Esta semana ha sido bastante convulsionada en Venezuela. Desde hace meses se planearon manifestaciones para el 12 de febrero, sin embargo, las protestas comenzaron varios días antes en el
Estado Táchira y varios estudiantes que se manifestaban fueron detenidos. El evento del 12, que se ha prolongado toda la semana, llevaba un nombre particular y significativo: “La Salida”. Aunque se trata de una protesta ciudadana y estudiantil, es público conocimiento que hay un liderazgo político acompañándola y promoviéndola. Ese tema es el que quiero explorar aquí.
La Salida comenzó a organizarse en diciembre con el apoyo político de algunos de los más importantes políticos de la oposición, entre ellos Leopoldo López y María Corina Machado. Ambos fueron precandidatos presidenciales de la Mesa de Unidad Democrática para las últimas elecciones en las que participó Hugo Chávez, ambos apoyaron a Henrique Capriles cuando este se consolidó como líder de la alianza opositora. El régimen, en su propaganda callejera, los incluye dentro de ‘la trilogía del mal’ junto a Capriles.
López fue alcalde del municipio de Chacao, en Caracas, y luego destituido e inhabilitado por la justicia controlada por el gobierno. Su caso pasó a la CIDH que falló por unanimidad a su favor. Machado es actualmente diputada en la Asamblea Nacional de Venezuela, donde ha sobresalido por sus debates e incluso por enfrentarse de frente y en directo a Hugo Chávez.
El liderazgo de Henrique Capriles ha causado que tanto Machado como López se mantengan en el segundo plano. Hasta hace un mes Capriles Radonski era la voz con más autoridad en la MUD, el líder incuestionable, el general que comandaba cada acción de la oposición. Todos los demás integrantes marchaban detrás del gobernador de Miranda.
Parece que hoy la situación ha cambiado tanto en la cúpula política como en las bases sociales opositoras. Varios hechos han minado el liderazgo de Capriles: tras ganar las elecciones contra Maduro y ser declarado perdedor por el CNE, Capriles aseguró que haría cumplir la voluntad del pueblo. Varios meses más tarde dio la mano al presidente ilegítimo en pleno palacio presidencial, gesto que fue interpretado por muchos como un reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro.
En varias ocasiones, Capriles y los dirigentes de la MUD instaron a la ciudadanía a no salir a la calle, a no protestar, a no marchar, repitiendo la frase “El tiempo de Dios es perfecto”. Esta expresión, originalmente cargada de esperanza, se convirtió para algunos en un obstáculo para la caída del régimen. Capriles, el hombre en el que confiaban el fin de la dictadura, ahora es visto por buena parte de la oposición como la barrera que impide el fin del chavismo.
En un gran sector de las bases antichavistas no han podido soportar que el ex candidato presidencial haya adoptado una posición tan conciliadora en los últimos meses. Capriles es de la opinión de que hay que dialogar con el gobierno para ponerle fin a la crisis, pero no aumentar el desorden con manifestaciones que el gobierno pueda acusar de golpistas. Las bases, menos moderadas que la cúpula, estaban ansiosas por un giro más radical en la oposición.
En este contexto, La Salida de Machado y López es un acto de rebeldía, no solo contra el dictador, sino también contra el líder de la oposición y contra los partidos políticos que lo respaldan. Con las protestas, ambos ganan protagonismo en la lucha contra el autoritarismo del gobierno, y posiblemente obtendrán un reconocimiento para competir por la presidencia.
Capriles, consciente de la importancia del momento, decidió apoyar las manifestaciones un día antes de La Salida, eso sí, rechazando enfáticamente la violencia, y buscando que los manifestantes no reclamen la renuncia de Maduro sino la solución a problemas concretos. El 16 de febrero Capriles convocó a su propia protesta contra la violencia y el paramilitarismo, demostrando que aún mantiene un liderazgo en la oposición y que no está acabado. Capriles ha reconocido las diferencias con otros políticos opositores, pero cree que tienen un mismo objetivo. Capriles es un líder muy carismático y tiene la capacidad de recoger votos en el chavismo desilusionado, labor que le quedaría más difícil a María Corina o a Leopoldo. El ex candidato tiene sus propios seguidores, que siguen confiando en su proyecto de país y en sus iniciativas, y que prefieren el diálogo con el gobierno a unas manifestaciones que inician pacíficas pero que generalmente terminan con muertos.
La Salida no fue la excepción, terminó con varios estudiantes muertos, un medio de comunicación censurado, amenazas de parte del gobierno, acciones de represión por parte de las fuerzas de seguridad del Estado y de los ‘colectivos’ (bandas criminales armadas por el gobierno y leales a la revolución). Varios días después, las protestas continúan y no parecen tener fin todavía. María Corina y Leopoldo, los de la retaguardia, han alcanzado el protagonismo en la oposición. Ahora es Capriles quien está en el segundo plano, pero es imposible predecir cuánto tiempo permanecerá ahí, como también es imposible saber cuánto tiempo durará la protesta. Maduro tiembla en el Palacio de Miraflores del miedo a un intento de golpe, aunque hasta ahora la figura que se ha visto más afectada es Henrique Capriles. Eso sí, tiene que temer, pues el pueblo al que mintió con un fraude electoral tarde o temprano llegará a la puerta de su casa a exigirle que devuelva lo que no le pertenece.
Concluyo con un video interesante que explica en palabras sencillas las razones por las que unos países, como Chile, alcanzan altos niveles de desarrollo humano, mientras que otros, como Venezuela, enfrentan situaciones sociales tan dramáticas:
[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-a-atl.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1450680_10202473183650216_1393131758_n.jpg[/author_image] [author_info]José Miguel Arias Mejía Medellinense. Estudiante de Medicina de la Universidad de Antioquia. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
Tanto Capriles como Maduro necesitan salir de Leopoldo y Diosdado, respectivamente….