Santos?, otros con cartelitos “Paz si, Santrich no”, un ex presidente aprovechando el “papayaso”, revive el discurso del enemigo interno. La estrategia, que era una daga llena de veneno, se dirige contra la JEP, la entidad que decidía sobre el porvenir jurídico de Santrich. Inteligentemente esa corporación no se deja arrinconar, no se deja llevar por ese video ni por la conmoción nacional, pide las pruebas, esas con las que supuestamente una corte en Estados Unidos pedía la extradición.

El procesalismo criollo se alarma, se quita los cabellos, ¿cómo se le va a pedir a un Juez estadounidense que nos muestre las pruebas?, ¡eso nunca se pide!, ¡ese no es el procedimiento! Es ese procesalismo que históricamente en Colombia le encanta aplicar procedimientos sin interesarse por el espíritu de las normas. Las pruebas nunca llegan, pero la daga envenenada estaba ahí. La fiscalía tenía pruebas, más de veinte mil audios, que mostraban que todo era un montaje, nunca los allego. El “prohombre” del derecho, Néstor Humberto Martínez lo sabía – aunque hoy desfile en medios, diciendo sí pero no, no pero si- , él era el colombiano que había sido designado para hundir la daga en la JEP. El precio para esta corporación fue alto, aunque haya actuado en justicia. Sabía en el momento del escándalo, que el valor de la paz estaba de por medio, que más de cincuenta años de guerra, de bala, de víctimas, estaban en la cuerda floja, así que pidió las pruebas. Como no llegaron, como no le dieron lo básico con lo que trabaja un juez, negó lo pretendido por la DEA y la Fiscalía. El resultado, más micrófonos, más escándalo. Néstor Humberto Martínez, renuncia ante los medios, con la boca llena diciendo que no podía seguir en el cargo ante semejante error de la justicia. El rey de las renuncias, le daba una teatralidad y romance a su despedida. En la sombra revoloteaba el verdadero motivo de su renuncia, Odebrecht, Corficolombiana, Grupo Aval y más nombres financieros. El hombre del banquero, debía irse, la excusa de la JEP era perfecta.

Pero para el momento de los hechos, la JEP quedó como la mala del paseo, la alcahueta, y se confirmó aún más el desastre, cuando Santrich desaparece y retoma las armas. Tremendo error del guerrillero y sus secuaces. Mientras ellos retoman el sueño idílico de revolucionarios del siglo pasado,  escriben sus memorias en medio de la selva – acuden al mismo romance de Néstor Humberto Martínez – y se hacen llamar como la segunda Marquetalia, el daño ya estaba hecho. La mano negra del establecimiento colombiano, pintada con estrellas estadounidenses, tenía el propósito de golpear el acuerdo de paz. Nunca aceptaron ni aceptarán que la concepción de paz con justicia transicional moderna sea la que impere, ellos prefieren lo que denominan la paz con legalidad. Esa que aplican en Guantánamo. La misma justicia que se traduce en venganza. Tal vez la misma que le trataron de decir al guerrillero de la Teófilo Forero, el paisa. Un rumor en el cual se dice, que un día a la  zona transicional de Miravalle, llegó un emisario de cierto espectro político, quien le hace saber una razón: que la paz se pudo haber firmado con las FARC, pero con el paisa no.

Hoy sabemos, por debates de control político, que los videos de Santrich, están editados y alterados groseramente, hoy sabemos que los audios del video no corresponden fielmente a las imágenes, hoy sabemos que la DEA reclutó a un hampón menor, para servir de marioneta acusadora, el sobrino de Iván Márquez, hoy sabemos que Néstor Humberto Martínez hizo parte del entrampamiento. Lo que no sabemos es quien más del sistema político colombiano está metido en todo esto. Sabemos que el expresidente Santos, no es ningún jugador de póker, nunca se le podrá perdonar que haya ternado a semejante hampón como Fiscal General de la Nación. Semejante papita criolla perjudicó a la paz, hoy el resultado es combos guerrilleros en armas, zonas del país igual que hace unos años en medio de las balas, y el proceso de paz en sus puntos de ruralidad, víctimas, participación política y demás, francamente en un abandono lamentable.

Entretanto, quienes defienden el acuerdo de paz acusados de ser defensores de Santrich, del narcoterrorismo, y de cuanta estratagema castro-chavista se les ocurra, cuando en realidad todo se trata de defender el valor de la paz, la que se hace con el acuerdo completo de dos partes, la misma  que nos ilusiono con terminar la guerra usando un esfero y no con más muertos.

José Luis Bohórquez

Soy abogado de la Universidad Libre. Especialista en Responsabilidad Civil y del Estado de la Universidad Externado. Ex representante estudiantil en la U. Libre. Defensor de derechos humanos. Hago litigio estratégico. Adelanto casos de responsabilidad contra el Estado colombiano. Hago parte de mesas comunitarias. Me gusta la poesía, la política, la música y escribir.

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