Me parece que el articulista de El Colombiano, señor Juan José García Posada, periodista altas notas, atinó en sus observaciones respecto de la manía del alcalde de Medellín de hacer de cualquiera situación anormal, que tan corrientes se han vuelto, un caso de Sheriffato, como cuando abusa de los casos de atracos y otras situaciones de inseguridad para volverlos motivo de visaje y lucimiento mediático. (“Pero el alcalde no es un sheriff”, 1º de mayo).
Lo que está consiguiendo el burgomaestre con el constante abuso de las redes sociales y en general de los medios de comunicación, es darnos la razón a quienes señalamos que su desempeño se endereza a mantenerse en altas cotas en las encuestas y no a gobernar, ni a dirigir el equipo de gobierno (porque él no lo puede hacer todo a la vez), un equipo que hasta el presente no pasa la prueba ácida de las ejecutoria eficaces.
Hace años le preguntaron a cierto ciudadano, que cómo le había parecido el gabinete de cierto gobernador y dio como respuesta que le parecía mejor el gabinete de un cierto dentista llamado Niño Malo, que daba pedal todo el día para mover la fresa con que torturaba a la clientela. Eso es lo que yo creo que es el gabinete del ingeniero Federico Gutiérrez, en su mayoría, porque unos pocos buenos hay por la gracia de Dios que tanto ama a los hombres.
En este período no tenemos alcaldía propiamente, sino un Sheriffato a cargo del Sheriff Gutiérrez que monta bloque de búsqueda a cada oportunidad que se le pinta calva, no faltándole sino que salga en averiguación de gatos y tornillos perdidos, pareja exhibición por cuanto medio local o nacional de tales cuales formidables acciones que, en otras latitudes, no serían más que el cumplimento elemental del deber.
Y que conste que lo he oído de muchas personas ajenas a la política, que se revelan a tanta falta de recato en el obrar del mandatario. En lo personal le he profesado afecto al alcalde, pero ya me van cayendo gordos los excesos mediáticos y esa manera de actuar no tiene nada de innovadora porque son una repelencia continuada.
Loa alcaldes son jefes locales de Policía, pero las autoridades de policía propiamente dichas son los policías o patrulleros que ahora llaman, así su desempeño no guarde relación con su denominación y es a quienes corresponde perseguir atracadores, ladrones, sanguijuelas, malandros, delincuentes de toda pelambre como primeros respondientes.
Tiro al aire: El alcalde debe devolverle la majestad al cargo. Gobernar y dirigir, y dejarse de bobadas o terminará caricaturizado a la manera de un Sheriff del medio oeste, según la expresión bien traída por el articulista arriba mencionado