Toda nación tiene su día patrio donde se celebra un acontecimiento o fecha que cambio el curso de su historia. Para Colombia, y en general para toda nación con menos de 250 años de existencia, se celebra el día de independencia; convenientemente ignorando, en nuestro caso, que no nos independizamos de nadie.
Y es que no es ningún secreto que el acta del 20 de Julio de 1810 no proclamaba la independencia de nuestra nación, solo la conformación de la Suprema Junta de Santa Fe como autoridad de gobierno del Virreinato de Nueva Granada. El acta no rechazaba la autoridad de Fernando VII, de hecho la consigna de muchos movimientos “independentistas” era “Viva el Rey, abajo el mal gobierno”.
El verdadero propósito de los independentistas criollos, aprovechando la situación de caos en la que se encontraba España bajo el dominio de Napoleón, era obtener una mayor autonomía política, comercial y fiscal así como representación parlamentaria. Inspirados en muchos casos por las conquistas liberales de las revoluciones americana y francesa.
La respuesta por parte del gobierno provisional español, representado por las cortes de Cádiz, vino con la constitución de 1812. La constitución de Cádiz, también conocida como La Pepa, por ser proclamada el 19 de Marzo día de San José, fue el intento liberal de volver a España una monarquía constitucional. En esta constitución la soberanía recaía sobre la Nación, no en el monarca, reconocía la separación de poderes, establecía el imperio de la ley, sufragio universal masculino indirecto, abolía los señoríos y reconocía como máximas las libertades de imprenta e industria.
La constitución también contó con la activa participación de constitucionalistas criollos asegurando así la representación parlamentaria de las Américas en el nuevo gobierno.
La nueva constitución distaba de ser perfecta, no le daba un número proporcional de parlamentarios a las colonias, no reconocía a las mujeres como ciudadanas, ni abolía la esclavitud; pero aun así era una de las Cartas Magnas más liberales que existían para la época y en definitiva iba acorde con el espíritu autonomista de los líderes criollos.
Desafortunadamente el experimento liberal no duró. Una vez expulsados los franceses y restituida la monarquía en España, el Rey Fernando VII al ver su poder sumamente disminuido por la Constitución decidió abolirla el 4 de mayo de 1814, llevando a España nuevamente a la Monarquía Absolutista.
La falta de visión de Fernando VII le costó caro a la corona, de ahí en adelante los movimientos autonomistas criollos se tornaron en independentistas, llevando a España a librar una fatídica e inútil guerra de reconquista. Es muy posible que en caso de que la constitución hubiera permanecido vigente muy pocos líderes criollos se hubieran aventurado a una guerra abierta con España, y habrían preferido acogerse al orden constitucional.
La transición de colonia a un Estado independiente para Colombia tampoco fue fácil, aunque es imposible medir el impacto de la constitución de Cádiz sobre la historia patria, en caso de haber prevalecido, es probable que la transición a una democracia hubiera sido menos larga y sangrienta, tal vez ahorrándonos 14 conflictos regionales, 9 guerras civiles y otras 9 constituciones.