Respuesta de algunos ex-alumnos y egresados inconformes con reciente columna de la profesora Cristina de la Torre.
De “engañoso”, “cavernario”, “arrogante rudimentario”, “anacrónico” y en últimas –deseándole un futuro cercano que ella misma pareciera promoverle – de “perseguido”, calificó la respetada profesora Cristina de la Torre en su habitual columna en el diario El Espectador (2 de junio 2014), al Senador del Polo Democrático Alternativo, Jorge Enrique Robledo, por su decisión de votar en blanco durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el próximo 15 de junio.
En la vida universitaria se aprende que los debates en una democracia se hacen con argumentos, como bien lo ha hecho a lo largo de su carrera política Robledo. Recibir esta sarta de adjetivos a cambio de las razones que ha esgrimido el Senador para tomar la decisión de no adherir a ningún candidato, como el hecho probado que él describe como: “los asuntos económicos, que también son los del sufrimiento de la gente, nadie puede negar que coinciden en el ciento por ciento de las concepciones”, o la realidad histórica que ha vivido el país desde Turbay con todos los presidentes que han sido elegidos con el truco del “menos malo” al tiempo que la élite, ahora dividida, se pelea por el poder, mientras es el pueblo el que pone los muertos. Santos y Zuluaga siguen encarnado esa configuración pavorosa de tiempos del Frente Nacional.
Es cuando menos, impropio de una académica del nivel de la columnista, encarar este importante debate con pocos argumentos y muchos adjetivos. En este sentido preocupa el ejemplo que está dando a sus actuales pupilos sobre la forma y plantear una discusión política de la importancia que reviste el de las actuales elecciones presidenciales en Colombia, y los dilemas propios de paz y guerra que incorpora como señuelo histórico. Creemos estimada profesora, que sobran los epítetos y calumnias contra Robledo si su intención es defender el Gobierno de Santos, su reforma a la salud, el ánimo de lucro en la educación, la reforma a la justicia que reducía penas a investigados por paramilitarismo, la Ley que criminaliza la protesta social, el TLC con Corea y tantas cosas que asemejan más a este gobierno con el de Uribe.
De otra parte causa gran curiosidad que se emplace a un parlamentario como Robledo, que proviene de un ala de la izquierda democrática que nunca ha declarado la guerra a nadie y la cuál desde su nacimiento ha manifestado su aguda oposición a “la combinación de todas las formas de lucha”, y en cambio, se guarde silencio frente a quienes, proviniendo de este mismo espectro de la política, desde la intelectualidad y aún hoy desde la vida pública, cohonestaron en algún momento con ese enfoque que le ha costado tantas vidas y tantas décadas de guerra al pueblo colombiano: ¿No son ellos –para ponerlo en las palabras de la profesora– quienes han colocado durante el último medio siglo “su persona por encima del derecho de los colombianos a la paz y a construir un país mejor”?
Profesora de la Torre: La actitud del Senador del Polo, más que purismo o soberbia, como lo han querido presentar uribistas y santistas, es una abierta objeción de conciencia, y como tal, merece todo el respeto que una democracia pueda ofrecer. Sus peores contradictores reconocen en Jorge Enrique Robledo, consecuencia y un comportamiento político intachable, que ha inspirado en jóvenes como nosotros el deseo de cambiar la actual concepción de la política como un área “dinámica”, y propia de camaleones, ajena a toda ética –pues es para filósofos, como dice JJ– y a toda coherencia.
Robledo propone un voto que le garantizará la legitimidad necesaria para hacer oposición durante los próximos cuatro años, con la credibilidad por parte de la ciudadanía que no podrán portar como estandarte, Clara López o Gustavo Petro, cuando quieran volver a ser “oposición”. Es este sentido Robledo, quién al igual que usted ha ejercido la loable labor docente, sigue dándonos a los jóvenes valiosas lecciones democráticas desde el Congreso. La pifia fue entonces, su perorata del lunes pasado, respetada Profesora Cristina.
Los abajo firmantes, algunos exalumnos suyos, y otros egresados de la Facultad donde trabaja, queremos, por medio de esta carta pública exponer nuestros puntos de vista sobre la mentada pieza de opinión, con el único ánimo de aportar al debate democrático que vive actualmente en nuestro país.
Andrés Hdo Bodensiek – Egresado Gobierno y Relaciones Internacionales. Investigador y Profesor asistente. U. Externado de Colombia.
Julio Cesar Peluffo – Egresado Gobierno y Relaciones Internacionales. Exrepresentante al Consejo directivo de la U.Externado de Colombia.
Viviana Rangel –Egresada de Gobierno y Relaciones Internacionales –Expresidente consejo estudiantil 2010/2011- Candidata a Magister en Gobierno y Políticas Públicas.
Juan Carlos Figueroa Godoy –Egresado Gobierno y Relaciones Internacionales. Exrepresentante al Consejo directivo FIGRI, candidato a Magister en Gobierno Y Políticas públicas.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://pbs.twimg.com/profile_images/465694873182826496/urevGf3_.jpeg[/author_image] [author_info]Juan Carlos Figueroa Godoy Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales. Candidato a Magister en Gobierno y Políticas Públicas. Universidad Externado de Colombia. @juanfigueroag[/author_info] [/author]
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