Repudio total nos debe producir la reciente adhesión de Viviane Morales a la contienda presidencial. Pues no tiene por qué estar allí la perseguidora a ultranza del uribismo integrando la campaña de Duque. Mucho menos por invitación expresa del candidato oficial. Ello es una afrenta para los perseguidos y exiliados del uribismo, que han sido víctimas de la politización de una justicia que obedece a los parámetros de la izquierda, desconociendo la justicia suprema.
Viviane en su malhadado paso por la fiscalía se dedicó a corretear innumerables funcionarios del gobierno Uribe, pero principalmente al exministro Andrés Felipe Arias, a quien acusó y solicitó enviaran a prisión por un caso en el que, quedó probado que no se robó un peso, ni incurrió en delito alguno. La presión que Viviane ejerció bajo cuerda fue vehemente. Y ello directamente influyó de manera notoria en la injusta condena a 17 años de prisión y al pago de 30 mil millones de pesos por fallo de la Corte Suprema colombiana. No es un secreto que la principal culpable de la injusta desgracia que padece Andrés Felipe Arias es la señora Viviane Morales. No obstante, esta situación parece olvidada en el uribismo ya que prefirieron invitar al diablo únicamente por cuestiones politiqueras. Y todo dizque para conquistar el voto cristiano. Una contradicción enorme: cómo si Viviane Morales tuviera el apoyo necesario de los cristianos. ¡Falso de toda falsedad!
El error fue monumental y el tiempo nos dará la razón, pues comprobarán que la invitación de Viviane a la campaña, solo la favorecerá a ella burocráticamente porque su integración no será de gratis. Sabrá ella qué cargo en la nómina del gobierno exigirá a cambio de nada, ya que su apoyo es intrascendente. Contrario sensu, el uribismo se verá descompuesto y dividido por dicha adherencia. Pues son y somos muchos los que despreciamos este acto, pero pocos los que tenemos el coraje para manifestarlo.
Bien sabemos que en la bancada y en la militancia muchos no están de acuerdo, pero prefieren tragarse semejante sapo para no afectar la campaña. Como si la misma ya no estuviese afectada por esta conducta. Y consideramos que no era necesario invitar a la perseguidora Viviane por cuanto la victoria de Duque se mostraba inminente, sin necesidad de recurrir a ella. Con o sin la ayuda de esa mujer era factible obtener el triunfo. Ahora, habrá quienes consideren la opción de no votar, simplemente porque no toleran la inclusión de quien maltrató a férreos uribistas que si han trabajado y servido a esta patria.
Lo inaceptable es que, una vez se supo del desayuno en el que se pactaría la alianza entre el candidato Duque y la oportunista Viviane, el perseguido Andrés Felipe Arias, envió una carta en la que solicitaba con argumentos de sobra declinaran dicha invitación. Allí manifestó detalladamente sus razones para evitar la adhesión, pero ignoraron la petición de un verdadero uribista que, está precisamente padeciendo una situación infernal por defender la obra de un gobierno perseguido judicialmente por la oportunista de Viviane.
Ahora bien, ¿Cuál es el interés de Viviane? La respuesta es sencilla: saciar de manera oportunista un deseo netamente burocrático. Ella uribista nunca será, ni defenderá los lineamientos del Centro Democrático. Estará únicamente allí hasta el día que le sirva, luego se largará dejando todo tirado. Así como lo hizo la unidad nacional con el impopular de Santos: la lealtad solo les duró hasta que se acabaron los potes de mermelada. Como siempre quedará fraccionada la colectividad porque comprenderán que no valió la pena darle preferencia a una perseguidora conveniente, sobre un perseguido consecuente, que, ante todo sigue firme defendiendo al gobierno Uribe.
Lo indignante es que por desgracia veremos a Arias ad-portas de ser extraditado a Colombia, pagando una injusta y miserable pena de prisión, mientras su infame perseguidora gozará de las mieles del poder por parte de un futuro gobierno, que por lealtad debió defenderlo y atenderlo, antes que a ella. En efecto, lo han abandonado a su suerte y han premiado a su perseguidora.
¿Qué locura es esta? ¿Qué pensará el presidente Uribe de ello? ¿Habrá avalado a su candidato para la adhesión de Viviane, ignorando la petición de su férreo defensor, Andrés Felipe Arias? ¿Qué esperan los demás miembros del CD para pronunciar su repudio? ¿Lo harán o les podrá el miedo de ser señalados?