El abogado antioqueño Yomar Andrés Benítez Álvarez, actual Director de Derechos Fundamentales del Trabajo en el Ministerio del Trabajo de Colombia, representa una generación de servidores públicos que ejercen su labor con propósito, sensibilidad y compromiso social. Su gestión encarna el espíritu de los antioqueños: trabajo incansable, convicción ética y vocación de servicio.
Benítez, abogado con especialización en Derecho Público Constitucional y formación en Gerencia de Proyectos Sociales, Derechos Humanos y Justicia Restaurativa, ha consolidado una trayectoria en la que el servicio público es sinónimo de transformación social. Desde su experiencia como Subsecretario de la Alcaldía de Medellín, Director Administrativo y Financiero de la Gobernación de Antioquia, docente universitario y asesor en políticas de juventudes y justicia restaurativa, ha impulsado procesos que fortalecen la equidad, la participación ciudadana y la protección de los derechos humanos.
Su labor actual en el Ministerio del Trabajo refleja esa coherencia entre vocación y acción. Tal como él mismo lo expresó en sus redes:
“Con alegría les cuento: Siempre quise servirle al país desde el Gobierno central, obvio, los temas sociales y de lucha por los derechos de la gente me mueven y este nuevo reto me permite servir en ese sentido.
Hace unos meses inicié mi tarea como asesor en el Ministerio del Trabajo, y hoy por muchas razones, Dios, mi desempeño, la confianza del ministro Antonio Sanguino Páez, el momento histórico, y la buena vibra de ustedes, me permitió ser ascendido y fui nombrado Director de Derechos Fundamentales del Trabajo. Ministerio del Trabajo Colombia.”
Una gestión con propósito y alcance internacional
Desde esta responsabilidad, Benítez lidera temas neurálgicos para la justicia laboral del país: la no discriminación, la erradicación del trabajo infantil, el fortalecimiento del diálogo social en contextos de conflictividad laboral, la negociación sindical tripartita, la prevención de la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes (ESCNNA), la implementación de la Política Nacional de Trabajo Digno y Decente, y la reglamentación de la reforma laboral, que él mismo define como una “conquista social que devuelve derechos importantes a las y los trabajadores colombianos”.
Su presencia fue clave el 10 de septiembre en Ginebra, Suiza, durante la presentación del séptimo informe ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas. En representación del país, Benítez participó en la exposición de los avances y retos derivados de la Ley Laboral, abordando temas de enorme impacto social: igualdad de género, brechas salariales, políticas de empleo para mujeres rurales, afrodescendientes e indígenas, atención a víctimas del conflicto armado, derecho al cuidado, trabajo infantil, inclusión laboral para personas con discapacidad y condiciones del trabajo sexual.
Estos debates evidenciaron la pertinencia de la Ley y su enfoque de derechos humanos laborales, consolidando el liderazgo técnico y diplomático del funcionario antioqueño en escenarios internacionales.
En medio de sus palabras de gratitud, Benítez dejó ver su faceta más humana:
“Pongo al servicio del país esta tarea, y de ustedes mis amigos, quienes me han acompañado en tantas batallas. Espero estar a la altura de nuestras convicciones por la dignidad, por la integridad pública y por SER MÁS para servir mejor.
Nota: Este emocionante momento lo viví al lado de mi Madre, quien ha sido mi fuerza de vida, mi orientadora y quien me da lo más genuino del amor para seguir adelante. Abrazo al parcero LFM, al equipo SerMás, al PAV, y a mis parcer@s que han estado pendientes.”
El trabajo de Yomar Benítez refleja una verdad profunda: el liderazgo público cobra sentido cuando está al servicio de la gente. Su gestión combina la técnica con la empatía, la institucionalidad con la calle, y demuestra que desde el Gobierno se puede transformar la vida de los trabajadores y trabajadoras del país.
Su historia no solo honra a Antioquia, sino que inspira al país entero a creer en una función pública con rostro humano, donde la tenacidad, la ética y la convicción social siguen siendo los cimientos del verdadero liderazgo.
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