El 15 de marzo los medios ingleses se escandalizaron con unas declaraciones bastante incendiarias. Joe Corré aseguró en una rueda de prensa que quemará su colección de objetos alusivos al punk avalada en 5 millones de libras esterlinas.
La noticia habría pasado desapercibida de no ser porque Corré es el hijo de la diseñadora Vivienne Westwood, catalogada por muchos como artífice de la estética punk, y del empresario Malcolm McLaren, manager de la agrupación Sex Pistols.
Esta quema de objetos, entre los que hay camisetas, jeans rotos y pantalones de cuero, se realizará el próximo 26 de noviembre en el barrio londinense de Camden Town, conocido por sus mercados callejeros y ser epicentro de la música alternativa. Incluso, Corré invitó a otros fanáticos del punk para que ese día lleven sus pertenencias y las arrojen al fuego.
Con esta hoguera Carré quiere manifestarse en contra de Punk London, un ciclo de conciertos, conferencias y exposiciones patrocinados por el British Film Institute (BFI), la British Library y el Museum of London que se realiza en la capital inglesa para conmemorar los 40 años del punk, género musical que sacudió al mundo con su ritmo crudo y actitud provocadora.
«Que la reina en 2016, el año del punk, nos dé su bendición, es la cosa más aterradora que he escuchado. (…) Hablo de que la cultura alternativa y punk ha sido apropiada por lo mainstream, el punk se ha convertido en un puto museo o acto tributo”, dijo Corré, avivando por adelantado el fuego que quemará los recuerdos punk heredados de su padre.
A primera vista las afirmaciones de Corré, quien en 1994 creó junto a Serena Rees la marca de lencería Agent Provocateur, tienen sentido, ya que el punk se convirtió en un gancho publicitario que en vez de asestarle un golpe a lo establecido, banaliza la filosofía libertaria del “hazlo tú mismo”. Pero si se leen con cuidado, parecen más bien las líneas de un espectáculo fríamente calculado.
Corré no escogió de forma inconsciente el 26 de noviembre para hacer su hoguera punkera. Ese día se celebrarán los 40 años de Anarchy In The U.K., primer sencillo de los Sex Pistols que manda al carajo la “grandeza” del Reino Unido e invita a la anarquía total. A pesar de lo simbólico, no deja de ser un acto espectacular que colmará los titulares de prensa, pero que no cambiará nada porque algunas personas seguirán luciendo sus manillas de taches, camisetas desgastadas y crestas coloridas con la única pretensión de versen “cool” y “rebeldes”.
Además, Corré peca de ingenuo al decir que Punk London cuenta con la bendición de Isabel II, ya que precisamente ella fue insultada por los Sex Pistols en God Save The Queen, una canción publicada en 1977 que ataca a la monarquía y proclama el “no futuro” de Inglaterra. Así que es poco probable que la reina asista a una de las actividades de este certamen o se codeé con los punkeros londinenses.
Camden Town será escenario no de una ceremonia libertaria, sino de un performance en el que Corré quemará sus vanidades. En vez de homenajear a la fuerza del punk, la ridiculizará y reafirmará las voces que la tildan de pasajera e intrascendente. Su hoguera punkera no causará los mismos estragos que provocaron las canciones de Sex Pistols, The Clash, The Adicts, Ramones, Dead Kennedys, La Polla Records, Ilegales, I.R.A., Fértil Miseria y tantas agrupaciones que a lo largo y ancho de este mundo alzaron su voz para cuestionar cualquier dogma y sacar a más de uno de su zona de confort.
Seguramente Corré sonreirá satisfecho mientras sus tesoros son devorados por el fuego. Algunos celebrarán su decisión de convertirlos en cenizas, mientras que otros seguirán escuchando a los Sex Pistols como si nada hubiera pasado. Las cenizas se las llevará el viento, pero las canciones seguirán sonando. Por fortuna.
Medellín, 19 de marzo de 2016
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