Al Poniente conversó con Juan Carlos Sánchez, actualmente director del Teatro Pablo Tobón Uribe, acerca de los retos de este espacio cultural ubicado en el centro de la ciudad de Medellín.
¿Quién es Juan Carlos Sánchez?
Juan Carlos Sánchez, hombre del suroeste antioqueño, de Támesis – Antioquia. Por fortuna baterista de la banda Nepentes desde hace 15 años. Un hombre soñador, romántico, un poco inocente también, con muchas ganas de transformar el país, de transformar nuestro territorio, desde la cultura, desde la práctica artística y cultural y desde la política pública también.
¿Qué entiendes por cultura?
Lo primero, una gran manera de comunicarnos, cierto, en el sentido del cultivo de tradiciones, de representaciones sociales a través de imágenes de territorios, costumbres, visiones del mundo, una manera de construcción conjunta de ideales o destrucción también, si se quiere así, y sobre todo realmente una posibilidad maravillosa de reconocernos como sociedad.
¿Hay una cultura de menor o de mayor calidad?
No, simplemente hay cultura. Nosotros representamos eso y no se puede poner en tonos de élites, de pensar que puede haber algo mejor o peor, simplemente es lo que se determina a través de un territorio.
Entendiste la cultura también en la banda Nepentes, pero, desde el otro lado, desde el lado del artista, del que sufre para salir adelante en un municipio y una ciudad que no tiene la cultura de pago por boletas ¿Qué reflexiones te quedan de ese paso por Nepentes que puedas implementar hoy en el teatro Pablo Tobón?
Primero, que la gestión cultural es de largo aliento, que los sueños se construyen y que la disciplina es fundamental en la construcción de esos sueños. La lección que nos queda es que hay que entender los contextos y que hay que defender las posturas y las posiciones que se tiene frente al que hacer cultural.
Nepentes es una banda que habla de cosas duras, habla de la violencia, le pone un espejo al país para reconocer, temas que no son cómodos para muchas personas, pero sentimos la necesidad de poderlo comunicar a través de nuestras canciones. Nunca hemos pensado que el país va a cambiar simplemente por nuestras canciones, creemos realmente que el país va a cambiar y se puede transformar si los jóvenes de este país empiezan a participar y empiezan a ser mucho más conscientes del papel que tiene en la construcción de sus territorios.
Si pudieras ser el baterista de cualquier artista, de cualquier banda ¿De cuál serías?
Internacionalmente de los Foo Fighters y nacionalmente me encantaría tocar con La Pestilencia.
Juan Carlos,¿Cómo recibes el teatro Pablo Tobón?
El teatro lo recibimos muy bien, lo recibimos con una apropiación ciudadana maravillosa, con unos contenidos y programaciones de muy buena calidad, que la gente quiere, que la gente disfruta. Lo recibo con un equipo de trabajo maravilloso, que me recibe muy bien, lo recibo con proyectos andando en termino de ejecución presupuestal, como son los temas de infraestructura física que tendremos con el Ministerio de Cultura y la Alcaldía de Medellín a través de la Ley General de Espectáculos Públicos y lo recibimos sobre todo con muchas ganas de seguir trabajando por el centro y por la región, desde el teatro Pablo Tobón Uribe.
¿Qué es lo más difícil de la gestión cultural?
Lo más difícil, es la gestión permanente de recursos. Es, digamos, un poco agotadora, esa agestión permanente, de resto, esa relación con los artistas es maravillosa. La posibilidad de estar en el centro y disfrutar de esa gran alianza cultural que se está tejiendo hoy con otras entidades culturales, comunitarias, de empresa privada, educativas, es maravilloso. Nosotros hoy realmente nos sentimos muy satisfechos en la manera como conversamos y dialogamos con todo ese corazón cultural de Medellín en el centro.
¿Qué quisieras dejarle al teatro Pablo Tobón?
Yo quisiera que las nueve subregiones de Antioquia se puedan ver en el teatro, lo digo y lo planteo desde una posición muy personal, yo soy una persona que viene de pueblo, soy de Támesis, Antioquia; y estoy seguro de que muchos chicos de Antioquia, de San Juan de Urabá, chicos de Belmira, de Santa Rosa de Osos, de Nechí; tienen el sueño de presentarse en el teatro Pablo Tobón. Si yo me voy del teatro y la gente reconoce que pudimos abrir las puertas, no solamente al centro y a la ciudad, si no a los 125 municipios de Antioquia, yo sería muy feliz y ese va a ser mi aporte a la historia del teatro Pablo Tobón Uribe.
¿Qué podemos esperar en este segundo semestre del año, de la gestión cultural del Pablo Tobón?
Primero, una gran ocupación, una programación casi permanente de lunes a domingo, con muchas posibilidades de programación propia, como: días de playa, lunes de ciudad, martes al teatro, las tradicionales clases de baile: porro, tango, yoga, y salsa; eventos de reflexión crítica y eventos abiertos, lógicamente, al desarrollo de nuestra ciudad y nuestro país con otras organizaciones. Vienen muchas coproducciones con otras entidades de Medellín y de país y de momento vienen espectáculos muy importantes como “FRIDA LIBRE” – con Flora Martínez, queremos también, hacer un homenaje especial a Elkin Ramírez, en un Kraken sinfónico con la Orquesta Sinfónica de Antioquia y los integrantes originales de la banda. Queremos tener nuevamente el musical: El amor después del amor, y estamos trabajando para hacerlo una realidad, la tradicional noche de velitas; en fin, vienen muchos contenidos y mucha programación, propia y también de coproducciones que hacemos con otras entidades y con otros empresarios e instituciones que permiten tener actividad cultural permanente en el teatro Pablo Tobón.
¿Qué le deja el teatro Pablo Tobón a la gente que lo visita antes y después de una obra o antes y después de un concierto?
Una mística muy maravillosa, un gusto por la estética, por las sonoridades de nuestro país. Una conciencia, sobre todo, sobre el papel de los ciudadanos en la sostenibilidad y en la sustentabilidad del quehacer cultural; que la gente entienda lo amoroso que es estar al frente de una entidad cultural, pero también los riesgos y las dificultades que se asumen, y siempre que llegan al teatro puedan saber los esfuerzos de los artistas, de las entidades culturales, del mismo Estado, de la empresa privada, para que sucedan cosas allí adentro. La gente yo creo que se va con esa conciencia y con ese amor.
¿Cómo articular la empresa privada al sector cultural en Medellín para potenciar este tipo de eventos?
Entender los intereses de cada uno, entender los intereses comerciales que se puedan tener, entender también los gustos que tengan algunas de las empresas, entender el ejercicio colaborativo, entender en temas de canje, mas allá del cash que también te puede entregar la empresa privada para el desarrollo del proyecto cultural y entender los públicos, la lógica de los públicos, la gestión y formación de públicos, en la cual también la empresa privada tiene unos intereses y las entidades culturales tenemos que leer esos contextos, para, lógicamente entender que queramos o no. Hay un ejercicio en la industria de producción económica que tiene que estar ahí para ser rentable y la empresa privada tiene que ser protagonista del desarrollo cultural y económico de Medellín.
¿Cómo hacemos que estos jóvenes o estos niños de colegio empiecen a ir al teatro, a mostrar interés, a despertar esa sensibilidad humana que solamente provoca el arte?
Tenemos que llevar el teatro a las instituciones educativas, tenemos que llevar el teatro a los estratos sociales más altos y este año por ejemplo con la secretaria de juventud, tenemos un proyecto nominado “Medellín en la cabeza” igual va a desarrollar una cantidad muy importante de recorridos en nuestra ciudad, con jóvenes de diferentes comunas, desde el Poblado, hasta Castilla que se van a poder conocer. Donde creemos que el teatro va a permitir contar también la historia de la trasformación de nuestra ciudad, contar también digamos el papel fundamental que han tenido la cultura y el arte en esa historia de Medellín y contarles sobre la existencia del teatro y llevarlo a esa comunidad. Eso lo hace fundamental y es lo que queremos permitiéndonos gestión y formación de públicos al mismo tiempo nosotros continuamos un programa maravilloso denominado Martes al teatro y estamos seguros que democratizando el acceso a ese derecho cultural de asistir al teatro muchas familias de diferentes estratos socioeconómicos adoptarán paulatinamente cultura de pago
¿Qué te ha tocado aprender en estos meses en el teatro?
Yo soy un hombre que viene de una experiencia de casi 13 años en el sector público, gestión cultural la hago hace 15 años con el grupo Nepentes, pero ahora llego a una empresa privada, a una fundación y entender un poco la naturaleza, el espíritu y el comportamiento natural de una empresa privada, de una fundación como el teatro Pablo Tobón, me ha llenado de muchos aprendizajes, sobre todo en algunos temas que tengan que ver con la misma gestión a otros niveles, con los temas administrativos. Yo vengo también de manejar equipos de trabajo muy amplios, de manejar recursos públicos sin ningún tipo de dificultad y pues ahora nos toca gestionarlos, esta vez estoy al otro lado del escritorio, antes estaba al otro lado, muchas veces como ordenador de gasto, como responsable del manejo de los recursos públicos en el departamento y hoy estoy del otro lado y eso lo asumo con mucha humildad, con mucha alegría y con un tremendo sentido de responsabilidad.
¿Qué piensa la gente cuando le dicen Pablo Tobón Uribe?
Centro, amigos, disfrute, convivencia.
Si tuvieras que definir un eslogan para el teatro Pablo Tobón Uribe que marque tu gestión, ¿Cuál sería?
Un teatro que une a la ciudad y a la región desde el centro.
Juan Carlos, ¿Qué te dice la frase “A pensar de todo”?
Que vale la pena soñar y atreverse pese a las adversidades, a las malas energías que a veces nos encontramos los seremos humanos en la manera en que convivimos con otras personas y que siempre valdrá la pena intentarlo todos los días.
¿Qué invitación le dejas a los lectores de Al Poniente, respecto al teatro Pablo Tobón Uribe?
Que sigamos construyendo el centro y la ciudad, que sigamos con toda la pasión y con todo el ánimo de continuar un muy buen trabajo realizado, donde también, seguramente, vendrán otras posiciones y otros sellos, pero lo más importante, el mensaje es que es fundamental que cada uno de los ciudadanos de nuestra región y de nuestra ciudad entiendan que la práctica artística, que la agenda cultural también está muy determinada, no solamente por el liderazgo de las organizaciones, si no por la participación de todos los ciudadanos. Es esa agenda cultural de la ciudad y es muy importante que podamos seguir construyendo, digamos, parrillas importantes de continua programación, que permitan hacer una ciudad que conviva mejor y que se acerque de manera permanente a más y mejor agenda cultural.