Tras los hechos registrados la semana pasada en la cárcel Distrital El Bosque de Barranquilla, donde los internos de los patios 3A y 3B se enfrentaron aparentemente por el control del microtráfico al interior del centro de reclusión, según indicios de la policía Metropolitana y la personería, el director de la penitenciaria presentó su renuncia debido a la presión mediática, posterior a los disturbios en mención.
En relación con lo ocurrido, y después de ser rechazada en cuatro ocasiones en el mismo número de municipios del Atlántico, volvió a salir a luz pública la polémica por la construcción de una megacárcel; en esta oportunidad se propone su ubicación en el municipio de Candelaria, lo que ha despertado voces a favor y en contra del mismo.
El tema ha tomado vigencia a raíz de que en el Atlántico los recintos penales presentan una sobrepoblación de más del 100%, lo que por ende genera complicaciones de convivencia que adicionalmente dificultan el control de los internos.
Por su parte, el alcalde Javier Rodríguez de la municipalidad propuesta para la realización del proyecto carcelario, le salió al paso al debate y expresó estar de acuerdo en llevar a cabo las obras, pues cree que sería una buena oportunidad para generar empleo a sus habitantes.
De igual modo, no será fácil concretar una decisión cuando hay una sociedad tan ambigua en temas como este, donde no permiten la construcción del penal, pero en cambio sí piden más cárceles para encerrar a los delincuentes que hacen de las suyas, aprovechándose del hacinamiento actual a nivel nacional; por lo que no hay lugar para los autores de los conocidos ‘delitos menores’, al igual que para los violadores y asesinos. Es ahí cuando se recurre a la casa por cárcel y todos salen a indignarse.
Queda entonces, sincerarnos y ponernos la ‘camiseta’ como ciudadanos que aportan y exigen en la misma proporción que dan ideas, para ayudar en la solución de los problemas del día a día. Por ello, este proyecto que lleva hace tiempo dando vueltas en la región, tiene dos puntos importantes que ofrecer: el primero la generación de empleo de mano de obra local que bastante está necesitando el país, pues las tasas de desempleo van en aumento.
Segundo, permitirá la creación de nuevos cupos para así brindar una mejor calidad de vida a estas personas, que si bien han cometido errores como todos nosotros (quien esté libre de pecado que tire la primera piedra) merecen tener un lugar digno donde cumplan su condena que al fin y al cabo debe servirles para rehabilitarse, muy contrario a lo que está pasando, porque las bandas criminales están trasladándose de las calles a la cárcel, volviéndolo ‘pueblo chiquito, infierno grande’.
Por último, tendrán que sentarse las partes opuestas a la construcción de la megacárcel, para que manifiesten formalmente sus observaciones que deberán ser tenidas en cuenta según sus proporciones. Pero, el Penal, se necesita sí o sí.