Durante este proceso desgastante y trágico del COVID-19 es constante leer, escuchar y ver personas del común y grandes lideres nacionales e internacionales hablando sobre la necesidad de no politizar una tragedia que está cobrando miles de muertos a lo largo y ancho del mundo.
Frente a lo cual estoy completamente en des acuerdo, no hay nada más político que esta pandemia que se está viviendo y la prueba de esto es que la realidad misma puso sobre la mesa debates políticos como lo es el modelo educativo, el sistema de salud, el sistema financiero, la desigualdad social, la economía del cuidado, la violencia de genero por solo mencionar algunos de los flagelos con los que nos acostumbramos a vivir pero que hoy, gracias al COVID-19, vuelven a tener resonancia.
No politizar lo que es de por si político no es una actitud sensata y humanitaria es una actitud que busca mantener el estado de cosas sin buscar transformar un modelo económico y político inhumano que ha vuelto aun mas vulnerable de lo que somos los seres humanos.
El mayor miedo de los grandes poderes políticos y económicos a nivel nacional e internacional no es la cantidad de muertos, sino que esta pandemia se vuelva el impulso que empuje a la gente a luchar por sus derechos a exigir salud y educación con una altísima calidad a partir de una adecuada financiación pública, un control del sistema financiero y económico que desde el dogma incluso liberal les recuerde la responsabilidad social de la propiedad de la que se han vanagloriado desde hace años, su mayor temor es una estructura tributaria que logre impactar realmente en la redistribución de la riqueza que disminuya la desigualdad social propia del modelo neoliberal, una política que haga frente a la estructura patriarcal que descarga sobre las mujeres la crisis en forma de invisibilización de la economía del cuidad y una violencia psicológica, física, económica, etc. Que viven en el diario vivir al interior de los hogares y también fuera de ellos.
Que viva la politización de la pandemia, que viva la desmantelación de las mentiras del dogma neoliberal y que esta profunda crisis como sociedad nos invite a transformar nuestras realidades entendiendo que somos personas políticas, con responsabilidad política y que estaremos a la altura de los retos posteriores de esta pandemia, un reto que no es otro que cambiar el mundo.