“Hoy quiero recordar lo que significó el proceso de paz en su momento para territorio como estos, donde pasamos de ver las balas a escuchar los argumentos de todos. Es así que creo, necesitamos un gran proceso de paz entre colombianos, ese proceso que logre apertura del diálogo nacional. Hagamos honor a nuestro orgullo colombiano, a nuestra diversidad, a nuestra tierra, a nuestra Constitución, a cada uno de nosotros”.
Vuelvo a este espacio de opinión y desde acá, en Ituango, quiero alzar mi voz (aunque sea escribiendo) sobre lo que acontece en nuestro país.
Levantarse todos los días con la sensación que algo anda mal, que se siente una anormalidad, que la pandemia acecha; pero no solo es eso. Hace algunas semanas iniciaron marchas en diferentes partes del país y de ahí, videos, fotografías de situaciones de violencia donde nuestra población civil y nuestras fuerzas armadas se baten en una lucha abrupta. Me pregunto, ¿qué pasará por la mente de cada persona cuando decide utilizar la violencia para hacerse sentir? Eso me lleva a respuestas convertidas en preguntas: ¿eso pasa cuando no somos escuchados? ¿es nuestra incapacidad de saber escucharnos? ¿Quiénes lideran el país prefieren una población ciega, sorda y muda? Y más… alabamos la Constitución del 91 pero no tenemos la capacidad de comprenderla y aplicarla.
Si estás leyendo esto, te invito a hacerlo desde un punto neutral, pero comprendiendo que muchos amigos, amigas, familiares están en las calles (sea cual sea su rol en el marco del paro) y quizá, no están regresando a casa y si lo hacen, llegan con una mancha de sangre. Estoy seguro que esto no será para siempre, pero necesitamos dar un paso adelante con humildad y aceptar que todos nos equivocamos, no somos dueños de la verdad absoluta, somos diferentes y eso no puede llegar a convertirnos en enemigos.
Mi crítica viene con una propuesta urgente: hablemos, discutamos, conversemos; empiece Sr. Presidente por bajar las barreras de la fuerza y lo políticamente correcto, y platicamos como ciudadanos. Promovamos y abramos los espacios democráticos Gobernaciones, Asambleas, Alcaldías y Concejos. Entender que esta situación no tiene dueño político, realmente es una necesidad urgente que tiene Colombia de escucharse entre sí.
Hoy quiero recordar lo que significó el proceso de paz en su momento para territorios como estos, donde pasamos de ver las balas a escuchar los argumentos de todos. Es así que creo necesitamos un gran proceso de paz entre colombianos, ese proceso que logre apertura del diálogo nacional. Hagamos honor a nuestro orgullo colombiano, a nuestra diversidad, a nuestra tierra, a nuestra Constitución, a cada uno de nosotros.
De mí parte y desde estas montañas ituanguinas les digo: ¡ahora es el momento! Dialoguemos.
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