Visita de Santos y Uribe a Europa las dos caras de una moneda

Brindis reina Isabel II durante cena en honor a Juan Manuel Santos Presidente de Colombia. AFP

opinionEl presidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, está de visita en el Reino Unido por invitación de la reina Isabel II. Nada que deba sorprendernos, debido a la cercanía de Santos con algunos líderes políticos británicos por su formación académica en London School of Economics.

Es irónico que mientras en Colombia Santos tenga los más bajos índices de popularidad, en el resto del mundo sea percibido como un estadista. Esto en parte se debe a la sombra que le hace el ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe, quien durante los últimos 6 años se ha encargado de recordarle que él fue el gran colombiano elegido por History Channel (sí, el canal de los aliens). Pero si hacemos memoria nos encontramos con que mientras Santos es recibido con bombos y platillos en Londres, Uribe era vapuleado en el viejo continente.

Pero ¿Por qué Uribe no es bien recibido en Europa?

Durante sus ocho años de gobierno Álvaro Uribe realizo pocos viajes a Europa no por un capricho suyo, sino porque allí no soportaban su desidia y su discurso virulento que incitaba a la guerra y la violencia. Esto quedó demostrado en su recordada visita al parlamento europeo en 2004, cuando varios eurodiputados lo abuchearon o se retiraron del recinto mientras él insistía en las «bondades» de la seguridad democrática.

Convirtiéndose en el primer presidente de América Latina en ser desairado en público por el ente político más poderoso de Europa, lo único que se le ocurrió decir a Uribe mientras el recinto del parlamento se quedaba vacío fue “construye más la controversia constructiva que el abandono de las curules.”

Protestas y desplantes.

Pero este no fue el único desplante que tuvo que soportar el ex presidente Uribe en Europa. En países como Francia y Alemania se realizaron protestas en su contra y hasta en Italia el primer ministro de aquel entonces, Silvio Berlusconi, no lo recibió ni para darle la bienvenida y a cambio tuvo que hablar con el segundo del gobierno italiano,  Gianfranco Fini. La visita a Europa dejó claro que Uribe no tenía influencia en la política europea y era visto como un pequeño dictador de derecha.

Aunque la visita a Europa fue un desastre, en Colombia trató de venderse a los medios de comunicación como exitosa. La canciller de la época, Carolina Barco, ocultó a la nación el rotundo fracaso político de esta visita y se concentró en resaltar los acuerdos comerciales realizados con algunos empresarios europeos.

La preocupación europea.

Durante la gira se implementaron acuerdos que favorecieron a las empresas europeas al mejorar sus garantías fiscales y jurídicas. Sin embargo el enfoque dado a la diplomacia colombiana en Europa fue errado, ya que este se concentró en la balanza comercial y no en el plano político. El senador Jimmy Chamorro fue acertado al decir para El Tiempo que, “el lenguaje empleado por Uribe no fue el mejor, pues hizo énfasis en los victimarios y no en las víctimas, que es el tema que más le interesa a Europa. Además, sostuvo el legislador, el Presidente calificó de Hitler colombiano a las Farc y pidió declarar terroristas al Eln, pero se quedó corto en los ataques a los grupos paramilitares.”

Para Europa la preocupación por la justicia en el proceso de paz con los paramilitares era latente, ya que la justicia transicional creada para este fin dejaba grandes vacíos y olvidaba por completo a las víctimas, ya que estas no tenían ningún mecanismo para exigir la verdad sobre las masacres y crímenes llevados a cabo por dicho grupo armado.

Al llegar a Colombia, Uribe se valió de su habitual discurso pueblerino para vender la idea de que la diplomacia de los grupos guerrilleros estuvo detrás de las protestas realizadas en su contra. Declaraciones nada extrañas en él, ya que durante sus 8 años de gobierno llegó a insinuarse que cualquier protesta, por más justificada que fuera, era impulsada por la guerrilla de las Farc.

La visita de la discordia.

Por eso no es de extrañar que algunos sectores del uribismo reciban con tanta rabia la invitación realizada por la reina Isabel II al presidente Santos, ya que durante el gobierno de el gran colombiano a este ni por asomo fue invitado a tomar el té, cosa que creo no le molesta, ya que él prefiere tomar tinto montado en un caballo o ser filmado solicitando reunión con el presidente y premio Nobel de paz Juan Manuel Santos.

Pero los uribistas deben estar tranquilos, ya que en 2005 su líder fue muy bien recibido en Estados Unidos por George W. Bush, el alcohólico ex presidente del país norte americano que libró dos guerras y dejo a Estados Unidos en una recesión económica de la cual todavía seguimos viendo sus consecuencias. Uribe fue el invitado de honor al rancho de la familia Bush en Crawford, Texas, cosa que le llenó de bastante orgullo, a pesar de que el anfitrión fuera uno de los peores presidentes de la historia contemporánea estadounidense.

Mauricio Gil Arboleda

Soy sociólogo de la Universidad de Antioquia con fuerte inclinación por las tecnologías en el desarrollo social, amante del análisis de la moda y la sexualidad, con gusto por la música, especialmente esa que es poco escuchada en occidente y con intereses en la geopolítica de Asia en América Latina.