Quedarse en casa, pero ¿en cuál casa?

La crisis social, afectiva, académica y económica que se ha desatado por el coronavirus, ha generado un sentimiento de rebelión en todos los colombianos, rebelión contra los cobros que no pueden pagarse, rebelión contra la soledad que se acompaña de depresión, rebelión contra el dolor de las muertes y sobre todo, rebelión contra la realidad más marcadas de nuestra sociedad.

La POBREZA, esa que siempre ha estado allí y que nunca ha dejado de ser uno de los problemas estructurales que más afecta a cada uno de los gobierno que han tomado las riendas del país, una pobreza que no permite elegir entre la muerte por aquel virus nacido en tierras asiáticas o la muerte producto de la inanición por falta de recursos, o aún peor la muerte por la falta de empatía y solidaridad.

La mayoría de los colombianos han despertado, y han visto cómo la estructura de su vida se desmorona y cada uno de los pilares sobre los cuales construyeron su proyecto de vida, se esfuman como el polvo, quedando igual, o peor que aquellos cuyo techo es un cartón y sus paredes el frío de la calle.

La ciudadanía, ve como sus hogares caen como la cartas de un naipe que solo requieren de un soplo para derrumbarse, los colombianos han decidido aportar, recoger, hacer vaca para aportar, pero no es suficiente, la pobreza en nuestro país es una cicatriz muy marcada, afecta a un número muy amplio de personas que contrario a lo que dice nuestro amigo gomelo del DANE, no consideran que su rebusque sea un trabajo, ya que mientras algunos derrochan su prima ellos no la devengan, mientras otros se quejan en las camas de los hospitales al recibir el servicio de salud que paga por su trabajo, otros mueren arropados por las sábanas sucias bajo su techo de láminas.

La pobreza de nuestro país, no es un tema que se agudice por la pobreza, es una consecuencia directa de la inequidad y la corrupción, no la corrupción política, la corrupción moral de nosotros, que nos creemos ricos, pisando a diario el fango de la miseria ajena, sin la más mínima piedad.

Steven Posada Posada

Estudiante de derecho de la Universidad de Medellín. Apasionado por la política, las estrategias electorales y la transformación. Defensor de los derechos y las libertades individuales. Promotor de las causas justas, el activismo juvenil y la libertad de expresión. Dispuesto a contribuir en la construcción de una visión diferente.

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