Me parece de alta relevancia, que los candidatos a la presidencia de la república, tengan claridad acerca del país que aspiran gobernar, cercanas ya las elecciones legislativas, donde todas las fuerzas y movimientos políticos del país medirán fuerzas para respaldar en el congreso a su candidato, esto si los colombianos así lo deciden.
Colombia hoy no es más que el ideario de una república, la materialización de la idea una nación unida es hoy altamente lejana, los ciudadanos del común no se sienten colombianos a no ser que se representen en banalidades, propias del día a día. Al día de hoy los candidatos deben conocer la fragilidad de esta patria fraccionada y unida por diminutos de débiles hilos burocráticos, que no garantizan el más mínimo aire de gobernabilidad.
Debemos esta realidad tan cruda, a lo lejano que ha sido el aparato central de la periferia, a la apatía política de los gobernados, a la educación facilista e incluso delincuente de muchos de nuestros hogares, hoy Colombia es la tierra de la desconfianza, la frontera de la desesperanza y la salvación, somos un pueblo que no conoces a sus gobernantes, y desconocido por ellos.
Por esto y por los múltiples factores externo e internos que afectan la elección del próximo habitante de la Casa de Nariño, invito a los candidatos a que replanteen sus aspiraciones, que se sienten a dialogar con su yo interno y decidan ser o no los gobernantes completos, no a medias, no por partes de todo el territorio colombiano, y si quizás aceptan que solo gobernarán para algunos, emprendan desde ya la tarea de reunir a esta patria adolorida y golpeada por el paso del tiempo.
Unir basados en la pluralidad, en la diversidad y en la libertad que representa una democracia participativa, unir no para ser iguales, sino para vivir en equidad, enfocados en el camino común y el bien colectivo.
Las naciones divididas, fraccionadas y enemistadas son no una república, son islas lejanas en la cercanía de sus territorios comunes.
Señores candidatos, espero lo piensen y acepten este, el territorio maravilloso, pero ensombrecido por la apatía y la desconfianza que hoy aspiran a gobernar.