Difícil seria ver una mirada profunda de un corazón, como serían los labios, tal vez de rojo profundo como nos imaginamos que es el.
Será que también se arruga con el pasar de los años, que se podrá ver en su cara un montón de rayas que no hacen más que contar historias, o si por el contario al pasar del tiempo se ve cada vez más terso, pues sería completamente intimidante que al caminar en la calle a ese que está sentado con la mirada perdida en el horizonte, le viéramos la cara del corazón, conociéramos ese lado tan profundo de los otros. Llegáramos a conocer realmente la desnudez del alma.
Aterroriza el solo hecho de pensar que existan corazones con síndrome de moebius, que seamos tan insensibles que nunca hayamos visto la cara de un corazón, cuando a gritos nos pide comida en la calle, y hasta monedas con excusa de hambre, pero que no va a ser utilizada para tal fin, pero
A menudo le esquivamos la mirada fija a los corazones de la calle, o es que en las llegadas de nuestro tan revolucionario transporte masivo, ahí en las escalas donde se llena de personas que todos llamamos indígenas pero que no sabemos de donde son, esos niños sin zapatos con su cara sucia y empegotada cuando nos miran no nos mira es el corazón? Y que hacemos esquivamos esa mirada y preferimos pasar de largo.
Hoy en la llegada me quise detener y tratar de mirar ese corazón, me di cuenta que ellos no solo me miraron el corazón, si no que me lo tocaron, es más creo que hasta se quedaron con él, esos niños sin zapatos de una cultura distinta, que hablan en un idioma totalmente desconocido para mis oídos, no estaban pidiendo plata ni tenían hambre, tal vez los papas hacen muy bien lo que les toca a ellos, solo querían un juego distinto, porque ya estaban cansados de todo el día jugar “ a que nos vean para que nos den” se sentía el ambiente a inocencia, a malicia de la niñez y ahí me di cuenta que los corazones si tienen cara y hasta olor huelen a encantador sucio, con dulce.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net/hphotos-ak-xfp1/t1.0-9/10489758_1452707611653766_1928709471960845853_n.jpg[/author_image] [author_info]Luisa Fernanda Ramirez 29 años, estudiante de administración de empresas UNIVERSIDAD SAN MARTÍN, tecnologa en gestión financiera TECNOLÓGICO DE ANTIOQUIA, técnica en gestión bancaria SENA trabajo en el sector financiero. Escritora inexperta pero escribo con el corazón. [/author_info] [/author]
Excelente columna, describe una sensibilidad infinita de la autora con el entorno social, la cual trasciende el simple sentimiento de lastima, y la traslada a percibir como propio ese momento en que se gesta la génesis de su relato.