¿Y de qué le han servido los bloqueos a La Guajira?

#LaOpinionDeColmenares.

El año pasado, los bloqueos de vías en La Guajira alcanzaron niveles sin precedentes, afectando la economía y la calidad de vida de la gente. Un informe publicado por la Cámara de Comercio de La Guajira concluyó que en 2024 se registraron 200 bloqueos en las carreteras nacionales del departamento, un alarmante incremento del 119,8 % en comparación con el año anterior. Sumados a 225 bloqueos en la línea férrea de El Cerrejón y 41 en las zonas urbanas.

El resultado es un trágico panorama: pérdidas económicas millonarias, desabastecimiento de bienes esenciales, afectaciones al turismo y una creciente incertidumbre que ahuyenta la inversión. Y, aun así, todavía hay falsos líderes inconformes porque la sede administrativa del proyecto de gas SIRIUS2 estará en Santa Marta. Los ojos no miran hacia adentro.

No se trata de subvalorar las razones que motivan las protestas. La Guajira sufre problemas estructurales históricos: pobreza, falta de agua potable, deficiencias en el suministro eléctrico, corrupción, mal servicio de transporte y alimentación escolar, entre muchos otros. Pero, ¿realmente bloquear las vías es la solución? Como si fuera una ironía, esta práctica ha terminado por golpear con mayor fuerza a quienes dice representar.

Empresarios del gremio turístico han reportado una disminución del 58,4 % debido a la incertidumbre sobre la movilidad, lo que ha generado la cancelación masiva de reservas y servicios. Los hoteles y restaurantes han visto reducidos sus ingresos, y algunos han tenido que cerrar temporalmente, dejando sin empleo a decenas de trabajadores.

Los bloqueos han impactado directamente a los pequeños comerciantes y transportadores, causando pérdidas superiores a los $21.445 millones. La interrupción de la línea férrea de El Cerrejón, por ejemplo, ha comprometido las exportaciones de carbón, que sigue siendo una de las principales generadoras de empleo e ingresos para el departamento, y la dificultad en la distribución de bienes ha incrementado los precios de productos básicos, golpeando aún más la frágil economía de las familias guajiras.

Además de los daños económicos, los bloqueos ponen en riesgo vidas humanas. Seis eventos de bloqueo simultáneo en 2024 incomunicaron a todo el departamento durante más de 48 horas, impidiendo el tránsito de ambulancias, pacientes con enfermedades graves y suministros médicos. Un paro puede esperar, pero una urgencia médica no puede esperar. También se han registrado incidentes de violencia en medio de los bloqueos, lo que incrementa la percepción de inseguridad y desalienta aún más la llegada de inversionistas y visitantes.

Es cierto que muchas protestas nacen del cansancio de una población que lleva décadas exigiendo soluciones sin obtener respuestas concretas. Pero el remedio no puede ser peor que la enfermedad. La protesta social es legítima y necesaria, pero se debe ejercer de manera estratégica para presionar a los verdaderos responsables sin sacrificar a la población. De seguir así, La Guajira corre el riesgo de quedar aislada, perdiendo competitividad y oportunidades de desarrollo.

Existen mecanismos legales y políticos que pueden ser utilizados para hacer valer los derechos sin afectar el desarrollo de la región. Desde la acción judicial hasta la movilización pacífica y la articulación con organismos de control, hay formas de lucha más inteligentes y efectivas que el bloqueo indiscriminado de vías.

Pero la responsabilidad también recae en las autoridades ante la falta de respuesta oportuna y la ineficiencia en la gestión pública. De tal manera que si el Estado no actúa con firmeza y compromiso, las comunidades seguirán recurriendo a estos métodos de presión.

Es necesario que hagan un replanteamiento a las estrategias de protesta y exigencia de derechos, entendiendo que cada bloqueo aísla aún más el progreso de La Guajira. Es momento de unirse para exigir soluciones, no dividirse con prácticas que solo profundizan la crisis. Y como si fuera una ironía, en la comunidad y en los dirigentes hay algunos interesados en alimentar el caos para sacar provecho personal.

Entiendan que bloquear a La Guajira es condenarla al rezago; permitir que los problemas se mantengan sin respuesta también lo es. Entonces hay que actuar con inteligencia y responsabilidad para construir un futuro basado en el diálogo y una gestión efectiva como herramientas clave para el cambio.

Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…” @LColmenaresR

Luis Alonso Colmenares Rodríguez

Me he desempeñado como Subcontador General de la Nación y Contador General de la Nación; Presidente del Consejo Técnico de la Contaduría Pública; Presidente de la Junta Central de Contadores y Asesor de Entidades territoriales en temas relacionados con la hacienda pública, control público, contabilidad pública.

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