Cuando estamos encerrados en nuestras casas muchos jóvenes, como yo, desempolvamos las fotos familiares con la necesidad de entender el pasado para darle significado al ahora. El álbum de fotos familiares, es como nuestra playlist de spotify, es una biografía de momentos, historias o recuerdos que fácilmente se convierten en un libro abierto de nuestras vidas. Esta familia del álbum de las que le hablaré, se puede definir de una manera coloquial como un “sancocho trifásico o de río”, no se entiende en su complejidad de sabores y personas que componen el plato, pero logra su objetivo, llenar su plato de alegría. Una alegría que comenzó como un cuento cotidiano: un inicio incomprendido, como el de Shrek, pero con un final feliz, porque al fin y al cabo, se llevó el amor de la Princesa, una princesa que en la vida de esta familia se llama persistencia.
Una palabra que empodera, tanto así, que en los mil y un webinars (eventos) de la actualidad sobre liderazgo y emprendimiento la nombran continuamente. La palabra persistencia proviene del latín persistens o persistentis, presente participio del verbo persistĕre, continuar firme en un lugar hasta el final, mantenerse firme por completo, persistir y durar.
Mantenerse firme es una labor que ha hecho esta familia para que pudiéramos ver este evocador álbum, pero se preguntarán: ¿A qué se enfrentaron?, ¿A un príncipe superior con el monopolio de la fuerza y la influencia para acaparar sus sueños más profundos? Suena melancólico, un poco victimizante y como un cuento del “compa” Shrek, pero así fue, tanto que tuvieron que marcharse lejos de ese palacio al que llamaban Colombia con P mayúscula o “¿Locombia?”.
Esta familia comenzó con el sueño de Raymond Andrade Nosiglia, quien funda, en Colombia la empresa pionera en la presentación de la salud prepagada a la que llamó Compañía Colombiana de Servicios de Salud S.A. Grupo COLSALUD, ubicada en su tiempo en la Cra 7 núm. 47-56 de la ciudad de Bogotá. Su ardua labor y trabajo, significó una amenaza para esas empresas con el mismo objetivo social y de capital extranjero, que apenas aterrizaban en Colombia. Debían pues competir con ese ogro verde que vivía, felizmente sólo en un pantano.
Así como Lord Farquaad, el villano de la película de Shrek, debía tomar acciones rápidas, porque a fin de cuentas, en este caso el Shrek era COLSALUD, quien se estaba llevando a la reina – el mercado colombiano. En este orden de ideas, este Lord logró, en otras palabras, que dicha empresa entrará en concordato en el año 1982, cuyo proceso que explica la realización del proceso hecho en el Juzgado 26 Civil del Circuito, en donde se secuestraron los bienes de COLSALUD y que al final también perdió de sus manos. Ahora bien: ¿Se imaginan esta situación adaptada a la época de hoy en día? ¿Qué diría la mismísima María Fernanda Cabal de este suceso? ¿Me llamaría petrista de la Unión Soviética?
Indagar en los acontecimientos legales sería tedioso para este cuento, porque al fin al cabo la reina se la llevaron otros, pero no todo está perdido, porque el dueño del pantano, sigue siendo el ganador de esta historia. Ante los acontecimientos de 1982, en la familia COLSALUD renace la esperanza, con la llegada de las fotos a color, se vio una luz por un nuevo renacer, lleno esperanzas y logros a conseguir. Después de tantos enfrentamientos legales y personales que interrumpieron sus propósitos, algunos de ellos tuvieron que huir y esconderse de la realidad del cuento. Nadie sabía que el eje de su vida, iba a ser marcado por esta empresa familiar, cuyo protagonismo resultó parecer como el arroz del almuerzo colombiano, aunque se quiera quitar para la dieta, es imposible dejarlo.
Su verdadera historia comienza aquí, en dónde el álbum comienza a tener sentido, ya que por las condiciones en las que se encontraban en esa época, esta familia decide viajar al otro lado del “charco”, específicamente a Roma, Italia. Allí, sí estaba el tesoro llamado “persistencia” en su coliseo romano, claro acompañada de Russell Crowe, dándole la bienvenida a estos gladiadores que lograron mantenerse en pie a pesar de cualquier circunstancia, aún así que no fueran romanos interpretados por Russell Crowe o Gerard Butler y aunque vistieran un poncho con un tamal a la vista. Al fin al cabo, habían llegado su destino final del cuento, el cual finaliza con la princesa en otro pantano y un álbum de buenos historias que se avecinaba para ser llenado.
El álbum de fotos familiares se convierte un sello de identidad, no solo para mostrar a la nuera/o sus momentos vergonzosos, sino que además cuándo no sabía usted que era un buen corte de pelo. Precisamente, dentro de esas fotos se desvelan la vida de sus allegados, sus antepasados y siempre, en ellas exponen su principal sustento de vida, aquel que se convierte para muchos en un propósito de vida, o en su propuesta de valor a la hora de emprender.
El emprendimiento colombiano, en general, es de dimensión microeconómica, es decir, de pequeña y mediana empresa, las cuales, en un principio, solo quieren encontrar su espacio dentro del palacio ó conocido coloquialmente como el mercado. Hoy en día, ante la situación que nos enfrentamos, solo los emprendimientos que creen que la princesa “persistencia” es la más valiosa, sobrevivirán para darle final al maravilloso cuento de emprender. Sin embargo, para llegar a esa princesa, necesitarán de un burro parlanchín y fiel amigo que nunca lo deja a un lado. Este burro, ¿Será el mismo de Sancho del Quijote? No lo sé. Pero, el que sepa entender su importancia para la subsistencia, entenderá que el establecimiento de la familia y el trabajo en equipo es la clave para que esta, la persistencia, nunca se vaya del reino llamado Colombia. Lo importante es que cada uno pueda identificar quién debe ser el burro en su propio cuento y a su vez, cómo deben ser ayudados para incentivar, luchar y alcanzar esa princesa llamada persistencia del reino colombiano.
Esta familia consiguió su princesa lejos de su casa de origen, pero así como la mía, no queremos ver más familias partir para seguir intentándolo de nuevo, ni tampoco queremos que nuestros álbumes familiares no estén llenos de recuerdos y memorias lejos del lugar que nos vio crecer. Más bien, queremos que formen el suyo, aquí, al lado sus seres queridos y que se narré como un cuento, pero que solo podrá ser contado por la manera que su amigo, el burro, le pueda tender la mano.
COLOFÓN Gobierno, démosle motivos a nuestras familias colombianas para que encuentren su princesa al final del cuento.
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