Quintero: El Asaltante del Futuro

  «Si quieres una visión del futuro, imagina una bota estampándose en un rostro humano – por siempre»

(Orwell)

Detrás de la algarabía democrática

El pasado viernes, un día antes de vencerse el plazo para las inscripciones de candidatos para las próximas elecciones, todo era ebullición en el segundo piso de las Torres de Bomboná, un complejo de edificios de propiedad horizontal, cuyos dos primeros pisos son locales comerciales y oficinas. Una ínsula de espaciosos apartamentos construidos en altura, verdadero modelo de ocupación del suelo urbano que hay que reproducir para dar vida a ese centro abandonado y sucio que le rodea. Poblar el centro es la tarea.

En el segundo piso de las Torres de Bomboná están las desvencijadas oficinas de la Registraduría. Ese viernes, en sus corredores se apiñaron papayeras de todas la regiones del país, adeptos vociferantes de causas y jefes políticos de todos los pelambres. Ondeaban banderas y camisetas y el aguardiente rodaba al son de los calurosos ritmos. Este fue el escenario que enmarcó la miríada de candidatos a corporaciones públicas que se inscribían.  Bien sabemos que el poder clientelar y corrupto que caracteriza nuestra democracia hunde sus raíces en los municipios y departamentos. Y la finca no se puede descuidar.

Un medio escrito reseñó el trancón democrático de aquella mañana. El Senador Álvaro Uribe, acompañado de sus huestes, se hizo presente en la inscripción de sus pupilos y a la larga lista de aspirantes del Polo, Mais y Colombia Humana-Up, le tocó esperar largo rato para formalizar su inscripción. Primero los dueños, después los peones.

A la cita no podía faltar el nuevo fenómeno del marketing electoral, el furioso rey de las redes sociales, el glamuroso aspirante a la alcaldía de la ciudad, el candidato llegado de las alturas bogotanas a salvar su terruño. Con su pequeña hija a hombros, su esposa, el perro y una torta de cumpleaños, llegó a inscribirse el autodenominado candidato “independiente”. Independiente porque a temprana edad, ya cansado de recorrer los partidos tradicionales y ahíto de tantas mañas aprendidas, solo le quedaba fundar su propia iglesia. Lo acompañaba un curtido exconcejal, otrora rey de la burocracia en la Personería y en las Secretarías municipales que alcanzó a controlar, recaudador juicioso de las cuotas mensuales que voluntariamente le daban sus recomendados, y hoy protector celoso de las espaldas del flamante candidato. Dios los cría… https://www.youtube.com/watch?v=lNwwZm3JAQs

Un grupo de acólitos vociferantes acompañaban a este candidato y las cámaras que alimentan sus atiborradas redes sociales, no dejaban de captar este efímero acto matutino. Seguro había llegado en el vehículo blindado que se hizo asignar y que no exhibe en sus videos promocionales en donde toma un taxi y monta en Metro. ¡Como le habría servido ese carrito a alguno de los lideres asesinados que rogaron protección y a los que el “independiente” enciende velas en el barrio Carlos E. Restrepo! La vida da pan al que no tiene dientes.

Lo que ignorábamos todos, es que la parafernalia estaba montada para ocultar el producto del delito, la carta ganadora. Y allí apareció: era un mamotreto anillado de cerca de 200 páginas, cuyo mayor atributo era el rutilante nombre con el que fue bautizado este programa de gobierno: “Un Salto al Futuro”. Solo que el nombre era un plagio. Un vulgar robo perpetrado a última hora.

 

In fraganti

En la tarde de ese viernes estaba inscribiendo mi candidatura a la Alcaldía de Medellín por el Movimiento Mais, cuando unos amigos me alertaron de que en la mañana habían inscrito un programa de gobierno con el mismo nombre que el mío. Lo constaté con alguien de mi equipo de comunicaciones que me mostró las fotos que habían colgado en redes sociales. Efectivamente, posando al lado de una inocente mujer, el “independiente” y su compinche exhibían un mamotreto bautizado con el nombre de mi campaña y de mi programa de gobierno. https://mobile.twitter.com/chuchoramirezc/status/1154988698695585792?s=19

El Salto al Futuro que yo propongo es un ejercicio que, en diecinueve páginas, compendia la esencia de mi experiencia y de mi compromiso social. En esas hojas  pensadas y decantadas como el verso, se albergan las propuestas más novedosas y disruptivas, mi ideario, mi manera de concebir la ciudad y lo que demanda de nosotros la nueva ciudadanía ambiental. Al igual que mi campaña lanzada desde febrero, mi programa de gobierno también se llama “Medellín: un Salto al Futuro”.

Para no alargar el cuento, baste decir que me tocó encender las redes, las únicas que escucha y atiende el candidato “independiente” de marras. Al día siguiente, sábado, reconoció su plagio, a la vez que minimizó mi propuesta calificándola de “mero nombre” y prometió hacer el cambio de título en la Registraduría. Sobra advertir que a hoy martes tal cambio no se ha producido. Y seguro no ocurrirá. Pocos cacos devuelven de buenas maneras  lo hurtado. https://mobile.twitter.com/QuinteroCalle/status/1155137483195244544?s=08

Pero la historia no para ahí. El lunes siguiente las alarmas se volvieron a encender. Este Juanito Alimañas, de frente como suele hacerlo, estaba anunciando una nueva usurpación. Esta vez se apropiaría del nombre de mi programa en YouTube llamado “Hablalo con Chucho Ramírez”. El susodicho montó un programa similar en Facebook Live y ¿adivinen como lo bautizó? Pues “Hablalo con Daniel Quintero”. Nuevamente mi reclamo airado y esta vez la respuesta cínica. Como decía mi querida madre, ¡¡tras de ladrón bufón, tras de gordo hinchado!!

 Los asuntos de fondo y el corolario

Dos asuntos me preocupan y a decir verdad me agobian. Uno, si en política, aún hoy, es pertinente el viejo aforismo de que todo vale. Si resulta ingenuo pedir lealtad a los contrincantes, respeto por las ideas del otro y ética en el actuar. Para mi pesar, tal aforismo aplica plenamente para muchos. Así me lo ha demostrado el candidato “independiente” de Medellín. Independiente de ataduras éticas y morales ha de entenderse.

 

Y dos, el terrible y amenazante poder de las redes sociales en este mundo y en particular en la política. Las redes quieren ser el medio, el mensaje, la decisión y la verdad. Y quien mejor las manipule es el elegido. El coronado. Basta ser un buen operador de una retroexcavadora para que la misma le pertenezca. Hoy en Medellín la dictadura orweliana de las redes, la manipulación y la mentira, quieren volver al gobierno de la ciudad. Solo que esta vez, vuelve recargado, más avezado. Amenazante. Glamuroso. http://www.unpasquin.com/2018/05/05/medellin-cuentaconbots/

Miren no más lo que pasó. En cuanto di la alerta en mi Twitter y en Facebook del hurto del nombre de mi campaña y de mi programa de gobierno, algunos amigos hicieron eco de la denuncia. No pasaron cinco minutos y sus cuentas ya estaban bloqueadas. Lo mismo les sucedió este lunes y martes: a algunos de quienes reproducían mis reclamos, eran bloqueados. Pregunté que cómo sucedía eso y la respuesta me dejó frío: la bodega del candidato hace una denuncia masiva de una cuenta y de inmediato la misma es cerrada o bloqueada hasta por tres días. La mordaza por el argumento. La libertad de expresión coartada y violada. Mudo futuro nos asecha.

Si lo que nos espera es una bodega clandestina de “bots” al servicio del gobernante, tal como sucede hoy con el actual alcalde, apodado Fico, y con uno de los candidatos a sucederlo, estaremos en el peor de los mundos. Un futuro intoxicado.

El nuevo ESMAD informático esta presto. El marketing electrónico escruta y elige. Un asaltante inescrupuloso está al mando. Medellín corre el riesgo de que le roben su futuro. Ya se están apoderando de nuestros nombres, de nuestras identidades. ¡Fuerza, Fuerza!

 

*Candidato a la Alcaldía de Medellín

 

Medellín, 1 de agosto de 2019