“La derecha en Colombia debe dejar de ser tímida y opacada por el uribismo. Se necesita dejarlo atrás para poder concretar un verdadero proyecto de derecha que impulse como un cohete la estancada economía colombiana, que con la actual pandemia, va a quedar en ruinas”
En el 2018, antes de las elecciones en Colombia, muchos decían que estaba en peligro de caer en la peligrosa derecha/ultra-derecha, porque para ellos prácticamente es lo mismo. En mis adentros, tales afirmaciones me daban risa como tristeza a la vez. La razón es que en Colombia no hay partidos de derecha, a lo mucho habrá uno que otro político que lo sea, pero al militar en partidos que realmente no lo son, quedan sujetos a la disciplina de su partido, por lo que poco pueden hacer.
El Centro Democrático, junto al partido Conservador y los partidos que nacieron del Uribismo poco o nada tienen de derecha como aseguran en la izquierda, para los cuales todo lo que no esté al lado de la izquierda es ultra-derecha.
También se volvió costumbre asociar al uribismo a la derecha o ultra-derecha, cuando el pensamiento del expresidente Uribe ha sido cambiante con los años. Es normal que las personas cambien con el tiempo, pero el concepto de derecha es independiente a lo que diga o piense Uribe, puesto que la derecha tiene sus propias bases y no depende del caudillismo de nadie.
El país desde sus inicios tuvo dos principales partidos que se disputaron siempre el poder: El partido Conservador y el partido Liberal. Ambos perdieron su hegemonía en las presidenciales con la llegada de Uribe en las elecciones del 2002. La terrible situación de violencia y orden público puso la alfombra roja para que un hombre del talante de Uribe llegara al poder, se necesitaba de alguien que estuviera por encima de los dos partidos que siempre velaban por sus propios intereses: los ciudadanos querían un gobernante que pusiera orden en el país por encima de los haberes políticos de los partidos tradicionales. Uribe se erigió como el hombre que salvaría al país de la guerrilla, quien con su accionar violento hizo que la imagen de él se agrandara y su discurso de combatirlas calara aún más hondo en los votantes colombianos.
El 26 de mayo del 2002 las elecciones se las lleva en primera vuelta sin ningún problema Álvaro Uribe Vélez, un candidato que empezó con muy poca intención de voto, pero con una imagen de hombre fuerte que le iba a devolver la paz a los colombianos; subió rápidamente en fama y en las encuestas. Desde entonces la carrera del expresidente y actual senador ha sido un éxito: fue el primer presidente en ser reelegido, varios partidos nacieron a raíz de su imagen, y su candidato a la presidencia fue elegido en el 2010 y en el 2018 nuevamente. Sigue activo como senador y a pesar de haber perdido muchos seguidores, tiene aún interesante número de votantes.
Con el triunfo de Uribe que en un principio se puede decir que alzaba algunas de las banderas de la derecha, con el tiempo se fue desdibujando, donde se volvió un caudillo que sólo le importaba el poder y no defender los principios de la derecha como es el libre mercado, el capitalismo, la seguridad jurídica, menos impuestos y burocracia, entre otros. Por el contrario, se terminó protegiendo gremios, mantuvo privilegios, materializó subsidios, no hizo verdaderas reformas que significaran una apertura real de nuestra economía, y solamente se centró en su política de seguridad democrática con la cual combatió a las FARC. Con Uribe, Colombia tuvo una oportunidad perdida, ya que tuvo todo para hacerlo: el parlamento y la opinión pública de su lado, y se pudieron hacer reformas de fondo para que Colombia fuera una segunda Chile en la región. Muy difícilmente, otro presidente va a tener tanto poder como el que llegó a manejar Uribe para hacer todas las reformas que necesitaba el país.
Por ello, la derecha en Colombia debe dejar de ser tímida y opacada por el uribismo. Se necesita dejarlo atrás para poder concretar un verdadero proyecto de derecha que impulse como un cohete la estancada economía colombiana, que con la actual pandemia, va a quedar en ruinas. No podemos dejar que los valores y principios de la derecha sigan a merced del caudillismo. No necesitamos un presidente como el actual, que por querer tener contenta la izquierda, se la pasa cediéndoles, a sabiendas que sus enemigos nunca le van a reconocer nada de lo que haga sea bueno o malo, para ellos siempre todo lo que haga el presidente será malo ¿Entonces por qué seguir insistiendo en darles gusto y no hacer reformas económicas que beneficien la economía del país? La respuesta es que a pesar de que dicen que Duque es de derecha o ultra-derecha es falso, vemos que tampoco está haciendo nada en esa dirección.
Estamos corriendo un grave peligro al seguir estando sin una derecha de verdad. Sólo le estamos abriendo el camino a la izquierda y la centroizquierda de llegar al poder, si la supuesta derecha que defiende el capitalismo y la economía de mercado no ha hecho nada en estas áreas, yo no me quiero imaginar a la izquierda en el poder destruyendo la incipiente economía de mercado que tenemos. Algo así en vez de acercarnos a Chile, nos estaría acercando al desastre argentino, con el agravante de la violencia por los grupos armados que se financian con el narcotráfico.
En España hace unos años, ante el descontento de la población por sus partidos tradicionales que son el PSOE (partido de izquierda) y el PP (partido de derecha), nacieron nuevas formaciones, una de extrema izquierda: Podemos, y una de centroderecha: Ciudadanos. Otra formación que empezaba fue VOX, un partido de verdadera derecha muy alejado de esa derecha decadente y débil del PP. Ciudadanos arrancó con fuerza, pero se fue quedando en el camino por apostarle al centro y no a la derecha, y terminó pareciendo más una mezcla entre el PP y el PSOE, que una verdadera opción política que lograra solventar los problemas causados por los partidos tradicionales. Han logrado muy poco la verdad, fundamentalmente por cobardes y tirarse al supuesto centro por miedo a ser catalogados de derecha o extrema derecha, que es el apelativo que le dan todos los colectivos de izquierda.
El caso que debemos mirar con detenimiento es el de VOX. Su líder: Santiago Abascal, un exmilitante del PP cansado de ver esa derecha pusilánime que poco tiene de derecha, se lanza en el quijotesco proyecto de fundar un partido de verdadera derecha. Sus comienzos fueron duros, pocas personas lo siguieron, pero poco a poco se ha logrado levantar como una fuerza política relevante en España que en las próximas elecciones tiene una gran posibilidad de llegar al poder, mientras no cometen errores en el proceso como Ciudadanos.
Las personas que en verdad queremos que en Colombia haya un gobierno de derecha, debemos dejar de esperanzarnos en el Centro Democrático, los partidos tradicionales y demás partidos nacidos del uribismo. Ninguno de ellos va llevar a cabo las reformas que necesitamos de forma urgente, por lo que se hace necesario fundar un nuevo partido como lo hizo Abascal, en el que converjan todos esos ciudadanos y políticos de derecha que militan en otros partidos, para crear un proyecto fuerte con el cual llegar al poder y enarbolar las banderas de una auténtica derecha.
Señor Alexander, me pregunto, que tipo de visión tiene ud.? Las circunstancias de orden público no le demuestran que nuestro país está a Merced de fuerzas oscuras patrocinadas por un Gobierno que omite sus funciones en la práctica, que lo único que permite es la de infundir el miedo sobre la población civil, aterrice y no confunda más.