Todos los días, en el ejercicio del poder, se plantea un juego de ajedrez: unos terminan en jaque, mientras otros aprovechan y hacen grandes jugadas.
Han pasado más de 100 días desde que comenzó la era de Daniel Quintero. Aquel hombre a quien uno ve siempre bien puesto en su sitio, sin perder la cordura y mucho menos la paciencia por los álgidos momentos que se deben de presentar durante el ejercicio de su mandato.
Jamás he sugerido que el poder sea fácil de llevar, pero quienes decidieron estar en esos escenarios tendrán que trabajar bajo presión, tomar decisiones rápidas y acertadas el alcalde de una ciudad como Medellín no puede darse el lujo de impartir directrices que impidan maniobrar a quienes directa o indirectamente están incluidos allí. Las decisiones no se comunican tarde.
Esta columna hablará de tres episodios que han llamado la atención y que aún la administración de Quintero tienen la oportunidad de ajustar el rumbo.
Quintero lleva 100 días de los 1.460 que dura su administración. Si lo que quieren es generar soluciones en medio del caos e incertidumbre que hoy vive la sociedad por cuenta del COVID-19, deberán ser más rápidos y asertivos. Su equipo (gabinete y comunicaciones) debe replantear muchas estrategias, con el fin de disminuir el pánico innecesario que se ha difundido por cuenta del virus y trabajar en una pedagogía constante.
El primer caso del cual voy hablar es acerca de lo sucedido con el hotel en el cual se confinaría un equipo de Telemedellín durante esta cuarentena, para desde allí, transmitir permanentemente su parrilla de programación. Un confinamiento periodístico que iba a costarle a los medellinenses 200 millones de pesos; si no es porque nuestros colegas de La W sacan a relucir “la casa estudio” que querían montar, el alcalde no hubiese tomado la decisión que tomó, porque quedó claro en su trino que estaba alertado de tal situación. Dice el trino del 6 de marzo en la mañana: “Le he pedido a @mabel_lopez5 directora de @Telemedellin cancelar lo del hotel y volver a las instalaciones de Telemedellín. Le entiendo su idea de reforzar comunicacionalmente el mensaje de una cuarentena, sin embargo, este es un tiempo de austeridad”. El alcalde solo tomó la decisión de dejar sin efecto tal desproporción cuando el escándalo ya estaba en el clímax de la opinión pública en Medellín y sus alrededores. En síntesis, decisiones tardías y escándalos innecesarios por falta de rigor en parte de su equipo.
Otra de las decisiones tardías fue comunicar el cambio de pico y cédula el domingo 12 de abril a las 10:40pm, es decir, faltando tan solo una hora y 20 minutos para que comenzara a regir el nuevo decreto, se dio a conocer cuál sería dicha rotación. La gente desde muy temprano estaba esperando el anuncio para planear las compras de esa semana porque salir el día que no corresponde acarrea comparendos y la gente estaba confundida.
Nosotros los periodistas, también hacíamos lo propio a través del chat de prensa de la alcaldía de Medellín durante el día y nunca hubo respuesta frente a las inquietudes que lanzábamos. Pues las decisiones y los cambios llegaron tarde y esto puso a la opinión pública con los “pelos de punta” por hacer cambios y comunicarlo a eso de las 10:40pm.
Quintero lleva 100 días de los 1.460 que dura su administración. Si lo que quieren es generar soluciones en medio del caos e incertidumbre que hoy vive la sociedad por cuenta del COVID-19, deberán ser más rápidos y asertivos.
Pero de todo eso, lo que me ha llamado especialmente la atención fue lo ocurrido ayer sábado. Me puse en la tarea de dialogar con algunos comerciantes de la Plaza Minorista de Medellín que se encuentran indignados con el mal manejo y las decisiones tardías de la era Quintero, que más allá de comprometer la palabra, desdibuja aún más su imagen y aumenta el gasto de cada uno de los comerciantes de la Plaza Minorista.
Ayer sábado 18 de abril hacia la 1:00am en la entrada de la Plaza, se presentaba una aglomeración de camiones cargados con productos que los comerciantes previamente pidieron a sus proveedores, porque hasta el sábado a las 9:00pm, aducen los comerciantes, estaba en firme la autorización de ingreso desde las cero horas de este sábado con las mercancías para reactivar la plaza. Los comerciantes aseguran que cumplieron con los protocolos de desinfección pues días atrás se había alertado sobre el brote de COVID-19, dentro de ese lugar.
En este punto se entiende a la administración: había que cerrar para desinfectar, son casi 28 personas contagiadas por el virus, un brote peligroso que pone en jaque todas las medidas que se han tomado en Medellín y el Valle de Aburrá y eso había que corregirlo.
Entre las versiones que enfrentan al gerente de la Plaza Minorista y sus comerciantes contra la administración de la ciudad hay un común denominador: decisiones que tardan en llegar y lo hacen en la noche, donde prácticamente no se puede hacer nada.
Las decisiones importantes se tuvieron que tomar rápidamente para que estos comerciantes tuviesen capacidad de maniobra. Yo no estoy en contra de las exigencias, ni más faltaba, y si hay unos protocolos de salud que todavía no se habían cumplido, pues se deberían comunican con tiempo y así no provocar gastos innecesarios en las compras de los productos que se comenzarían a comercializar en la madrugada del sábado.
En conclusión, siempre he sostenido que los escándalos no son necesarios si estos se pueden evitar, pero el equipo que rodea al alcalde lo debe de proteger más. Estar al pendiente de las agujas que se muevan en los pajares de una administración como lo es la Alcaldía de Medellín.
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