Hoy, 5 de Agosto, se cumplen 125 años de la muerte de Friedrich Engels, el gran amigo y permanente colaborador de Karl Marx. Engels fue un brillante autodidacta que sin jamás pasar por una universidad se convirtió en un minucioso historiador, un refinado sociólogo y un agudo observador de su época. En suma, fue un gran intelectual en el sentido más amplio de la palabra, injustamente eclipsado por la enorme sombra que a su lado proyectaba el genio de Karl Marx. Pero éste, nada propenso a la lisonja y el elogio fácil, hizo justicia cuando definió a su amigo como “el hombre más culto de Europa.”
A continuación, uno de los párrafos finales de su libro “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, de 1884. Nótese la premonitoria actualidad de sus palabras: la importancia que le adjudica a las “deudas del Estado”; reemplácese “Bolsa” por Wall Street; “sociedades por acciones” por megacorporaciones empresariales y agréguese a “el transporte y la producción” las ramas más dinámicas de la economía actual: las tecnológicas (Apple, Google, Facebook, Amazon, Microsoft, etcétera) y se obtendrá en una apretada síntesis una precisa radiografía del Estado y el poder en los capitalismos contemporáneos. Leamos lo que escribiera en ese pasaje de su obra para comprobarlo:
“La forma más elevada de Estado, la república democrática —que en nuestras condiciones sociales modernas se va haciendo una necesidad cada vez más ineludible … no reconoce oficialmente diferencias de fortuna. En ella la riqueza ejerce su poder indirectamente, pero por ello mismo de un modo más seguro. De una parte, bajo la forma de corrupción directa de los funcionarios, de la cual América es un modelo clásico, y, de otra parte, bajo la forma de alianza entre el gobierno y la Bolsa. Esta alianza se realiza con tanta mayor facilidad cuanto más crecen las deudas del Estado y cuanto más van las sociedades por acciones concentrando en sus manos no sólo el transporte, sino también la producción, haciendo de la Bolsa su centro.”
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