En Colombia, siempre ha estado bajo el telón los grandes problemas estructurales del sistema de salud. Durante años, diferentes actores involucrados con el sector han pedido a gritos la reestructuración bajo un diseño eficiente y transparente que permita el fortalecimiento en atención, acceso, infraestructura, dotación, capacitación profesional y potencialización del acto de humanización con el paciente. Además, se busca que con la re- estructuración se logre afianzar el flujo de recursos de manera oportuna y prioritaria y abatir con la corrupción, la cual ha interferido constantemente en los avances y las oportunidades de la salud.
Por esta razón, no se puede desconocer que un componente importante para el fortalecimiento de la salud pública en Colombia ha estado ligado a la Atención Primaria en Salud (APS), la cual ha buscado responder a través de la historia a preguntas sobre ¿Cuál es el estado de la salud en la comunidad? ¿Cuáles son los factores responsables de ese estado de salud? ¿Qué se puede hacer y cuál sería el impacto esperado de esas acciones? Y ¿Qué medidas se requieren para dar continuidad a la vigilancia sanitaria de la comunidad para evaluar los cambios en su estado de salud?
Es entonces, que, para dar respuesta a estas preguntas, es necesario entender que la salud pública y la APS se relacionan con el conocimiento clínico y deben interactuar para lograr mejores resultados en el cuidado de la vida, en especial, en población como madres gestantes y recién nacidos con el fin de cuidar el potencial del desarrollo humano.
Sin embargo, el contexto de nuestro país carece de un fortalecimiento en temas de participación y focalización de políticas públicas que reconozcan la diversidad étnica y cultural en la formulación de estrategias. Adicionalmente, la desigualdad social evidencia amplias brechas en desnutrición y pobreza. Es allí donde uno tendería a pensar en incluir referentes de los que siempre se hablan, pero, de los que pocas veces, en el ejercicio y su aplicación se consolidan con efectos duraderos y eficientes. Referentes como salud de la población (Menos barreras de acceso y mayor cobertura) equidad, Atención Primaria orientada a la comunidad y formación de recursos humanos en salud. También se presentan problemas en la implementación de la política, puesto que no hay la suficiente interpelación, asistencia técnica y no hay un abordaje comunitario donde sobresalga como actor, donde la política se adapte a la comunidad y no la comunidad se tenga que adaptar a los elementos de la política.
En Colombia, las estrategias en Atención Integral en Salud han buscado según algunos estudios la promoción de esta a través de la información, la comunicación y la educación en relación con políticas públicas “saludables”, entornos “saludables”, participación comunitaria, aptitudes personales y servicios de salud. Y en cuanto a la enfermedad, las acciones han estado enmarcadas en la prevención de la enfermedad por medio de educación, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación establecidos en los niveles de prevención de la enfermedad: primordial, primaria, secundaria, terciaría y cuartearía.
Es por ello, se hace necesario la participación comunitaria si se quiere contribuir a la construcción de entornos saludables. Además, de abordar el tema de alimentación como un eje fundamental para tratar las APS con las comunidades y originar consensos para buscar soluciones en la limitación que afectan el funcionamiento territorial con el fin de poder avanzar con las capacidades que se tengan a través de alianzas que permitan soluciones a mediano y largo plazo, a través de la academia, las empresas y las sociedades civiles. Además de fortalecer la formación y poder buscar soluciones por fuera del Hospital y de la mano de la tecnología para ejercer vigilancia y monitoreo con Modelos de atención con participación. En conclusión, se requiere un acompañamiento que permeé en cualquier territorio por muy lejos que este.
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